Capítulo 40

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Nunca cumplirás nada.

Me despierto de golpe por el sonido de mi teléfono que alguien me estaba marcando, me doy cuenta que estoy empapado de sudor, me deshago de la sábanas y me levanto a tomar una ducha, me deshago de mi pijama y entro en la lluvia artificial.

Cierro los ojos para que las gotas del agua mojen mi cabeza y pequeños Flashback inundan mi cabeza, abro los ojos de golpe. Era yo, viendo cómo Jenna caía lentamente al piso porque le habían disparado.

Reaccionó y empiezo a enjabonarme lo más rápido posible, quito el jabón de mi cuerpo, luego el shampoo, me deshago de él, cierro el grifo. Tomo una de las toallas, la enrollo en mis caderas y salgo de baño.

Abro mi armario, tomo lo primero que encuentro, pantalones deportivos, una camisa, bóxer y tenis deportivos, me los pongo lo más rápido que puedo y salgo de mi habitación, me dirijo hacia la de Jenna, toco y nadie me responde, vuelvo a tocar y nuevamente nadie responde, abro la puerta y me encuentro con la sorpresa de no hay nadie, solo la cama desordenada.

¡Donde carajos se había metido Jenna!

Voy al cuarto de Nil, el si se encontraba, pero estaba dormido cierro con mucha delicadez su puerta y voy hacia la cocina a ver si Jenna estaba ahí. Le pregunto a las criadas y me dicen que no la han visto les pregunto también por Eva y tampoco la han visto.

Voy al jardín y nada, la biblioteca y tampoco, baños, comedor, sala, patio trasero, y Jenna ni Eva, estaban.

Maldita sea.

Me regreso a mi habitación a por mi teléfono, ya que me acorde que por el me desperté y  tenía una llamada perdida. Lo agarro y lo desbloqueo, y veo que no solo una llamada tenía, tenia 10 llamadas perdidas de Jaden, es extraño que tenga tantas llamada perdidas de Jaden, le regreso la llamada, pero no contesta.

Esto es tan extraño y me estoy enojando por que no encuentro a Jenna. Intente marcarle, pero me acorde que no tenia celular, maldita sea, por qué nunca le di un celular?

—Por posesivo y enfermo que estás.

Alguien respondió mi pregunta, que mierda. Volteo hacia donde se encontraba la desconocida voz y era, ¿Eva?

—¿Eva?.—dije.

—Lo pensaste en voz alta, cariño.—se cruzó de brazos.

—Que haces aquí, y donde esta Jenna?

—Jenna está muy lejos ahora mismo.—dice.

—¿Que dices?.—Me acercó a ella confundido.

—Lo que escuchaste, se dio cuenta que no te amaba.

—Esto ha de ser otro sueño, joder.

—Esto no es un sueño joven Alexander, es la realidad y la realidad es que Jenna se dio cuenta al fin, que no te amaba y solo era la muy conocida enfermedad de Estocolmo.

—Que idioteces dices Eva.—la sujeto del cuello y la estampó contra la pared.—¡Eh! Que coño dices.

—Estás tan enfermo como tu padre, tu tanto que lo odiabas y jurabas que no ibas a ser como el, y mírate... eres idéntico que él ¡Un puto enfermo!.

Eres Mía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora