Capítulo Diez: Manufacturas Epicíclicas de Hechicería (Segunda Parte)

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Sirius pasó sin llamar la atención por encima de los oscuros campos plateados, salteando todo lo que parecía un obstáculo desagradable, fuera lo que fuera. Aunque estaba convencido de que estaba seguro en su forma de perro, no quería poner en funcionamiento nada que pudiera descargarse sobre él.

Sus sospechas de que Draco no había ido muy lejos se vieron confirmadas al acercarse a un pequeño grupo de árboles, sombrío y espectral en la oscuridad. Sirius volvió a convertirse en un hombre y pasó bajo las ramas exteriores.

Draco estaba sentado con la espalda apoyada contra el tronco de un árbol, con las piernas dobladas y la cabeza entre las rodillas. A Sirius le recordó de una manera extraña a Narcisa, quizás porque parecía muy vulnerable y porque su pelo, como el de ella, era de un extraño color entre blanco y plateado a la luz de la luna.

Al acercarse Sirius, Draco extendió el brazo, mostrando su varita. La dirigió directamente a Sirius y dijo:

- No te acerques más.

- Soy yo - replicó Sirius con calma.

- Ya sé quién eres - contestó Draco, alzando la cabeza -. Y te he dicho que no te acerques más.

Sirius rebuscó en su bolsillo, sacó su propia varita y la dejó en el suelo. Draco le miró sin cambiar de expresión.

- Tienes buenos reflejos - comentó Sirius, alzándose de nuevo -. Estás en el equipo de Slytherin, ¿verdad? ¿Qué posición ocupas?

- Buscador - respondió Draco.

- Deberías ser golpeador - dijo Sirius -. Eres bastante fuerte.

- Eres la segunda persona que me ha dicho eso mismo en el último par de días - dijo Draco sin cambiar de tono -. De todas maneras, ¿por qué estás aquí? No creo que me hayas seguido solo para hablar de deportes.

Sirius se sentó y apoyó su espalda contra el árbol frente a Draco, que todavía le apuntaba con la varita.

- Supongo que lo que quería decirte - contestó Sirius - es que me recuerdas mucho a alguien a quien conocí cuando fui a Hogwarts.

- En serio - dijo Draco, sin mucho interés -. ¿A quién? ¿A mi padre?

- No - replicó Sirius -. A mí.

Draco rió brevemente.

- No me lo creo - dijo -. ¿A ti? Tú eras el mejor amigo del padre de Harry; mi padre me lo contó todo sobre ti y James Potter. Estabais en la Casa Gryffindor, donde van las buenas personas, están exactamente... como... Harry - dijo, con énfasis.

- Quizás James lo era - replicó Sirius -, pero yo, siempre fui el niño malo, la mala persona. Mis padres... bueno, no creo que te resulte agradable oír eso. En casa no tuve la vida feliz que tuvo James. Éramos compañeros de habitación en Hogwarts, y durante nuestro primer año lo odié.

- ¿Lo odiaste? - ahora, a pesar de sí mismo, Draco estaba interesado.

- Por supuesto. Era un estudiante excelente, amable, buen jugador de quidditch, caía bien a todo el mundo y era capaz de ser bueno sin ni siquiera intentarlo. Mientras que yo siempre seguía mis primeros instintos, que la mayoria de las veces estaban equivocados. Y siempre me metía en problemas por pelearme. Le pegue a Severus Snape más veces de las que puedas contar, a veces sin ningún motivo. De acuerdo, siempre sin ningún motivo, a menos que se cuente como tal que Snape era un pequeño pelota empalagoso y que yo le odiaba. Dumbledore estaba desesperado conmigo.

Ahora Draco pareció sorprendido.

- ¿Tuviste problemas con Dumbledore?

- A todas horas - dijo Sirius.

The Draco Trilogy: Draco Dormiens - Cassandra Clare  (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora