27. Alguien mas

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Cancelé el desayuno, mentí diciendo que tendría cosas que hacer en el teatro, unos detalles. En realidad estaba acurrucada en cama, abrazando la almohada, llorando mares

-soy una estúpida…- musité, entonces escucho mi puerta sonar, sabía que era Matt, pues apenas sucedió aquel hecho lo llamé, y como sea fue hasta mí.

Me abrazó por un instante, el departamento estaba oscuro, no pendí las luces y lo único que venía de la calle era un haz de luz del alumbrado público, pero no alumbraba demasiado como para que mi amigo pudiera verme con los ojos más rojos que un tomate.

-vamos… siéntete libre de hablar todo lo que quieras, si quieres golpearme lo soportaré- dice él acostándose a mi lado

-no entiendo como Mel puede decir esas cosas

-Zoe…- me abraza –sabes que Mel es egoísta, dirá lo que quiera sin medir palabras-

-no es justo…

-y dime, realmente, no me mientas, sigues sintiendo algo por Marc?

-yo…- lo pensé más de dos veces, recordé el vestido que estaba guardado –yo no sé… es solo que, era tan feliz, luego todo se desmorona, es decir…- trataba de explicarle a Matt quien sabía muy bien la historia, pues era verdad Marc años atrás me había propuesto matrimonio, teníamos un departamento amoblado, decorado como me gustaba, el vestido de ensueño, la felicidad de saber que aquel hombre sería mío y yo de él, que nada en el mundo podría quebrantar nuestro amor, que nada malo podría pasar, luego me enteré de que él y mi mejor amiga me estaban engañando, y en mis narices… entonces sientes como el corazón se rompe en miles de pedazos, como la tristeza te invade, la rabia se apodera de ti… un claro recuerdo viene a mi mente, una tarde de verano, Marc con sus maletas dirigiéndose a la puerta, diciendo “lo siento” pasando bajo el umbral cerrándola, el silencio se hizo notar, escuché las agujas de un reloj en la pared, miré a mi alrededor, la casa seguía siendo bella, los muebles seguían estando allí, el perfecto decorado seguía siendo perfecto, entonces ¿que había cambiado? Estaba sola, me miré en el reflejo del vidrio del ventanal, allí estaba Zoe, un metro setenta, cabellera oscura atrapada en una coleta, de tez de otoño, ropa de entre casa, llorando, sintiéndose una estúpida por creer que la felicidad sería eterna y por confiar aquel sentimiento tan preciado a un hombre que no supo apreciarlo.

-y Hiddleston?- me interrumpe Matt

-no creo que deba rendir cuentas, no somos nada…- dije y me acomodé para dormir plácidamente, pues eran las once de la noche y estaba cansada.

“¿realmente lo odio?” eran las ambivalencias de Zoe, quererlo y odiarlo, lo quería por lo que era, lo odiaba por lo que era, si bien ciertas actitudes me recordaban a Marc sabía que Hiddleston era distinto, pero aun así desconfiaba, el terror a ser engañada de nuevo era más grande que solo “querer”. Además lo dicho no se quitaba, le dejé saber que él no me agradaba, y eso lo quitaría del camino, podría ser libre sin tener que pensar en él cómo alguien más, como alguien que podría estar a mi lado, en esos años en Inglaterra me había hecho la idea de que uno vino solo a este mundo y se va solo, que no necesitamos complementos, porque estamos completos desde que nacemos.

Despierto por la luz que entra, mis ojos estaban por demás hinchados entonces fui a buscar algo de hielo, ese día debería pasarlo con mis padres, si bien no tendría a Hiddleston cerca para mentir, algo inventaría además tenía a Matt a mi lado y serviría como distracción a mis padres, porque el chico cuando quería podría hablar todo el día.


**

Primero de enero, comienzo de año, decidí plantearme metas para ese nuevo año, tal vez conseguir un mejor departamento con lo ahorrado, cambiar el look, conocer a más personas, podría mudarme a otra ciudad, pero no quería dejar a Matt y tampoco el trabajo en el que era buena.

Como Tú (Tom Hiddleston Fanfiction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora