Capítulo 11

14.6K 630 34
                                    

—editado

Viernes, 29 noviembre 2019
12:00 am

Jenna

Era viernes, al fin el último día de la semana y a eso yo lo llamo, descanso. Robert me daba dos días de descanso sábado y domingo, y yo los aprovechaba a mil.

Hoy iba a volver a cerrar yo, toda esta semana me ha tocado cerrar a mi y he notado que todos los días de esta semana, una limusina color negra se estaciona enfrente del bar, y se queda ahí hasta que me voy también he notado o no se si fue mal ojo, pero me han tomado fotos, le comenté a Robert eso el solo dijo.

No es nada, tal vez viste mal.

Tal vez si pude ver mal, pero de todos modos me daba miedo esa limusina, era muy sospechosa que toda esta semana y solamente esa semana, ha estado estacionada hasta que me voy, ¿y como se que nomas esta semana? Le he preguntado a las demás chicas que han cerrado otras semanas y me han dicho que nunca una limusina sospechosa se ha visto ahí.

Un dolor de estómago me ha sacado de mis pensamientos.

Últimamente me ha dolido mi estomago, no se si es por los nervios que he tenido, he tenido un mal presentimiento esta mañana y muchas cosas me han pasado hoy en la mañana. Puede que esté loca, pero me han pasado cosas como señales de que no venga al trabajo.

Olvídalo Jenna, solo son cosas que cualquier día pudieron pasarme, pero hoy exactamente pasaron.

Hoy.

Solo es coincidencia.

Solo eso...

Un Ron, por favor—una voz conocida se acerca a la barra y pide.

Miro hacia su dirección mientras sirvo el Ron en un vaso de cristal. Era Alexander, era el.

Mi mano empezó a temblar e hizo que este se me cayera un poco.

Mierda.

—Aquí está—aclaró mi voz y este frunce el ceño, pero no me mira trato de taparme con mi pelo la cara, y al parecer eso funciona no se percato en mirarme para nada.

Le entrego su bebida y miro para otro lado, pero de reojo lo miro yo.

Da un sorbo a su ron y me mira frunce el ceño.

—Esto no es ron—hizo una cara de asco y lo aventó a la barra haciendo que este se cayera todo y cayera también un poco mi vestido.

Maldito, maldito, maldito...

Repetía mil veces en mi mente.

Obviamente es Ron, maldito niño rico.

—Puedes tener más cuidado, por favor?—limpio la zona afectada.

—Y si no quiero que?—me levantó la voz.

No digo nada, sonríe triunfante.

—Eso pensé...quiero un whisky.

Me contuve, cerré mis manos en forma de puños y me fui, preferí decirle mejor a otra mesera que lo atendiera, y acepto. En cuanto supo a quien iba a atender, miro su maquillaje, subió demasiado su vestido y se fue toda diva a atenderlo, pude ver desde donde me encontraba como le coqueteaba.

Viernes, 29 noviembre 2019
2:00 am

—Estoy exhausta, necesito que el bar cierre ¡Ya!—habla, Amelie una de mis compañeras.

—¿De que hablan chicas?—llega Regina, con una bandeja vacía.

—De que estamos exhaustas—digo.

—Opinó lo mismo—habla Skye—. Los baños son un asco—todas hacemos una cara de asco.

—Bueno, chicas aquí acaba mi turno—llega Lía, dejando unas bandejas y se cruza su bolsa—. Hasta luego—sacudió su mano, todo as imitamos el mismo movimiento de manos.

—¡Muévanse Flojas A trabajar!—una sexta voz nos grito desde lejos, Elena. La odiaba o bueno, la odiábamos de las 20 meseras que éramos a ella era la que más odiábamos, era una odiosa, mandona se creía la jefa.

Todas volteamos los ojos y nos pusimos a hacer algo antes que nos diga algo más. 

5:30 am 

Marcaba el reloj, el día se me ha hecho eterno ahorita las únicas que quedamos en el bar somos Amelie y yo, las dos salíamos a la misma hora ella cerraría conmigo, y que bueno porque era con la que más me llevaba.

—¡Ya me quiero ir!—se recarga en la barra y abre sus ojos como platos.

—Yo también—rodee los ojos, serví un trago y se lo entregue a uno de los pocos clientes que quedaban, era un señor de unos 45 años, tenía aquí desde las 4:00 y era algo sospechoso.

Alexander

—¿Están listos?—pregunta Nate, solo quedaban dos chicas la de Nate y la mía.

Las demás ya fueron secuestradas cuando acabó su horario, eran las 5:45 faltan 10 minutos para que salgan pero dijo Robert que siempre salían 5 minutos antes.

—Si, estamos listos—los dos grandulones que fueron contratados para el trabajo hablaron a coro.

Nos encontrábamos a unos metros del bar en una limusina negra, aquí triaran a nuestras chicas.

—Genial.

Miraba mi teléfono con atención, en realidad me importaba muy poco esto lo único que sabía era que, las 6 chicas las íbamos a trasladar  a Inglaterra cada uno de nosotros la iba a contener en su casa un mes, para entrenarlas y tenerlas listas, después serían trasladas a Italia, donde mi padre tenía el negocio de trata de blancas.




||NOTA BORRADA||

Me encantaría que me ayudaran con un voto o un comentario dándome sus críticas CONSTRUCTIVAS o lo que quieran comentar. Me ayudarían mucho<3.

||NOTA BORRADA||

Besos.

Eres Mía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora