Capítulo Seis: El niño que sollozó.

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Hermione y Draco corrieron hacia el guardarropa y se escondieron en su interior, cerrando la puerta detrás de ellos con un golpe. Harry señaló histéricamente la ventana con su varita y murmuró ¡Reparo!, y los trozos rotos del cristal se elevaron y volvieron a colocarse en el marco. Luego se dejó caer sobre la cama y se apoyó en uno de los postes justo cuando la puerta del dormitorio, a punto de romperse, se abrió bruscamente y Lucius Malfoy entró como un vendaval en la habitación, lívido de furia.

- ¡Muchacho! - gritó a Harry. Tenía el mismo aspecto que Draco cuando se enfadaba: muy pálido, con dos ardientes manchas de color rojo en las mejillas. Harry tenía la sensación de que Lucius podría haber abierto la puerta mediante la magia, pero que, en vez de eso, había decidido descargar su ira sobre ella - ¿Por qué no has abierto la puerta?

- No lo sé - dijo Harry con petulancia -. ¿Quizás porque tú me has atado a la cama?

Lucius tuvo la decencia de parecer avergonzado.

- Lo había olvidado - admitió, señalando a Harry con su varita y añadiendo bruscamente -. ¡Finite incantatum!

Harry dejó caer sus manos sobre su regazo.

- Gracias - dijo -. ¿Cómo está Nar... mi madre?

- Está bien - contestó Lucius con sequedad.

- ¿Puedo verla?

- No - dijo Lucius brevemente -. Necesito que me ayudes con algo. Tengo que bajar a las mazmorras y necesito que vengas conmigo.

Harry se quedó paralizado durante unos segundos. Era la invitación que había estado esperando... poder ir a ver dónde tenían a Sirius... aunque no estaba demasiado seguro de querer dejar a Hermione y a Draco encerrados en el armario. Por otra parte, llevar la contraria a Lucius Malfoy tampoco era una opción. Lucius tenia el aspecto de estar suficientemente enfadado como para torcer cuellos. - De acuerdo - dijo.

Harry se levantó, y pensando quedaos ahí hacia el guardarropa, siguió a Lucius fuera de la puerta.

***.

Dentro del armario todo era oscuridad. Un lado de la cara de Hermione estaba apretada contra gruesas telas, su rodilla se estaba clavando en la de Draco y su brazo, aplastado bajo la mochila de Harry, se le estaba durmiendo. Podía oír como Draco respiraba suavemente junto a ella, y más allá de la puerta del guardarropa podía oír a Lucius y a Harry hablando. Oyó a Lucius decir a Harry que le iba a llevar a las mazmorras, y oyó a Harry asentir. Luego oyó como salían de la habitación, cerrando la puerta tras ellos.

Draco fue el primero en hablar. En realidad, lo cierto es que no dijo nada más que un montón de insultos y maldiciones, con gran creatividad, cubriendo una amplia gama de tópicos. Tanto su vocabulario como las imágenes que sugería impresionaron a Hermione. Nunca se le hubiera ocurrido que se pudiera hacer eso con una escoba.

- Bien - dijo finalmente -. Perdona que te interrumpa, estaba disfrutando todo eso, pero creo que ahora tendríamos que salir del armario. Mi brazo me está matando.

- No podemos salir del armario - dijo Draco -. Se cierra desde fuera.

Hermione se quedó mirándole.

- ¿Qué quieres decir?

La voz de Draco era cortante.

- ¿Qué parte de "se cierra desde fuera" no has entendido? Honestamente, se suponía que tú eras inteligente.

- Un sencillo hechizo de apertura...

- No - dijo Draco -. Este armario está preparado contra ese tipo de cosas. Mi padre solía encerrarme aquí de pequeño, cuando me portaba mal, así que lo sé bastante bien.

The Draco Trilogy: Draco Dormiens - Cassandra Clare  (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora