Capitulo18 - Te recuerdo

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Narra Samuel

Estaba ansioso, el corazón me iba a mil por hora mientras caminaba hacia el trabajo de Guille, las calles se me hacían infinitamente conocidas por lo cual solo me guie por mi memora sabía que había una pastelería cerca y sabía que en ella encontraría a Guillermo. Mi memoria me guio y llegue casi a ciegas a una humilde pastelería de barrio. Mire a través de la puerta de cristal y vi a Guille en el mostrador con la mirada perdida en una de las paredes. Una sonrisa se dibujó en mi rostro, lo había encontrado por mero instinto. Entre en la tienda y una campanilla en la puerta anuncio de mi llegada. Guillermo fijo su mirada en mí y sonrío al verme

-llegue a tiempo- dije al ver que no reaccionaba, Guillermo asintió con la cabeza

-¿Cómo supiste que trabajaba aquí?-pregunto Guillermo curioso

-dijiste que trabajabas en una pastelería y esta era la única que conocía que abrió hace poco- dije con algo de duda, pues realmente llegue por mero instinto

-espera, iré a avisar que ya me voy- dijo Guillermo mientras se quitaba el delantal. Yo asentí con una sonrisa, para luego ver como se iba por una puerta que se encontraba detrás del mostrador. Le espere expectante mientras miraba curioso los detalles de la tienda, me di cuenta que en la pared colgaba un hermoso reloj de madera y en el habían tallado a dos aves que parecían sacadas de un cuento de fantasía una con una larga cola de plumas que parecían ondear con el viento y la otra con garras en sus alas. Escuche que la puerta detrás del mostrador se abría y vi a Guillermo salir de ella. Le sonreí emocionado

-vamos- dijo devolviéndome la sonrisa.

Salimos de la pastelería rumbo a la feria. Recordaba haber escuchado de ella pero no recuerdo haber ido, aunque podía imaginarme como seria y pensar en que estaré en un lugar así con él hacía que mi corazón diera pequeños brincos de emoción, me sentía como un niño pequeño. El camino se hizo corto junto a Guillermo, por un momento había olvidado todo lo que me acongojaba entre risas y miradas que hacían que me derritiera de ternura. Al llegar afuera me sorprendió que fuera tal como me lo imagine. Guillermo se adelantó un par de pasos y me extendió su mano invitándome a entrar. Tome su mano casi sin dudarlo y con un suave tirón me impulso a seguir caminando. Mi cuerpo estaba algo rígido, me sentía extraño como si tuviera un déjà vu o estuviera dentro de un sueño. Guillermo pago las entradas y frente a nosotros estaba la montaña rusa. Guille emocionado me dijo que nos subiéramos.

El atardecer enrojecía el cielo y pronto oscurecería dejando ver las vistosas luces de la feria. Me deje llevar por el entusiasmo de Guillermo y subimos a la montaña rusa. Fue divertido y aquella conocida experiencia me hizo reaccionar como un niño comenzando a explorar toda la feria y subiéndonos a todos los juegos posibles. Guillermo parecía feliz y yo aún mantenía ligeramente esa sensación de déjà vu, pero decidí no prestarle importancia. El tiempo con Guillermo en aquella feria paso volando y para cuando me di cuenta ya era hora de irnos.

-Guille, que ya es muy tarde, debemos irnos, si no a mi madre le dará aun ataque, sabes lo exagerada que es- dije riendo un poco con lo último

-¿de verdad hay que irse ya?- pregunto Guillermo haciendo un puchero. ¡Ay mi dios que tierno es!

-sí, debemos irnos ya- insistí haciéndome el duro ante su puchero, pero la verdad es que me derretía por dentro

-bien, vámonos- dijo Guille cabizbajo

-pero no te pongas triste- dije mientras le regalaba una cálida sonrisa –mañana podemos ir a otra parte- dije, Guillermo levantó la cabeza y me miro con ojos iluminados

-¿lo dices enserio?- pregunto ilusionado

-claro, si fuera por mi saldría contigo todos los días- conteste sonriendo. Guillermo me abrazo fuertemente tal vez emocionado por mis palabras pero me sentía tan extraño, solo como él me podía hacer sentir, tan cálidamente confundido y asustado.

Guille-neko (wigetta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora