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28. Gato abandonado

Hoseok paseaba como cada mañana a  su pequeño perro Mickey, alegre y animado por el comienzo del día. El viento frío pegaba levemente en su cara, agradeciéndole mentalmente a su gran abrigo por cubrirlo apropiadamente de todo el invierno que había en la ciudad.

El camino regular de todos los días siempre era a lo mismo, Hoseok no esperaba ningún cambio en el. Camino por las calles solitarias, pero se detuvo al oír una pequeña voz a sus espaldas.

—No, no hagas eso —Hoseok volteó, observando aquél chico de cabellos mentolados con un abrigo que parecía ser muy delgado, un par de maletas a su lado y lo que más llamó su atención, una pequeña caja de la cual sobresalían algunas curiosas cabecitas. —. Sé que tienen hambre pero la leche se me terminó.

Hoseok chilló de ternura internamente, esos pequeños gatitos recién nacidos eran hermosos. Siguió su camino aún enternecido por la bella imagen ignorando la tarde situación de aquel chico, hasta que volvió a oír su voz.

—Si tal vez mamá no me hubiera echado...

Hoseok parecía echarse a llorar, intentado seguir caminando junto con Mickey pero los sollozos del chico no se hicieron esperar, se sintió mal consigo mismo; así que se dirigió al chico.

—Oye, no te moverás de aquí ¿Cierto?

El chico pelimenta no volteó a mirarlo pero susurro un pequeño "No tengo a dónde ir", Hoseok tomó a Mickey entre sus brazos y acarició levemente los cabellos del chico.

—Descuida, vendré en unos minutos...

Hoseok corrió rumbo a su departamento, no estaba muy lejos de aquella calle. En su apartamento busco una pequeña mochila, metió un abrigo, atún y unas mantas, dejo a Mickey en su cama para que pudiera descansar en lo que el volvía. Tomó la mochila colgándola en sus hombros y salió corriendo hacia aquél lugar de nuevo, encontrando al chico en la misma posición de antes.

Hoseok se hincó frente suya, sacando el abrigo cubriéndolo con el mismo, tomó la cara roja del chico entre sus manos, mirando sus facciones congeladas, sus ojos rojos por llanto y sus mejillas levemente sonrojadas.

—Mi nombre es Hoseok, quiero ayudarte.

—No necesito tu ayuda —Hoseok tomó las manos del chico, levantándolo. Hoseok tomó las maletas del chico mientras dejaba la caja en las manos del mismo. —. ¿Qué haces?

—Iremos a mi casa, puedes quedarte ahí.

—P-pero...

—Si me dices tu nombre estaría agradecido —Hoseok rió mientras el más bajito se sonrojaba.

—Soy Yoongi, Min Yoongi —Hoseok miró con ternura aquel chico, sosteniendo la caja repleta de gatitos, el parecía la madre de aquellos gatos.

—Es un gusto, gatito.

Hoseok había recogido a un gran gato negro con todas sus bendiciones.