Prologo

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Narra Guillermo (Willy)

Este chico estaba otra vez frente a mí, dejando algo de comida para mi, gracias a él he sobrevivido estos últimos 5 días desde que llegue a esta esquina, aun recuerdo el primer día perfectamente

<><><><>Flashback<><><><>

Estaba exhausto de caminar, el perro que intentó morderme me dejo la pata lastimada. Coge hasta la pared de una esquina y me recosté en el suelo viendo como la gente pasaba sin prestarme atención, pero claro, ¿quien le daría importancia a un gato abandonado a su suerte?. Desanimado cerré mis ojos esperando mi inevitable muerte, pero sentí como una mano acariciaba suavemente mi lomo, asustado abrí los ojos y me puse en posición defensiva. Vi claramente su rostro, era un humano, pero aun así me pareció muy lindo. Él extendió su mano y en ella había algo que olía delicioso, me acerque tímidamente y olfatee lo que me ofrecía, olía demasiado bien y tenía un hambre insaciable. Me lo comí con cuidado de no herir la mano del chico que me daba de comer
-hola gatito-dijo comenzando a acariciar mi lomo relajándome considerablemente -yo soy Samuel- continuo -y soy nuevo por aquí, no conozco a nadie- dijo cuando yo ya había terminado de comer. Me acomode entre sus piernas ya que estaba sentado en el suelo junto a mi -tu me agradas gatito, pero no puedo llevarte a casa porque mi papá detesta a los animales, pero te prometo que te traeré comida siempre, siempre y cuando estés aquí claro- el fijo su mirada en mi y se dio cuenta de la herida que me había dejado ese estúpido perro -pequeño estás herido- dijo apenado para luego romper una parte de su camisa -te curare, confía en mi- dijo mientras enrollaba la tela delicadamente en mi patita, debo admitir que me dolió un poco, pero cuando terminó me sentía mejor -bueno gatito, yo ya debo irme, nos vemos pronto- dijo despidiéndose y levantándose, para alejarse de mí hasta que lo perdí de vista

<><><><> Fin de Flashback <><><><>

Y desde ese día no me separado de esta esquina. Él vino todos los días como prometió, se quedaba contándome cosas de su vida mientras me daba comida y curaba mi pata. Me decía que se mudó hace poco, pero las cosas no iban muy bien en casa. Me contó de algo llamado universidad y que no le agradaban mucho las personas de ese lugar. Me conto también que su mama es profesora particular y que pronto pondrán una habitación a alquilar. Todas esas cosas me contaba, yo lo escuchaba atentamente, me parecía muy interesante el ritmo del mundo humano y así sin darme cuenta me fui enamorando de el chico que me salvo, pero él era un humano y yo un triste gato callejero. Cuando se fue otra vez por esa calle hasta desaparecer de mi vista solté un largo suspiro y me acomode en el asfalto debajo de la sombra de un gran árbol que se encontraba cerca, para mi suerte era verano y el invierno se veía lejos, mire el trozo de tela que estaba cuidadosamente enrollado a mi pata delantera, lo olfatee un poco, olía a él, su perfume salía de la venda relajándome, sentía como si Samuel aun estuviera a mi lado, me recosté cerrando los ojos mientras olfateaba la tela. Escuche pasos acercarse a mí, me levante rápido y me puse en posición defensiva, frente a mi apareció una gata blanca con ojos de distinto color, el ojo derecho era de un verde amarillento y el izquierdo celeste
-¿quien eres?- maullé esperando su respuesta
-yo soy pandora, pero mi dueña me puso el absurdo nombre de pelusa, ¿y tú?, ¿cuál es tu nombre?- me pregunto ella mientras se acercaba cautelosa a mi
-yo soy Guillermo, mi madre me dio ese nombre y no pertenezco a ningún humano- respondí bajando un poco mi guardia
-¡oh!, que curioso, pocos animales son nombrados con nombre humano por su madre- maulló ella sentándose frente a mí y meneando su cola suavemente
-¿qué quieres de mi pandora?- pregunte al ver que ya no maullaba nada
-quiero hacerte un favor, he visto como miras a ese humano Guillermo, si el humano que te alimenta y cura tu pata- maulló ella pero la interrumpí
-y que con eso, no hay nada que pueda hacer, el es un humano y yo un triste gato callejero- maullé desanimado
-en eso entra el favor, veras mi dueña es....mmmmm... como explicarlo, es una hechicera, desciende de una familia de hechiceras y quiere probar un nuevo hechizo, este consiste en convertir a un animal en humano, pero el hechizado tendrá un tiempo determinado para cumplir con su mayor deseo como humano, si no lo cumple el animal volverá a ser lo que era y deberá esperar que pase el mismo periodo de tiempo que se le dio para cumplir su sueño para que el hechizo vuelva a hacer efecto en él- maulló pandora intentando explicarme
-¿es broma verdad?, ¡¿me estás diciendo que podré ser humano?!, ¡¿por cuánto tiempo?!- maullé entusiasmado con la idea. Antes mi madre me había contado historias de familias de hechiceros que por un precio te concedían los más descabellados deseos y que podían comunicarse con todo tipo de animales
-Calma- maulló pandora- no puedo contestar a todo eso, mucho menos si gritas, pero mi dueña si -maulló para calmarme -sígueme- ordenó pandora comenzando a caminar y yo la seguí sin pensarlo dos veces. En el camino ella me contó que su dueña venía de una familia de hechiceras pero estas no querían crear un alboroto así que lo mantenían en absoluto secreto hasta de sus propias parejas, llevaban una vida normal, así que pandora me exigió que lo mantuviera en absoluto secreto. Cuando llegamos a la casa ella se escabulló por unos arbustos entrando al patio trasero de esta. Subimos por una escalera de caracol que se encontraban afuera y daba a el balcón del segundo piso en donde estaba una joven humana leyendo un libro viejo y rodeada de un montón mas
-¡pelusa!- exclamó al vernos entrar, la chica se abalanzó sobre pandora abrazándola fuertemente y arrojó el viejo y pesado libro lejos sin importarle la antigüedad de este
-¡que mi nombre no es pelusa, es pandora!- maulló enfurecida esta
-lose, pero es que no puedo evitar llamarte así...- sus ojos se posaron en mi y luego en pandora -eh pillína trajiste a un amigo y por lo que veo es macho- dijo con un tono burlón la chica
-él quiere ser humano- maulló pandora sin rodeos, el rostro de la chica se torno serio
-¿es cierto eso?- preguntó la humana con un tono serio y mirándome, yo asentí -bien y dime ¿cuál es tu nombre?- pregunto la humana sin dejar de mirarme
-soy Guillermo- respondí
-oh, pocos gatos son nombrados con nombre humano, se ve que eres un caso especial- dijo la chica acercándose un poco a mi -bien, antes de empezar con el hechizo y la infusión que deberás beber, necesito saber tu propósito para ser humano, cuéntame tu historia Guillermo- dijo la chica cediendo la palabra
-verás...,seré breve, yo me enamore de un chico, se llama Samuel, el me salvo, me alimento y curó mi pata- dije mostrándole el trozo de tela
-¿es de él?- pregunto la chica curiosa
-si- maullé seguro -es un trozo de una camisa de él, ¿por qué lo preguntas?- maullé
-porque así podre ligarte a él con tu forma humana para que se encuentren- dijo la chica sonriéndome, yo estaba muy ilusionado -bueno pequeño, continúa contándome- le maullé todo lo que sabía respecto a Samuel
-y eso es todo lo que me ha contado- maullé finalizando
-ok, entonces empecemos- dijo la humana analizando aún todo lo que le maullé
-sígueme, Guillermo- dijo la chica dirigiéndose a la estantería que tenía enfrente y acercó una mano a un libro viejo lleno de polvo y sin tocarlo lo jalo hacia atrás, sin quitar el polvo de el libro. Mire atontado la mágica escena mientras veía como se separaban las estanterías dejando un cuarto a la vista. Las luces se encendieron en el momento en que entramos, la sala era espaciosa, mucho más de lo que se veía, en el centro había un caldero con brasas encendidas debajo, a la izquierda una mesa de laboratorio llena de botellas y probetas, atrás había un estante con diversas plantas, hierbas y otros ingredientes que no pude identificar, a la derecha había una mesa de madera y una estantería de libros. El lugar no tenía ventanas pero sí tenía un tragaluz grande, el cual se abría dejando entrar el aire fresco
-espera aquí- dijo pandora apuntando un puff que estaba en un rincón que al entrar no vi. La chica se acercó a la mesa y comenzó a combinar líquidos de las botellas en una copa de bronce con pequeñas piedras de colores incrustadas. Luego sacó un poco de lo que fuera que estaba hirviendo en el caldero y echó una gota a la copa provocando que el líquido comenzara a burbujear
- Guillermo, dame el trozo de tela por favor - dijo la humana, la obedecí y ella lo echó a la copa y el trozo de tela se disolvió. Se acercó a mí y recito algo que no comprendí luego de eso me dijo que bebiera el líquido de la copa mientras la dejaba en el suelo. Yo me acerqué y vi que el líquido era verde y morado, los dos colores se combinaban infinitamente, parecía que bailaban. Comencé a beber el liquido hasta no dejar nada, me sentí algo mareado, los ojos me pesaban, intente hablar pero no pude, de repente caí dormido.

Guille-neko (wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora