6.

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Draco.

Aunque trate me es difícil procesar lo que me está diciendo. ¿Por qué hasta ahora decírmelo hasta ahora? Sé que no la deje acercarse a mí, pero aun así... Maldición, ¡No sé qué hacer con todo esto!

Veo como Hermione se aleja, hasta perderse en la entrada de su facultad. Las personas empiezan a llegar a esta parte del estacionamiento y me veo en la tarea de retirarme de allí. Al regresar con Theo, mi cara lo dice todo y se abstiene de hacer cualquiera de sus comentarios, simplemente espera a que sea yo quien hable. Apoyo las manos sobre el capó de su auto y cierro los ojos conteniendo mi rabia.

Juro que si el imbécil de Weasley se atreve a aparecer de nuevo, lo voy a matar.

— ¡Carajo! — de pronto, mis manos se estrellan con fuerza contra el auto— ¡¿Por qué demonios no lo supe antes?! — grito, mientras giro el rostro viendo a mí amigo. Me alejo del auto y tomo mi cabeza con mis manos— ¡Ella me necesitaba!

Theo me ve sin saber qué decirme, por supuesto, él no sabe lo que Hermione me conto.

— ¡Hey, cálmate! — da solo unos cuantos pasos hacia donde estoy— ¿Que sucedió?, de pronto Granger te estaba golpeando y luego, se fueron tan repentina y bruscamente que no entiendo qué pasa.

Apretó mi mandíbula con tanta fuerza, que creo que me lastimo. Mis dientes rechinan unos con otros y de nuevo, cierro mis ojos con fuerza, pues empiezan a picar, las lágrimas empiezan a estorbarme. Paso bruscamente mis manos por mi rostro, tengo que controlarme.

Theo me toma del hombro y me gira— ¿Qué demonios paso, Draco? — su ceño esta fruncido. Me ve preocupado.

Le veo por unos segundos, dudando en decirle o no lo que Hermione me ha revelado, pero desecho rápidamente esa idea, no soy quien para contar aquello.

— Solo...— mi mirada se va directamente al edificio al que entro ella— Ella me conto algo en lo que pude evitar, pero por mi maldito egoísmo no evite y ahora, solo hace que me replante quien es el que debería estar jodido hasta el cuello— veo rápidamente a mi amigo— La quería ver hundida, rota y sin solución. Y ahora que está así, no me siento bien y mucho menos me hace feliz. Ahora que está así, la quiero salvar. ¿Qué tan malditamente egoísta tengo que ser para pensar así ahora?

Theo niega. No sabe lo que ella me dijo, pero muy en su interior, está feliz de que ahora quiera ayudarla. Desde que mi relación con Hermione se fracturo, Theo jamás estuvo de acuerdo con la forma en que la trataba y aunque nunca me dijo nada, sabía que comenzaba a molestarle estar conmigo, cuando andaba en un mal día y buscaba desquitarme con la castaña.

Aun molesto y en contra de mi voluntad, termina entrando a clases.

De pronto, me encuentro frente a un piano. Con mis manos sobre las teclas, los dedos casi entumidos, sin saber que tocar. Es como si hubiera olvidado tocarlo. La profesora ha tenido que llamarme la atención varias veces porque he olvidado la melodía, he desentonado o no he respondido lo que ha preguntado.

— Señor Malfoy, ¿está bien, necesita un descanso? —dice con sarcasmo — Porque si es así, puede salir de mi clase he ir a descansar con el decano.

No respondo. Tomo aire y me dispongo a tocar la melodía que ella me indica.

Pasada media hora, la profesora me saca de su clase, mis intentos por tocar apropiadamente fallaron. El piano ha sufrido una masacre a manos mías, no recuerdo haber tocado tan mal en mí vida.

Me levanto de mi lugar, tomo mi maleta, guardo las partituras y salgo del salón rumbo a la oficina de Dumbledore. Recorro rápidamente los pasillos y al llegar, saludo a Ginny y sin siquiera espera a que termine de avisarle al hombre que estoy fuera, entro.

Un Contrato En PañalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora