Capítulo 37

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Las personas no cambian.

—Eva, ya iré a mi cita con el ginecólogo, puedes cuidar a Nil?

—Claro que si, vete tranquila

Sonrío.—Gracias Eva. Adiós Nil, vuelvo pronto—beso su mejilla.

Me despido de él por última vez y subo al auto del chofer que había contratado Alex para mi, ya que el no quería que anduviera sola por la calle, y menos si voy acompañada de Nil.

El auto se pone en marcha, me asomo por detrás de la ventana, viendo como me alejo cada vez más de Nil.

Siento que ya lo extraño y aún no estoy fuera de casa ni cinco minutos, decido ponerme mis audífonos y poner un poco de música mientras que llegamos, en realidad estaba muy nerviosa.

—Señorita hemos llegado.—habla el chofer, volteo por la ventana y si, habíamos llegado, los nervios estaba al mil por todo mi cuerpo.

Me bajo del auto y le digo al chofer que me espere aquí, porque no sabría cuando saldría el solo me dice que si, tomo mi camino hacia la entrada del hospital, voy hacia recepción, donde me encuentro con una chica muy bonita en realidad.

—Buenos días.—le doy una de mis mejores sonrisas, es que estaba muy nerviosa.

—Buenos días.—dice, mostrándome unos lindos hoyuelos en sus mejillas.—En que la puedo ayudar.

—Oh si, tengo cita con el Doctor Bustamante.

—Su nombre por favor.

—Jenna Wesley.

—¿Segura señorita? No tengo a ninguna Jenna Wesley, solo a Jenna D'Angelo.

—¿D'Angelo?

—Si, puede que a la mejor haya registrado su cita con otro apellido, tiene dos apellidos? ¿apellido de casada?

—Ese apellido es de mi novio, pero no es mi espos...

—¡Claro que lo es! Yo soy el esposo, Alexander D'Angelo, lo siento por mi esposa aveces se le olvidan las cosas, ya podemos pasar?.—habla Alexander, con una de sus sonrisas encantadoras que cualquier chica mataría por tenerlo.

¡Que mierda hacía Alexander aquí! Maldición.

—JA JA, si me falla la memoria aveces.—digo con ironía.

—Oh mierd... ¡digo! Pasen, el doctor Stevan los está esperando. Adiós, señor D'Angelo.—dice la recepcionista que ahora me cae mal.

Entramos al consultorio del Doctor que aún no se encontraba después de tardarnos tanto, entonces aprovecho para preguntarle a Alexander.

—¿Que haces aquí?.—pongo mi mano en su pierna.

—¡Oye! Estamos en un lugar family friendly, pero podemos ir al baño.—dice con ironía.

—No idiota, solo puse mi mano por qué... ni yo sé por que la puse. No me cambies de tema y dime qué haces aquí.

—Quería acompañarte, regrese antes y Eva me dijo dónde estabas.

Eres Mía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora