Capítulo 14: Albus Dumbledore.
Albus Dumbledore era un mago famoso y uno de los más poderosos con vida.
Había vivido tantos años como los antiguos profetas en la biblia muggle mencionaban y esos años le habían permitido ver muchas cosas y ganar experiencia.
Para alguien como él era un placer ver crecer a las nuevas generaciones, rostros llenos de emoción e inocencia, cuerpos pequeños que apenas eran capaces de contener tanta energía.
Los años le habían hecho sentir cansado y a pesar de que sonreír se volvió difícil, nada le daba tanta paz y alegría como observar a los de primer año en la selección.
Solía ser siempre lo mismo, pero de vez en cuando sucedía algo inesperado, un factor que lograba captar su interés, un nombre que se quedaba grabado en su memoria.
Muchos no entendían por qué había decidido ser director en vez de ocupar un cargo más suntuoso como el de ministro, que fácilmente obtendría.
Pero ellos no entendían.
Él disfrutaba el sonido de las voces y riñas infantiles, cosas simples y vanas para su experimentada mente.
Aunque lo que más disfrutaba era ver el inicio de las futuras promesas, ser el primero en percatarse de esa diferencia, ese algo que los hacía resaltar del montón.
En sus largos años de docencia sólo había sido capaz de conocer a 2 estudiantes que cumplieran esos requisitos y era una ironía que él no resultase de su agrado.
Uno de ellos trabajaba en el ministerio y se comentaba que postularía para ocupar el cargo de ministro, el otro aún estaba bajo su ala.
Si bien su relación con Tom había sido tensa con hostilidad disfrazada de respeto, creyó que con Harry sería diferente.
No es como si se lo hubiese esperado, hijo de James Potter, un sangre pura algo engreído que le gustaba causar problemas y sobresalía jugando quidditch y Lily Evans, una hija de muggles, estudiosa y amable que pertenecía al grupo de Slughorn.
Sus padres resaltaban en algunas de las áreas como el promedio de los estudiantes, pero no esperó nada especial.
Pensó que Harry sería un niño promedio.
Sus padres fueron muy queridos por la profesores, eran el epítome de una historia de amor.
Ambos se graduaron y se dejó de saber de ellos hasta que Minerva comentó sobre la muerte de Lily Potter dando a luz.
Fue una tristeza momentánea, la vida siendo arrancada de una mujer tan joven y la tristeza que caería sobre la que pudo ser una perfecta familia.
Nunca imaginó a Harry y sólo pensó que aquello cambiaría al niño, pero ese fue el último de sus pensamientos hacia ellos.
Los años pasaron y Minerva trajo las cartas de invitación para los niños que asistirían a Hogwarts, entre ellas la de Harry Potter, ante la cual ella no pudo evitar comentar la desafortunada tragedia que tuvo que padecer esa joven familia.
Ella era una mujer sensible bajo su fachada de dureza, él vio en su rostro como se preocupaba por el ahora niño que divisó por última vez en el entierro.
—Al parecer Minerva tendrás al hijo de Lily y James Potter bajo tu cuidado—le comentó.
—A él y a muchos otros niños, Albus.
Él sonrió.
Minerva era una mujer justa, ella no quería mostrar ninguna preferencia por Potter ni mucho menos hacerle sentir su compasión al niño.
Pasaron los días con completa normalidad, los preparativos empezaron a realizarse para dar la bienvenida a los estudiantes que no tardarían en llegar.
Él no dedicó otro pensamiento al niño.
El día llegó.
Los estudiantes regresaban a bordo del tren haciendo una parada para subir a los carruajes que los conducirían a la escuela y los de primer año seguirían para llegar al final de su ruta en las barcas.
Todo se mantuvo normal, sin ningún contratiempo, los estudiantes y el personal de la escuela estaban sentados en sus respectivos lugares esperando el ingreso de los de primer año.
Los niños pequeños ingresaron al comedor en una fila, seguramente con las instrucciones de Minerva en su mente.
Miró con una sonrisa tenue en los labios las expresiones curiosas de los niños, temor, nervios, emoción o todas mezcladas y como siempre cuando no habían problemas en su mente recordó sus primeros años en Hogwarts.
La vida y todo era más simple, ese niño jamás pensó que tantas cosas podrían ocurrir en un solo año y que todo lo que conoció se desmoronaría de pronto.
Uno a uno fue avanzando hacia el sombrero seleccionador, algunos nombres le resultaban familiares como Longbottom entre otros.
La falsa seguridad que proyectaban unos pocos, Malfoy.
Recordaba a su padre y a su madre.
Uno de los pocos portadores.
— ¡Harry Potter!
La voz estridente de Minerva lo sacó de sus pensamientos, sentado en el taburete se encontraba una copia casi exacta de James Potter de no ser por sus ojos.
Se percató de la nostalgia que recorrió a algunos de los maestros, como si los años no hubiesen pasado y ese fuera James, no su hijo.
Pero en él no veía a James ni a la tierna Lily, no veía a un niño tímido, deseoso de aceptación por la falta de su madre.
Él no se veía asustado.
— ¡Slytherin!—exclamó el sombrero.
El niño se bajó del taburete siendo recibido con aplausos que provenían de los miembros de su casa y solo él pudo percatarse del asombro de algunos maestros.
Al verlo alejarse y tomar asiento en su mesa recordó a Tom formando parte de la misma casa y por unos segundos la línea se desdibujó y creyó ver a Tom Riddle sentado en la mesa junto a los de primer año.
Quizás los años empezaban a llegarle a este pobre anciano.
Era hora del discurso de bienvenida.
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El príncipe mestizo
FanficUn mundo donde lo más importante es la pureza de sangre y si bien los nacidos de muggles son aceptados es con reticencia. Las familias de portadores son poderosas con una cuantiosa fortuna, influyentes y respetadas. La sociedad de portadores es rece...