Capítulo 39

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Para siempre mi amor.

«No sabes cuánto te voy a extrañar, si tú te llegas a marchar. »
Eres Mía.



Cuelgo el telefono y salgo corriendo del baño, dispuesto a buscar a Jenna para irnos de aquí, en cuanto salgo del baño, escucho disparos en la entrada y gritos.

Me agacho, me arrastro para ir a buscar a Jenna, pero la voz de alguien conocido me detiene.

-¡Donde estas hijo de perra!. Disparo

Mierda, era Hardin.

-Sal maldita perra, se que estas aquí, escondiéndote con tu hermosa novia ¡Sal hijo de puta!  Disparo. Disparo.

Sigo agachado buscando a Jenna, la sigo buscando y sigo, pero no la encuentro y me estoy desesperando.

-Alexander si no sales a la cuenta de 3, alguien inocente saldrá lastimado por tu culpa y estarás con la culpa por el resto de tu vida.-dice

-No, si yo no la mate.-grito desde donde estoy.

-JA, sabia que estabas aquí, maldita perra. Ahora, sal! O mato...  A esta linda y chica embarazada... ven lindura.

Veo desde donde me encuentro como trata de convencerla que lo tome de la mano, pero ella se la niega, así que la toma con fuerza del pelo y la levanta.

-Mira a esta hermosa chica, Alexander. Estará muerta  por tu culpa, pero si sales será diferente.

1...

Empieza a contar.

2...

-Ya sal idiota, es mi esposa!.-dice un hombre al cual no conozco.

-Ves Alexander, no querrás dejar a este pobre hombre viudo.

2 1/2...

Alexito... tu tiempo se acaba.

3... Escucho Disparo, disparo y gritos.

Mierda. Cierro mis ojos para pensar bien que hago.

-Debes de estar muy dañado para dejar morir a una mujer y a su hijo, que recién venia al mundo. Pues si, que se puede esperar de ti, no. Eres experto en eso de maltratar mujeres, porque si bien no recuerdo, cuando éramos grandes socios y ganábamos mucho dinero. Tenias a mujeres encerradas en tu azotea, las violabas y maltratabas, hasta que te cansaras de ellas, o me equivoco? Ríe, diras que es tu pasado oscuro, como todos lo dicen y que has cambiado. Alexander, reacciona. Las personas como tu, no cambian y nunca lo harán.

Disparo.

-Alexander, ¡sal maldita sea! Oh, casi olvidaba que tu actual novia, la tenías encerrada y amarrada como un perro. Pobre chica según ella está enamorada, que ingenua, por favor! Si supiera que tiene la muy conocida enfermedad, bueno si la podremos llamar así, Síndrome de Estocolmo. Ríe

Maldita sea, me estoy desesperando, tengo miedo que encuentre a Jenna.

-Hablando de la reina de Roma.-dice.

Cierro los ojos, pidiendo que no sea Jenna.

-A quien no sabes a quien encontré.-Dice.- Ven dulzura, no te hare daño.

Me asomo a ver quien era y me encuentro con la gran sorpresa de que es Jenna. ¡Maldita sea! Le da su mano para que la tome y Jenna la toma con miedo, lo puedo notar en su mirada.

Ya que esta de pie, la sujeta del cuello la pega a su torso y la apunta en la cabeza con una pistola. Mierda

-Sabes Alexander, vine por dos cosas a matarte la primera es por que: Intentaste matarme, amigo a los ex's socios, no se les hace eso.

Ahora está caminando tratando de buscarme, con Jenna de igual manera.

-Y la segunda es por todo el daño que le hiciste a todas esas pobres chicas, te importo una mierda que fueran menores de edad, tu seguías con tu enfermedad de maltratarlas, vine a hacer justicia por ellas, ya que ellas nunca pudieron por que las tenías amenazadas. Sabes? Ellas están traumadas, por TU culpa.

Pero bueno ya mucha platica. Ahora si se viene lo bueno. Sal, o la mato, tu lo decides.

Mierda, no me queda de otra.

Estoy dispuesto a arriesgarme.

-Ya, ya esta bien, suéltala, aquí estoy.-Me levanto con las manos alzadas hacia arriba.-Aquí estoy Hardin, solo dejala en paz, ella no tiene nada que ver.

-Wow, Alexander D'Angelo, se levanto por una chica? Debes de estar muy enamorado.

-Sí, si lo estoy y la amo demasiado que haría lo que sea por ella, por favor Hardin suéltala.

-Creo que no se va a poder Alexander, yo sólo quería darte donde más te duela y veo que tu nuevo juguete es donde más te duele.

Le presiona con fuerza la pistola en la cabeza.

-Alexander, ayúdame.-Dice Jenna entre sollozos.

-Mi amor, no te preocupes estarás bien.

-Oww, cositas. Alexander, despídete de ella, por que este será la última vez que la veras con vida.

-No no, Hardin ya estoy aquí, a mi me quieres muerto, no a ella.

-Alexander! Ayúdame.-dice Jenna llorando.

—Te amo, Jenna. No morirás.

Dice un *BYE* solo con su boca. Presiona aún más en la cabeza de Jenna, ella gritan un.-No! Alexander, te amo. Dispara.

Jenna cae lentamente al suelo, a los segundos reaccionó.

-NO.-grito, corro hacia donde cayó Jenna y la recojo entre mis brazos.

-¡Jenna! Reacciona, amor por favor no me dejes.-la muevo. -Mon ciel, no me dejes, por favor, reacciona. Jenna, maldita sea,'no te toca a ti, aun no. -Lloro.

-Llamen a una ambulancia, carajo!.-Amor, no me dejes.

Escucho sirenas de policías acercándose, veo a dos policías entrando al restaurante.

-Oficial, ayúdenme mi novia acaba de sufrir un disparo, por favor tienen que ayudarla.

Alexander D'Angelo, usted está bajo arresto, por tráfico de drogas, trata de blancas y permanecer a la muy conocida Mafia Italiana, me tiran al piso, cruzan mis brazos y me ponen las muy conocidas esposas, me levantan.

-Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser utilizada en su contra en un tribunal. Tiene a la asistencia de un abogado durante su interrogatorio.

Ignoro completamente lo que me dice el oficial, lo único que puedo pensar ahora es en Jenna.

-¡Por favor! Ayuden a mi novia.-digo sollozando.-Acaba de sufrir un disparo.

-Llevenselo.-ordena el oficial.

-¡Noo! Jenna, ayúdenla!.-me niego a caminar.

-Camine.-dice el oficial, pero sigo forcejeando y me llevan casi arrastrándome.

—Mon ciel...-es lo último que digo antes de salir de ahí.





Dime qué esto es un sueño, vamos a despertar.

Eres Mía [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora