NUESTRA ES LA FURIA | Pesada es la corona y, sin embargo, ella la usa como si fuera una pluma. Hay fuerza en su corazón, determinación en sus ojos y la voluntad de sobrevivir reside en su alma.
Ella, eres tú
Una guerrera, una campeona, una luchadora...
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— ¡Jon! —exclamó Sansa en un grito ahogado.
Snow tenía al hombre acorralado contra la pared tomando con fuerza su cuello. Petyr Baelish jalaba aire como podía al mismo tiempo que intentaba apartar el brazo de Jon.
— Toca a mi hermana, y te mataré yo mismo. —amenazó el pelinegro.
Muchos creyeron que Lady Catelyn intercedería por él, o que atacaría a Jon con palabras ofensivas. Pero contrario a lo que se esperaba, se quedó inmóvil y sin expresión alguna junto a su hija mayor. Arya y Brienne habían desenfundado sus espadas en cuanto vieron a ese hombre atravesar las puertas de Winterfell.
Robb y Lena acababan de llegar, así que no estaban seguros del por qué Jon continuaba estrangulándolo.
— ¿Qué demonios hace él aquí? —dijo Jaime, con mucho más que fastidio.
Dos seguros después, Robb se unió a su hermano apuntando a Little Finger con su espada. Su expresión era dura y su mirada reflejaba odio.
— Vendiste a mi hermana a los Bolton. —acusó el ojiazul. Su pecho subía y bajaba con rapidez debido a la ira que se iba acumulando en su pecho— Dame una buena razón para no matarte ahora mismo.
Allister al escuchar tal acusación, camino apresurado hasta colocarse por en frente de Lena como señal de protección. Así como Brienne lo hizo con Sansa.
— Lo hice para protegerla. —habló con dificultad. Su rostro se iba tornando morado, y si Jon no lo soltaba pronto, terminaría por matarlo.
Sansa pasó por el lado de Brienne, fuerte y decidida, como nunca antes la habían visto. Miró a sus hermanos queriendo decirles que lo soltarán.
— Sansa. —pronunció su nombre como si fuera su último aliento— Cuando supe que escapaste de Winterfell temí lo peor. No imaginas lo feliz que estoy de verte ilesa.
— ¿Ilesa? —repitió con ironía— ¿Qué haces aquí?
— Viaje al Norte para ofrecerles mi lealtad junto a los Caballeros Del Valle.
— ¿Tu lealtad? ¿Sabías lo de Ramsay? —inquirió la pelirroja— Si no lo sabías, eres un idiota. Si lo sabías, eres mi enemigo. ¿Quieres que te cuente mi noche de bodas? Nunca hirió mi rostro, lo necesitaba. El rostro de la hija de Ned Stark. Pero hizo lo que quiso con el resto de mi, mientras pudiera darle un heredero. ¿Qué crees que me hizo?
