Capítulo Ocho: Sangre Malfoy

4.1K 215 326
                                    

Había una luz, que se movía a través de la piel de sus párpados como relucientes puntos de fuego. Harry gruñó y abrió los ojos.

Estaba en la habitación de Draco, tumbado sobre la cama con los brazos en cruz... no podía estar tumbado de ninguna otra manera, ya que sus muñecas estaban atadas a cada uno de los postes de la cama. La cabeza le dolía de una manera molesta, como golpeándole, igual que si alguien estuviera tocando un gong junto a él.

- Quédate quieto - dijo una voz.

Harry giró la cabeza hacia un lado y miró. Era Narcisa. Tenía en la mano un largo puñal de mango de hueso.

Harry cerró los ojos de nuevo. Estoy teniendo una pesadilla, se dijo a sí mismo. Una pesadilla especialmente loca.

Abrió los ojos, pero Narcisa todavía estaba allí. Había colocado la punta del cuchillo sobre las cuerdas que ataban su mano izquierda a la cama, cortándolas. Estaba muy pálida, y sus ojos se movían de lado a lado con ese extraño tic al que Harry estaba empezando a acostumbrarse. Aunque hubiera deseado que no lo hiciera mientras sujetaba un cuchillo tan cerca de su arteria, de todas maneras.

- Narcisa - dijo -, quiero decir, madre. ¿Qué...?

Su brazo izquierdo se liberó y el chico se giró hacia el otro lado para ver como la mujer cortaba las cuerdas de su derecha.

- Tu padre - dijo Narcisa concisamente - no quiere que intentes entrar en las mazmorras para rescatar a tu novia - de pronto captó la expresión de pánico de Draco e intentó tranquilizarle -. Ella está bien. Tu padre la encerró con Sirius Black - sus ojos se movieron de nuevo -. Sirius cuidará de ella.

Su brazo derecho quedó en libertad. Harry se sentó y empezó a masajearse las manos para que la sangre volviera a ellas. Lo último que recordaba era que había sido tirado al suelo por uno de los mortífagos de Lucius Malfoy.

- No hicieron ningún daño a Hermione, ¿verdad? - preguntó - Porque Lucius estaba a punto de...

- Oh, la habría matado - dijo Narcisa con tristeza -. Realizó la maldición Cruciatus sobre ella para conseguir que le dijera dónde estaba Harry Potter. Pero ella no quiso.

Harry pasó de sentirse mareado a sentir que tenía ganas de vomitar.

- ¿Qué pasó?

- Tu padre - contestó ella (y Harry se dio cuenta de que nunca había pronunciado el nombre de Lucius; nunca, según recordaba, lo había dicho, ni una sola vez) - dice que Harry Potter estaba allí. Aparentemente tenía una capa de invisibilidad de algún tipo. Apareció ante los demás - no demostró ninguna emoción al decir esto -. Los mortífagos le atraparon.

Harry se las arregló para sentarse, y puso sus manos sobre las de Narcisa, que estaban tan frías como el hielo. Todavía tenía el cuchillo en la mano.

- Madre- le dijo -. Por favor, créeme, esto es muy importante. Sé que es difícil para ti, pero... ¿vive todavía Harry?

Ella asintió.

- ¿Dónde está?

- En la sala de esgrima - dijo ella.

Mientras hablaba dos grandes lágrimas aparecieron en sus ojos y rodaron por su delgada cara. Harry lo sintió mucho por ella, pero su mente estaba en Draco. Salió de la cama, probó sus piernas (funcionaban) y corrió fuera de la puerta. Narcisa contempló cómo se marchaba.

***

En su sueño, Hermione estaba en el callejón Diagon. Estaba con Harry, comprando calcetines. Esto era una novedad para Hermione... nunca había soñado con ir a comprar calcetines con Harry antes. Harry hacía apariciones frecuentes en sus sueños, normalmente con un aspecto mucho mejor que el que tenía en la vida real, y a veces no llevando nada más que calcetines, pero este sueño no parecía dirigirse en esa dirección. Este Harry estaba completamente vestido y parecía muy serio.

The Draco Trilogy: Draco Dormiens - Cassandra Clare  (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora