Noticia desagradable.

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-¡Tío ven aquí ahora mismo! -Grite como posesa al ver como un hurón se me acercaba mostrando sus pequeños dientes. Sí, así empezaba mi día... Huyendo de un estúpido hurón que ni sabia como había entrado aquí ¿patético no es así? Un hombre de complexión delgada y con una gran barba dejando ver lo viejo que era entro hacia mi habitación y suspiro viendo la situación. Se acercó con su gran túnica de color azul y tomo al hurón entre sus brazos negando con su cabeza mientras se mantenía tranquilo. Este me sonrió en forma de buenos días y se marcho para que hiciera todo lo que necesitará. Suspire pesadamente y observe a la joven del espejo. Se veía reflejada una chica de cabellos rubios con mechas al rededor de las puntas hasta por la oreja de color negra, de tez pálida y complexión esbelta, era hermosa. Esta sonrió con prepotencia mientras se colocaba su cabello como es debido. "Soy hermosa desde luego" pensó para si y en cuando se dio cuenta se río de si misma. - Creo que necesitó clases de humildad.

Me levante algo cansada para comenzar ha preparar todo y bajar por fin a desayunar ya que me moría de hambre. Me di una ducha y me vestí con ropa muggle, esta consistía en un top negro donde se veían las letras grandes de color blanco: "Fuck you", unos jeans negros ajustados y mis vans negras. Me maquille con el delineador, sombra de ojos y rímel para dar un toque misterioso en mis ojos. Tras asegurarme de estar perfecta, cosa que no era muy difícil en mi baje por las escaleras hasta encontrarme con mi querido tío. Albus Dumblendore, mago temido por muchos debido a su fuerza y director del colegio Hogwarts de magia y hechicería. Yo, Charlotte Dumblendore, maga que va a entrar en tercer año la cual no estudia en dicho colegio. Sonreí con dulzura a este y me senté en la silla apartando mis huevos revueltos, una salchicha y mi zumo de calabaza que tanto le chiflaba a mi tío. Observe la carta con el sello de Hogwarts extrañada y deje mi desayuno sin empezar para abrir esta sin que se diera cuenta. Leí la carta en la que me decía que seria un placer tenerme este año, Bla, Bla y los útiles que necesitaba para empezar un nuevo curso en Hogwarts. Levante mi mirada observando a mi tío y levante una ceja molesta.

-Albus...-Dije su nombre para que este notara que iba en serio respecto a lo que tenía que decir sobre este asunto.

-Iras hoy al callejón Diagon, tu ya sabes que no puedo acompañarte pero confió en que hagas bien tus respectivas compras. -Dijo con la tranquilidad que tanto me molestaba. En esto me levante sonriendo ironicamente, no podía ir... No conocía a nadie y no quería conocer a nadie mas que a sus amigos del otro colegio Europeo.

-Esta bien, si quieres ir a Hogwarts sin nada y causar mala impresión. -Decía como si no entendiera a lo que me refería. Me marche de allí gritando improperios por la boca mientras tomaba mi cartera y la carta y las colocaba en mi bolsillo trasero de los jeans. Me encamine hacia la chimenea donde tome unos polvos que se encontraban en un tarro y los arroje a la chimenea.

-¡Al callejón Diagon! -Dije de mal humor mientras me metía en la chimenea y segundo después estaba en la chimenea de una taberna. Salí de esta suspirando, me encantaba la red flu, era un medio de transporte eficaz.

Mientras iba hacia un muro u comenzaba a tocar ciertos ladrillos el muro se abrió como por arte de magia y me dejo ver la entrada al callejón Diagon. Entre en este sin fijarme en nadie mas y observe el callejón. Un lugar amplio donde se encontraban distintos establecimientos llenos de magos. Suspire observando como muchos jóvenes al igual que yo comenzaban a comprar sus cosas para empezar el colegio. Observe mi lista algo molesta y me dirigí a comprar mi túnica y mi uniforme del colegio. Me dirigí hacia Madam Mankin, una tienda donde casi todos los alumnos de Hogwarts compraban sus túnicas. Cuando llegue allí se encontraba un joven rubio rechistando por lo mal que lo hacia la señora. Me subí a una elevación del suelo a esperar a que terminara de controlar al rubio que enseguida observo como entraban dos personas, una joven de cabellos castaños rizados y que parecía frágil. Al lado se encontraba un joven delgado de cabellos negros y unas gafas de culo de baso. Mientras la dependienta iba hacia dentro a revisar quien sabe que el rubio se acercó a estos sonriendo de forma prepotente.

Los reyes de Slytherin.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora