Eres Mía [EDITANDO]

Capítulo 6

—editado

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No le tomo mucha importancia lo que me dijo mi mamá y mejor salgo de ahí para ir en busca de algo de comer, por que me urgía comer algo de YA.

Tomo mis llaves, miro por última vez mi dinero y con eso es suficiente para tener una gran comida, la meto en mi bolsa trasera y salgo de ahí, para ir en busca de comida.

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Tenía mucho que no caminaba por la Ciudad, siempre me concentré en mis estudios aunque a veces era un poco irresponsable, casi siempre fui la mejor de la clase y no salía al exterior ni a fiestas, mucho menos a conocer gente... y luego me quejo por que no tengo amigos.

Ruedo los ojos.

Me topo con un restaurante de Sushi, quería comer sushi. El sushi era mi comida favorita, entro al restaurante y una chica de unos 20 años me da la Bienvenida.

—Hola, buenas tardes. Bienvenida a Sushi Cay, el mejor sushi de la Ciudad, puedes escoger tú mesa por favor y con gusto te atenderemos—me sonríe después de decir ese texto tan largo.

Wow, ¿cómo se pudo aprender eso?

—Gracias—miro todas las mesas y la mayoría están ocupadas, solo estaban libres dos que están al fondo y una que está al principio de cuando entras, escogeré esa—. Esa, esta bien—apunto a la mesa que dije antes.

—Genial acompáñame—la sigo y hace que me siente después de eso me entrega el menú, y se va no sin antes decirme que viene en 10 minutos para tomar mi orden.

Miro el menú... y todo estaba cara, joder.

No creo ni poder pagar una agua aquí ¿que hago? ¿que hago? ¿que hago?

Tengo dos soluciones, salir o corriendo o fingir diarrea, cualesquiera es buena.

Mierda.

Miro que la mesera ya se acercar a mi mesa, ¿enserio ya había pasado 10 minutos? Maldición.

—Hola, ¿puedo tomar tu orden?—rio nerviosa.

Mierda.

—Mmm—me hago la que esta pensando—. Estoy viendo aún, ¿me das 5 minutos más?—sonrío.

—Claro—me mira mal. Hasta yo me miraría mal.

Bueno... Jenna, tranquilízate solo toma lo más que se ajuste a tu presupuesto y ya.

Miro por última vez el menú y... solo para un pastel de limón me alcanza.

Okay eso tomaré.

La mesera viene hacia mi de nuevo y me pregunta, si ahora si puede tomar mi orden.

—¡Si! Quiero un pastel de limón—sonrío. Me mira mal.

—¿Por qué vienes a un restaurante de Sushi, si vas a pedir un pastel de limón?—pregunta obvia.

¿Qué le digo?