NUESTRA ES LA FURIA | Pesada es la corona y, sin embargo, ella la usa como si fuera una pluma. Hay fuerza en su corazón, determinación en sus ojos y la voluntad de sobrevivir reside en su alma.
Ella, eres tú
Una guerrera, una campeona, una luchadora...
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A la mañana siguiente, los habitantes de Winterfell, desanimados, vieron marchar nuevamente a su reina. Podría tener poder en el norte aún, pero debía encargarse de unos asuntos en su nuevo hogar. Daenerys vio a Jon entrando al castillo con cierto remordimiento en su mirada, pues entre los dos amigos no hubo una reconciliación. Suspiro, sintiendo las miradas reprobatorias de los norteños. No importa cuando tiempo pasará ahí tratando de ganarse su confianza, nada daba resultado.
— Ya no sé qué debo hacer. —dijo, apenas audible para Jorah, quien no se apartaba de su lado.
— Si lo que busca es mi consejo...
— Es justo lo que necesito. —aceptó. Permitiéndole a Jorah dar su opinión.
— Comprendo sus diferencias con Lena Baratheon, pero a pesar de todas ellas, tienen algo en común. Un enemigo en común. Quizá unirse por la misma causa no sea tan malo como parece.
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Todos los vasallos de la Casa Baratheon atendieron la llamada de la hija del difunto ciervo. Gendry nunca se apartó de su lado, quería incluirlo en temas familiares tanto como pudiera, Shireen aún era muy pequeña para eso.
El consejo se componía de su guardia personal, conformada por Jaime, Allister y Bronn, éste último era más que nada por el gusto que tenía a los combates y por la buena paga, aún así la joven le agradaba lo suficiente como para unírsele; Lady Olenna, Oberyn y Quentyn, quienes llegaron hace unos días; Ser Royce como comandante de su ejército; Tyrion, como Mano de la Reina; y por los señores de las Tierras de la Tormenta.
— Si alguien tiene alguna opinión al respecto, me gustaría escucharla. —finalizó Lena, luego de que explicar la situación en la que se encontraban. Ninguno dijo nada— No están obligados a luchar a mi lado, no están obligados a seguirme a una guerra, ni siquiera están obligados a permanecer aquí escuchándome. Son libres de retirarse si así lo desean.
Los miembros oficiales del consejo se miraron entre sí expectantes, pero ninguno de los lores dijo algo en contra.
— La Casa Estermont está de su lado, mi señora. —declaró Lord Eldon. Después la gran mayoría de las nobles casas presentes lo siguieron y de igual manera juraron unirse a su causa.
Pero aún quedaban muy pocos que parecían un tanto escépticos. La Casa Baratheon formó grandes guerreros, de los que más se hablaba en los últimos años era de Robert y Stannis, y al último rey que siguieron fue a Renly. Seguir a una mujer, casi inexperta en guerras y que a la vez era una Lannister no les daba mucha confianza.
