Capítulo 2: Selección de casas.

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Capítulo 2: Selección de casas.

Slytherin es una casa con mala reputación en Hogwarts, odiada por la mayoría de estudiantes quizás porque casi todos sus integrantes pertenecen a familias de sangre pura o portadores con excepción de unos cuantos mestizos.

Si eres un mestizo y eres seleccionado en Slytherin de seguro serás un mago de largo alcance con actitudes que te hacen sobresalir del promedio.

Estar en Slytherin significa estar destinado a la grandeza.

Los muros de Hogwarts protegían a sus alumnos de la ideología purista que defendía la importancia de la casta y en esos muros era donde el rencor escondido podía salir libremente.

En el mundo real los privilegiados gozaban de beneficios y si bien las otras clases podían obtener trabajo y un sueldo para vivir cómodamente, los portadores y sangre pura eran los que dirigían en su mayoría el ministerio, los poseedores de inmensas fortunas.

Esa "igualdad" permitía los hijos de muggles estudiar, obtener trabajo y un sueldo justo con los derechos de cualquier otro mago.

Un ejemplo también era que unos pocos afortunados podían acceder a puestos en el ministerio.

Pero si estabas al lado de uno de ellos ni siquiera te miraban, no eras más que un mueble, te hacían ver sin palabras la enorme brecha que había entre ellos.

Vítores y aplausos resonaban en el gran comedor por la adición de un nuevo integrante a la casa de Godric Gryffindor.

Harry vio a Ronald Weasley acercarse sonriente y orgulloso a las mesas de Gryffindor o la mesa de los ruidosos como él pensaba.

Su abuela le había dicho que esa casa había arruinado a su padre y a su familia.

Cerró su mano formando un puño con tanta fuerza que clavó sus uñas en la palma de su mano.

Su mano se relajó completamente y la rabia en su interior desapareció.

Era tan extraño.

En el instante en que vio a Draco Malfoy avanzar hacia el sombrero seleccionador la tranquilidad se apoderó de él.

No lo había visto en el tren, ni a él ni a ninguna otra persona.

Entró en el compartimiento vacío, cerró las cortinas de la entrada y vio por la ventana el paisaje que mostraba el tren en continuo movimiento para luego abrir su bolso cruzado y retirar sus libros.

Se apoderó del compartimiento como si se tratase de su propia habitación para repasar los temas que ya había estudiado en casa.

Draco se sentó en la silla que venían ocupando todos los de primer año por unos cortos minutos y miró hacia delante con seriedad sin perder nunca ese aire etéreo que le envolvía.

La mujer levantó el sombrero negro desgastado para colocarlo sobre su cabeza y por unos instantes vio el miedo rompiendo su máscara casi perfecta.

Sonrió.

Harry no le seguiría si iba a Gryffindor o Hufflepuff, él no lo haría y si Draco iba a alguna de esas casas no merecía ese raro despertar en él.

"Aléjate de las amistades que no te convienen"

— ¡Slytherin! —exclamó el sombrero.

El chico rubio sonrió para levantarse y dirigirse a la mesa de Slytherin donde le recibían con aplausos.

Harry no le perdió de vista hasta que tomó asiento en medio de dos grandulones teniendo una sonrisa de suficiencia en su rostro.

Draco se sintió extraño, sabía que algo pasaba, dejó a su cuerpo indicarle dejando de ejercer el control por unos instantes, movió su cabeza unos centímetros a la derecha.

La fila era corta, pero nadie le miraba.

Estaba acostumbrado a ser observado, pero esa mirada había sido demasiado intensa, persistente.

Supuso que quizás era alguien de primero también, pero le restó importancia.

Si algo malo sucedía empezaría a preocuparse, pero si se trataba de una admiradora no importaba.

Había un montón de ellas que soñaban con ser su esposa.

Avanzó hasta llegar a la incómoda silla y tomar asiento, la mujer le miró por unos instantes, quizás recordando a James Potter y lo desafortunado que había sido cuando Lily murió.

Y ella al depositar el sombrero sobre Harry pensó al igual que todos los que lo conocían en esa sala.

— ¡Slytherin!

Se puso de pie al mismo tiempo que el sombrero era retirado de su cabeza y sonrió escuchando luego los aplausos de la mesa de Slytherin por la llegada de un nuevo integrante.

Fue una gran sorpresa para quienes conocieron a su padre no oír Gryffindor.

Su hijo era casi idéntico a él.

Ronald Weasley miró al hijo del conocido de su padre acercándose a la mesa de las serpientes, sólo pensó que Harry estaría metido en un buen lío con el señor Potter cuando se enterase.

Draco observó al último niño que pertenecía a su casa llegar a la mesa por unos instantes para luego escuchar al director.

Hoy tenía una carta que mandar.

El príncipe mestizoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora