Capítulo 25

6.6K 251 22
                                    

No sabes lo que tienes hasta que se ha ido, cariño.

—¿Estás enamorado?.—se refería a Jenna.

—Si. —juego con mis manos, mientras que yo estoy recostado en sus piernas.

—Y la ¿extrañas?.—Demasiado.—contestó.

—Cuéntame de ella, ya que no la pude conocer muy bien.

—Es hermosa. Amo cuando se enoja. Amo cuando le digo algo lindo o vergonzoso y sus cachetes toman un color rojizo. Amo cuando se encela y más cuando tú te acercabas.—río.—Era épico. Amo cada gesto de ella. Amo sus ojos azules que extraño tanto, cuando estuvimos en Hawái y ella me despertaba con sus ojos azules mirándome, sentía dragones en mi estomago pero también sentí como se quemaban porque eso yo le provocaba a ella, la estaba hundiendo conmigo.

—Deberías de ir por ella.—dice.

—No se dónde se encuentra.

—Alexander, perfectamente sabemos que tienes a gente que hace eso por ti, no hay excusas.

—Pero, ¿si no quiere verme?.—Me levanto para verla mejor.

—Cuanto te apuesto que es lo que más quiere ahora, pero los dos son muy orgullosos y más tú.

—Ella esta mejor sin mi Aida, no quiero destruir su felicidad.

—Puede que si, es más feliz ahora Alex. Pero ustedes dos, están destinados a estar juntos y quemarse los dos, porque ella ya te lo dijo "le importa muy poco hundirse, porque va a ser contigo y porque te ama"
Alex ella te ama, reacciona y haz las cosas bien tan siquiera una vez en tu vida.

Y eso fue lo único que tenía que escuchar, ese ánimo. Para poner en marcha a buscar a mis castaña de ojo azul.

La encontraría y ahora si haría las cosas bien.

Lo prometo.

"Las promesas no son para siempre, alguna vez se van a romper cuando menos lo esperes y Alexander era perfecto en eso."


•••

Tocan la puerta de mi dormitorio universitario. Me pregunto quien es, mi compañera de cuarto dijo que iría a dormir con sus papás y yo no esperaba a nadie.

Abro la puerta.

—Mi niña.—Exclama Dean entrando en el dormitorio y abrazándome.

Dean era mi mejor amigo, cuando entre en la universidad fue la primera y única persona que me hablo y hasta ahora es una persona muy especial para mi.

Íbamos en la misma universidad pero diferentes y lejos dormitorios, ya que los de el estaban hasta el otro extremo del campus y el mío al otro extremo.

¿Que haces aquí idiota?.—digo soltándome de su abrazo.

—Mmm, no te felicita mi visita.—hace un puchero.—Claro que si... solo que no me la esperaba.—digo.

—Bueno pues, hoy tú y yo nos iremos de fiesta.—dice con entusiasmo.

—No.—digo, después de trabajar casi toda mi vida en un bar, no me gustaba ir a los bares y prefería concentrarme en mi carrera.

—Vamos Jenna, será divertido tan si quiera hoy nomás.

—No Dean, ya te dije porque no salgo.

—Jenna es hora de que superes ese miedo y aparte puedes buscarte un galán así como te gustan, altos, con cabello despeinado, con ojeras y que fumen.—Pensé en Alex y se me formó una sonrisa en la cara. Lo describía como un desastre y lo era.

—En quien estás pensando sucia.—ruedo los ojos.

—Solo por hoy.—digo y el festeja brincado saltando hacia la cama de mi compañera y luego a la mía.

No sabía que ponerme, no tenía ropa de salir ya que no salía y no pensaba hacerlo pero con este amigo que me cargo.

Dean era un chico muy atractivo, tenía el cabello negro muuy negro, tenía unos hermosos ojos grises y que aveces se cambiaban de color a azul, eran raros. Era alto y musculoso pero no era mi tipo y yo no el del, y es un completo mujeriego, así que nunca hubo más que amistad, el lo intento varias veces pero yo me negaba porque en mi corazón siempre habrá una sola persona.

A pesar de todo yo lo amaba pero me tenía que alejar de ese lugar enfermizo ya que lo era para mi y también para el.

Lo extraño pero al parecer soy más orgullosa de lo que pensaba y lo conocía tanto que el era el triple que yo, pero tarde o temprano me iba a encontrar, lo conocía iba a ser lo que sea para encontrarme, una parte de mi decía si, que aún me amaba, pero la otra era que ya era mejor con su nueva familia aún no olvidaba a su hijo y ojalá esté feliz junto a ellos dos.



" Y lo que no sabía ella era que Alexander estaba viviendo un infierno sin su castaña ojo azul."

Eres Mía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora