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Sirius, jamás pensó que la vida le golpearía tan bajo, la vida le había puesto trabas desde que nació sólo por el hecho de nacer en la cuna de oro que llevaba por nombre el apellido Black, tampoco es que en su adolescencia tuviese las intenciones de suicidarse, o tirarse a darle besos apasionados a un dementor.

A pesar de su temperamento, era una persona fresca y despreocupada, era el toque merodeador lo que lograba hacerlo un repelente para malos momentos.

Pero no se atrevería a decirle a la montaña de mierda que tenía encima, "momento de crisis", porque prefería tragar el pelo grasoso de Severus Snape a estar en esa situación, corrigiendo, ¿qué no haría para cambiar la situación?. 

Fue hoy, en la jodida tarde, cuando se encontraba ejecutando su trabajo como Auror, junto a sus compañeros, en patrullaje cotidiano, no sabe sí fue por el clima, o por el hecho de haber puesto demasiada confianza en que su día iría bien, cuando sabía perfectamente que nada durante esos días iba bien.

Estaba arrepentido tanto que rompería sus propias entrañas,  estuvo a punto de romperse en llanto en ese mismo asqueroso panorama, pero no cuando entre sus brazos un pequeño lloraba a pulmón abierto y opacaba sus bellos orbes esmeralda debido a las gruesas lágrimas, Sirius no podía porque Harry había perdido todo en ese momento, y su único banco de apoyo sería el.

Un auror con semblante serio se dirigió a Black, el esperaba que fuesen buenas nuevas.

— Señor nos acaban de informar que Riddle marchó rumbo a la mansión Malfoy, interceptamos su magia.

— Siganlo, que no se escape por nada del mundo. 

Por mucho que la situación dictara que el culpable fuese Riddle, había algo dentro de Sirius que no terminaba de cuadrar el asunto, durante sus años de estudios Riddle llegó a ser extremadamente tranquilo, incluso podría atreverse a decir que fue el único Slytherin que podía pasar y le agradaba.

La serpiente tuvo un mil de oportunidades y pruebas para delatar las chorradas que los merodeadores y el hacían, incluso teniendo las pruebas en las manos, y el incluso les salvaba el culo de una reprimenda, así que no entendía, como el de todas las personas del mundo había ido a la casa de Lily y James Potter, para torturarlos al borde de la último que tenían de cordura.

No había rastro de Peter, cosa que también le extrañó, puesto que de haber muerto ya habrían encontrado su cuerpo, y ese no era el caso.

Para ese entonces también había recordado que la última vez que había visto a Tom Riddle fue hace dos años, en una tienda de pociones con una sonrisa y siendo la misma persona que emanaba esa tranquilidad que siempre le caracterizó, no cuadraba para nada, pero dado que fue la última persona en verle en la escena del crimen no se pudo más que tomarlo como principal sospechoso.

El sonido de una aparición le alertó al voltearse se encontró de lleno con Severus Snape que llevaba en su rostro la misma sentencia de muerte, con su cabello húmedo al igual que sus ropas, y la angustia temblando como el borde de sus labios.

— ¿Dónde está?

Sirius lo entendió, y fue entonces que su grisácea mirada se posó en el pelinegro.

— Arriba.

Y sin previo aviso salió corriendo, no sin antes darse la vuelta, Sirius le había llamado nuevamente.

— Lo siento mucho. — dijo el Griffyndor, Snape sólo asintió con la cabeza.

Sirius se sentó en el comedor de los Potter ese que James había pedido que le ayudase a colocar, abrazó a su ahijado, suave y cálidamente como sí su abrazo lo protegiera del mundo entero, y no hubiese manera de herirlo.

Después de un rato escuchó los pasos veloces de alguien bajando, suponía que era Snape y no se equivocó, su sorpresa fue cuando este le jaló del brazo y de inmediato lo llevo a la salida donde varios de sus compañeros aurores le miraban extrañados, jamás había visto al otro tan desesperado.

— ¡Ya basta! , ¿qué cajaros te pasa? — notó el rojizo matiz en la mirada del slytherin y como temblaba, decir que se miraba aterrado era poco.

— Mira Black, yo realmente jamás te pediría ayuda sí no fuera otra situación, por eso necesito que olvides todo el odio que me tienes y me ayudes.

Estuvo a punto de renegar pero el otro no le ofreció la oportunidad a sabiendas que la negativa estaba brillando en el ceño fruncido del otro.

— Es Cissy, sí no me ayudas perderé a mi familia, por favor ayudame.

Sirius estaba arrepintiéndose de su decisión antes de darle el sí a Snape, asintió con la cabeza algo aturdido, tampoco le daría la espalda a su prima.

— Ya, ¿qué pasó con ella?

— Está en peligro, tengo que sacarla de Malfoy Manor.

—  Ah carajo, sólo espera que hable con el viejo de Dumble-

— ¡No!, no puedes.. ah por nada del mundo dejes que Albus se acerque a Harry, te contaré todo sólo-  ¡no me mires así!, pero por favor vámonos de una jodida vez.

Ninguno dijo nada, Sirius porque no relacionaba ningún dato a una conclusión coherente y Severus porque estaba que moría de pánico, ambos se miraron fijamente, uno queriendo saber que se iba encontrar una vez llegaran a su destino que fuera tan grave como para dejar al tipo de persona que era Snape en ese estado.

Y el otro implorando a Merlín la seguridad de su familia.

Con eso en mente los tres desaparecieron. 

...

Gracias por leer, cualquier error ortográfico se perdona con un cruciatus. 

Gray Mint ; ( harco ) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora