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'— S-Sakura-San — ' resonaba en mi mente aquel llamado de Lee al verla llegar.

Tan fragil y fuerte a la vez... Dulce y encantadora chica con el carácter de Tsunade-Sama. Sí... Sin duda única e insuperable.

Suspiré inquieta por haber rememorado tal momento incómodo y opinado a la vez.

Pero sin duda, era lo habitual.

La semana estaba a punto de culminar y mis ánimos estaban siendo afectados por una simple palabra que no pude evitar escuchar ese día.

Y aunque diera todo de mi por olvidar tal incidente poco agradable, se me venía la consciencia del friaje y la escasa cercanía con el azabache.

Sí... Ése chico de traje elástico y una gran determinación.

Rock Lee.

Ahora mismo él no se encontraba en la Aldea por una misión de rango B. Se mencionaba que los cargos de ese nivel han de ser difíciles de resolver como un crucigrama.

Pero; cualquiera que haya sido la asignación o trabajo riguroso, supongo que Lee debe de estar muy felíz saltando de un pie. O de un solo dedo.

Puesto que la pelirosa con ninjutsu médico se encontraba en ese mismo grupo junto a otros dos shinobis de la Aldea.

— Maldición — refunfuñé lanzando el shuriken que sostuve con precaución desde hace minutos.

Me lancé al césped esperando calmar el ardor de un esfuerzo realizado  durante días.

Sin él no podía tomar un entrenamiento contínuo. Tuve que salir forzada de casa para poner en práctica todo nuevamente, con la diferencia que estaría sola de por sí.

De la nada — o por la misma razón — un nudo se empezaba a acoplar en mi garganta. Era un dolor en demasía que me hizo recordar la fragilidad que mantenía dentro mío.

Tomé el bolso de tela esfumando esa idea y coloqué todas las armas en un instante.

¿Cómo puede el amor ser de tal forma?

Pensé disgustada a la realidad.

Es decir; Lee con todo el poder de juventud gusta de Sakura. Y según lo que escuché, ella gusta de Sasuke desde que lo vió.

El último Uchiha que causó muchas desgracias es aún el amor que desea; y a pesar de todo, aquel tipo todavia forma parte de Konoha.

En cierto modo, todos estamos atados a un amor prohibido o platónico. Se supone que en eso las personas han de inspirarse y basar parte de su existencia.

Sin embargo, el tema del amor era un completo desconocido en mi cabeza.
Y uno muy tortuoso ahora que ocurre tal hazaña.

— Ay... — exhalé todo el aire de mis pulmones y dirigí los pasos hacia una tienda cercana.

Era temprano para poder cocinar y estudiar al mismo tiempo en casa. Lo cual no acostumbraba a hacer desde hace un tiempo atrás cuando fui Genin.

Recuerdo notablemente que los Examenes Chunnin fueron los más difíciles a costas de otros grupos novatos.

Y por ese motivo y lo del ataque a la Aldea, quise suspender mi participación. Lo cuál fue muy inesperado y un gran descuido.

No me veía en condiciones naturales de proseguir y ser una kunoichi. Ya que eso me traería a la fría realidad de un mundo atado al pasado.

Y como decía tal frase en referente: Un shinobi, quiera o no; cambia por su aldea.

Y para mí eso era difícil.

BE MINE © || Rock Lee x Lectora Donde viven las historias. Descúbrelo ahora