Hermione
Al llegar a casa, noto dos cosas:
La primera: Mamá está llorando en su habitación, lo sé, porque hasta la sala se escucha su llanto.
La segunda: Papá es la causa.
Dejo rápidamente mis cosas sobre uno de los sillones de la sala y me dirijo a la cocina para inspeccionar que no haya nada roto, al llegar me doy cuenta que casi todo está en su lugar, excepto por un hombre en mal estado apoyado sobre la nevera con una botella de lo que parece ser whisky en una de sus manos y una pequeña cantidad de cristales rotos con salpicaduras de algo rojo que lo rodean, doy dos pasos atrás alarmada, mientras observo al hombre en busca de alguna herida, pero no encuentro ninguna, lo que me dice que la persona lastimada es mi mamá o alguien ahí afuera tiene una cortadura bastante fea.
— ¿Qué hiciste esta vez? —mi voz suena más asustada de lo que quiero aparentar.
— Yo no hice nada...pregúntale a tu madre— el hombre arrastra las palabras mientras trata de tomar de la botella que tiene en mano, pero lo único que consigue es que se derrame por su boca.
Doy la conversación por terminada y camino tan rápido como puedo en dirección a las escaleras, las subo de dos en dos, doblo a la izquierda por el pasillo y cuando estoy a punto de entrar a la habitación de mi mamá me congelo, me aterra encontrarla con una herida que no se pueda tratar, pero su llanto me trae de nuevo a la realidad y entro sin pedir permiso a la habitación.
— ¿Mamá...? —llamo su atención — ¿Qué paso?—trato de buscar un hueco entre la cama y su rostro para buscar el lugar de impacto de lo que creo yo, fue un vaso de vidrio.
— Hermione, nena, por favor vete—habla entre sollozos —No quiero que me veas así.
— No me pidas eso porque sabes que no lo haré—camino en su dirección y trato de tomarla de los hombros para girarla y poder inspeccionarla — Mamá...—ruego — Déjame verte.
Ella se voltea y veo como unas pequeñas líneas color carmesí surcan su lado derecho del rostro, me horrorizo ante la vista que obtengo, inmediatamente la suelto, cierro la puerta con seguro y busco el botiquín que se supone mi mamá tiene guardado en su armario.
Las manos me tiemblan y no puedo sostener las camisas que esconde la cajita con la enorme cruz roja en el centro, cuando logro sacarla, le ordeno a mi madre que se siente en la cama para poder curarla, ella obedece, mientras trata de quitar el rastro de lágrimas secas que ha dejado su llanto, dejo la cajita sobre la mesa y la llevo al baño de su habitación para que pueda lavarse.
— No tienes por qué hacer esto, puedo curarme la herida sola, Hermione.
— Tengo que hacerlo porque sé que tu no lo harás mamá, además, alguien tiene que cuidarte— hablo con reproche.
Ella no dice nada más y continua con su labor, cuando termina lavo mis manos y salimos del cuarto de baño para acomodamos en su cama.
Saco un ungüento y unas cuantas vendas limpias, cuando pongo la crema verde sobre su cara, ella chilla por el ardor, pero no le tomo importancia, sigo con mi tarea, cuando he terminado, mamá se tensiona y me pide con su mirada que no pida explicaciones, pero sabe que no lo haré, así que opta por hablar ella primero.
— No fue culpa de tu padre...—la interrumpo. — Siempre es culpa de él— aseguro.
— ¡Hermione! —me regaña.
— ¿Qué? — le veo seria, aunque en mi está comenzando a crecer la rabia— ¿Ahora me vas a decir que mágicamente el vaso voló a tu cara y por eso llorabas desconsolada cuando llegue? — tengo que hacer uso de mi autocontrol, para no alzar de más mi voz y hablar civilizadamente con mi madre.
— ¡Tú no estabas cuando tu padre estrello la botella de cerveza contra mi rostro! — suelta como si aquello le estuviera quemando la garganta. La mujer frente a mi abre los ojos sorprendida cuando se da cuenta de lo que ha dicho.
Le veo sin saber que decir, pero con un objetivo claro en mente. Me levanto de la cama hecha una furia con la intensión de enfrentar a mi padre. No me importa que este borracho y no pueda armar ni media oración, me va a escuchar. Ya me canse de esta situación.
— ¿Qué vas a hacer? —mamá me toma del brazo con fuerza y me gira, deteniéndome a mitad del pasillo.
— ¿Tú que crees? — hablo entre dientes—, voy a ir a hablar con el borracho que tengo por padre—me zafo de su agarre y continuo mi camino.
Cuando voy a mitad de las escaleras veo como papá sale como puede de casa, trato de alcanzarlo, pero cuando salgo a la puerta veo a mi prima llegar de su trabajo.
Fleur aún conserva el vestido rosa pálido, el delantal blanco y las convers blancas de camarera que tenemos por uniforme en Las Tres Escobas, la cafetería donde trabajamos medio tiempo, su cabello está recogido en una coleta alta perfectamente hecha, sus manos están ocupadas con dos bolsas de comida, que caen al ver el estado del hombre que pasa por su lado, sin siquiera reconocerla.
Nuestros ojos se conectan por un segundo y me ordenan que entre, quiero replicar algo, pero su mirada me dice que mejor no lo haga y a regañadientes doy media vuelta, entro en la casa y dejo a medio cerrar la puerta, dudo por unos segundos en dejarla sola con ese hombre, pero me obligo a irme al escuchar los gritos que Fleur empieza a dar.
— ¡¿Qué demonios hiciste ahora?! ¡Te juro que si volviste a golpearla esta vez lo pagaras, estoy cansada de tus abusos, estoy cansada de trabajar de sol a sol solo para que tú vengas y gastes lo poco que Hermione y yo ganamos en la cafetería! ¡Tenemos que pagar dos malditas carreras, los medicamentos de mamá, los servicios y la comida...— me acerco a la puerta y por la pequeña apertura que quedo, veo como Fleur empuja a mi padre— ...Y tu simplemente dejaste de trabajar y decidiste que es mejor gastar el dinero en alcohol y cigarrillos!
Logro escuchar algo más, antes de alejarme de la puerta.
Atravieso la sala a paso veloz, llegando a la cocina. Ahora con más detenimiento detallo los cristales rotos en el suelo en busca de la botella de la que mamá hablo, pero no la encuentro. Me acurro y tomo los pedazos de vidrio roto en mis manos. Desde lejos parecían más pequeños, pero ahora me doy cuenta de que son de una botella más grande, lo que se estampo contra mi madre no fue una botella de cerveza, fue una de whisky. Ato cabos rápidamente y me doy cuenta de que es la misma de la que papá bebía cuando llegue a casa.
Los ojos se me llenan de lágrimas y quiero gritar, no puedo siquiera imaginar el dolor que mamá sintió cuando las cortadas empezaron a aparecer en su cara. Frustrada me levanto del suelo y comienzo a barrer los cristales.
Cuando termino, me acerco al lavabo para enjuagar mis manos, cansada las boto con fuerza sobre este sin fijarme en lo que hay allí hasta que mis manos comienzan a arder, en el fondo de este hay una botella medio rota de vino de color verde, al lado hay otra botella del mismo tamaño pero de color negro, alejo mis manos rápido, las inspecciono notando que solo me corte un poco, nada grave, lavó mis manos y me apuro en vaciar y sacar las botellas del fregadero. Quito el tapo y el agua que antes estaba casi al borde de este, empieza a desaparecer.
Me giro un momento para ver si Fleur ya está en casa y efectivamente, al girarme, la veo de espaldas cerrando la puerta. Se le ve tensa y quisiera hacer algo para ayudarla, pero conociéndola tan bien, sé que por más que insista no se desahogara conmigo, así que me enfoco en termina de arreglar la cocina, mientras ella guarda las cosas que compro en el supermercado y tratamos de fingir que aquí no ha pasado nada.
Vaya familia la que me toco...
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Un Contrato En Pañales
FanfictionSinopsis Ella llegara a sus vidas casi como un error. Bella es una niña de seis años que por asares del destino y una que otra maniobra de chantaje, será adoptada por Draco y Hermione. En un principio ninguno de los dos está preparado física ni ment...