Capítulo Diez: Manufacturas Epicíclicas de Hechicería (Primera Parte)

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Inconsciente, Harry cayó, y mientras caía soñó. En su sueño, estaba en una fiesta en el jardín de la casa de los Weasleys. El señor y la señora Weasley estaban allí, así como todos sus hijos: Charlie, con el mismo aspecto ligeramente quemado de siempre, y Bill y Fleur Delacour, que ahora cumplían un año de estar salido juntos. Fred, George y Ron estaban jugando a "Snap Explosivo" junto a Ginny en una mesa verde y coja, en una esquina.

Draco Malfoy también estaba allí, de pie bajo la sobra de un roble, con deportivos blancos y parecia estar muy contento de sí mismo. Estaba hablando con una chica delgada que llevaba un vestido amarillo y un enorme sombrero blanco.

¿Estoy muerto?, se preguntó Harry. ¿Es esto el Cielo? Y si esto es el Cielo, ¿por qué está Malfoy aquí?

La chica con la que había estado hablando Draco se giró de pronto, y Harry vio que se trataba de Hermione, que se dirigió hacia él pasando sobre el césped, con una raqueta de tenis en la mano. Reconoció el vestido amarillo que ella había llevado puesto durante unas vacaciones de verano que había pasado con ella y con sus padres. Siempre le había gustado.

- ¡Hola, Harry!! - le llamó ella.

- Hermione - dijo él, acercándose a ella -. Creo que estoy cayendo...

- ¿Cayendo enamorado por mi? - preguntó ella, con aspecto de sentirse halagada.

- No, quiero decir que estoy cayendo literalmente - dijo el chico -. Ya sabes, al más puro estilo de "atravesar el aire mientras se cae". De hecho, creo que tengo ganas de vomitar.

La expresión de halago desapareció del rostro de Hermione para ser reemplazada por una de furia.

- Eres un completo idiota, Harry Potter - dijo ella, alzando el brazo y golpeándole con fuerza en la cabeza con su raqueta de tenis.

Harry gritó de dolor.

- ¿Por qué has hecho eso? - le gritó -. ¡De verdad!

- ¡Eh! - dijo una voz junto a su oído... una voz que no era la de Hermione - ¡Harry! ¡Venga!

- Quizás la caída le ha hecho perder el conocimiento - dijo otra voz preocupada.

- ¿Harry? - le llamó la primera voz de nuevo -. Harry, venga, despierta.

Y esta vez Harry supo de quién se trataba. Abrió los ojos.

Estaba tumbado en el asiento trasero de un coche y Ron Weasley estaba inclinado sobre él, muy pálido pero sonriendo como si se hubiera vuelto loco. George estaba en el asiento del conductor, y Fred estaba sentado junto a él. Ambos se habían girado para mirarle, lo que hubiera sido un problema si el coche se hubiera estado moviendo, pero no lo era porque estaba estático.

En el aire.

Harry se sentó de un salto.

- ¿Qué... qué? - preguntó - ¿Cómo? ¿Vosotros? ¿Aquí? ¿Coche volador?

- Exacto - asintió George -. Nosotros. Aquí. Coche volador.

- Parece ser que el chico tiene un don para captar los detalles esenciales, ¿verdad? - observó Fred.

Harry lo intentó de nuevo.

- ¿Cómo habéis...?

- Te cogimos al vuelo mientras caías - explicó George con entusiasmo -. Fue lo mejor del mundo.

- Qué bien que papá arregló este convertible - añadió Ron.

- Y yo te he curado el brazo - intervino Fred, doblando su varita como si fuera una rama -. Sin problemas.

The Draco Trilogy: Draco Dormiens - Cassandra Clare  (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora