Capítulo 34

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No hay escapatoria  para ti.

—Yo no puedo seguir así Alexander.

—De que hablas?.—digo mientras arrullo a Nil.

—Tú no me amas.

—Si lo hago.

—Mírame a los ojos y dime qué me amas.—dice entre lágrimas.

Cierro mis ojos, dirigí mi mirada hacia ella la miré a los ojos y le dije que la amaba. Si la amaba, pero también amaba a alguien más.

—Pero no soy la única, he.—dice sorbiendo de su nariz.

—No.—tragó saliva. Dejo a Nil en su cuna con mucho cuidado para dejarlo dormir.

Salgo de la habitación de Nil y le doy una señal a Jenna para que me sigue.

—¿Qué?.—cruza sus brazos.

—¿Recuerdas aquel día?

Me mira confundida.—¿Que día Alexander?

—El día que te dije que te amaba, bueno desde ese día prometí que siempre te amaría, pero ahora por extraña razón amo a alguien más.

—Eres un idiota.—dice.

—Jenna tú me enseñaste a amar, carajo.

Jenna me toma del cuello y me acerca hacia ella quedando nuestros labios muy juntos, podía sentir su respiración muy agitada.

—Que tengo que hacer...—dice en susurró en mis labios.

—Hacer que ¿para que?.—susurro igual que ella.

—Para que me ames solamente a mi.

Sonrío.

Tomo sus piernas y la cargo, nos estampamos contra la pared, y escucho un gemido que viene de Jenna, la tomo del mentón y la besos desesperadamente, me despego de sus labios para seguir en su cuello, pequeños gemidos salen de su boca.

(...)

Te haré mía una y otra vez hasta que me canse de ti.—digo, tomo con fuerza el cuello para darle embestidas más fuertes y venirme dentro de ella.

—Y cuando será ese día.—dice entre jadeos.

Aún tomándola del cuello me inclino hacia ella para susurrarle.—Nunca.— y sigo con lo mío.

—Dime que soy tuya.

Río, beso su cuello para después lamer con la punta de mi lengua la misma zona, siento como se estremece por mi tacto, vuelvo a reír, para después poner mi manos en sus pechos y presionar, siento que se quiere mover pero la detengo, es su parte más sensible.

—Quieta.—beso sus muslos.

—Dímelo...

Dejo de besar esa parte de su cuerpo para inclinarme hacia ella ponerme me acerco a su cara, y labios.

—Eres mía.—digo entre sus labios, me toma del cuello y me besa con desesperación.



Eres Mía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora