|CAPÍTULO CUATRO|
Perspectiva; cáncer: Cassie Lanford (multimedia)
Caminé por el angosto callejón que llevaba a la calle directo hacia mi casa.
Llevaba el mismo chaleco de todos los días, se trataba de gabardina que llegaba hasta mis rodillas; tapando lo necesario.
No me gustaba pasar por esta calle y mucho menos de noche justo como ahora. No importaba cuan larga fuera mi prenda los hombres siempre buscaban dónde poner su mirada y aquello me incomodaba.
Podía lidiar con las miradas en mi trabajo ya que a pesar de todo estaba segura. Pero aquí no era el caso.Aceleré el paso al sentir los de alguien atrás de mi. Sentí el miedo invadir mi cuerpo.
Podrían pasar los años y nunca me acostumbraría a este lugar. Estaba segura que merecía otra vida, una mejor que esta; lastimosamente mi madre solo era una alcohólica que apenas y podía con su vida.
Había intentado sacarla de ese vicio pero era en vano, por ello ahora solo me preocupaba por mi hermano menor: Eloy.Él era la única razón por la cual trabajaba en local del amante de mi madre; aquello no me parecía algo ético o siquiera correcto. No quería ningún tipo de ayuda de un hombre que solo servía para abrirle las piernas a mi madre, sin preocuparse por su dignidad o su estabilidad emocional.
Esperaba poder terminar mis estudios para así salir de esta miseria. Aunque siendo sincera conmigo misma faltaban muchos años para poder conseguir la vida que deseaba, apenas y era una menor de diesisiete años.
Aveces solo desearía cerrar mis ojos y que al abrirlos mi vida sea tal y como quiero.
Sentí un fuerte agarre sobre mi brazo. Solté un jadeo asustada.
— ¡Maldición Mathew!—grité al identificarlo, me solté de su agarre de forma brusca—te he dicho que no hagas eso.
—Oh pequeña Cass, lamento asustarte—sonrió arrogante. Rodé mis ojos con fastidio; aquel tipo era insoportable.
Seguí con mi camino pasando de su presencia.
—Cassie, ¿Has pensado en lo que te dije?—él siguió mis pasos.
Decidí ignorarlo, no pretendía tener la misma conversación que tenía cada vez que me lo topaba.
—Cassie—llamó autoritario, una vez más lo ignoré—¡Cassie!
Apreté mis manos en puños. El solo recordar la propuesta que me había hecho hacia que me hirviera la sangre.
—¿No es eso lo que deseas?—él pareció leer los pensamientos, apresuré mi caminar—Una vida llena de lujos, un hogar cálido, darle lo que merece a Eloy. Sabes que yo podría darte todo eso y hasta más Cassie, si tan solo me dieras la opor...
—¡Basta!—lo silencié mientras me detenía, él de igual forma se detuvo—si deseo todo eso lo conseguiré yo misma, no necesito de tu ayuda. No seré tu puta obra de caridad.
Sus ojos azules se fijaron en los míos y guardó silencio por unos segundos.
—¡Cassie no se trata de eso maldición! He estado tras de ti desde que cumplí veinte, ¿por qué no puedes dejar de ser tan fría y distante?
Reí sarcástica, en serio se atrevía a preguntar eso.
—¿Como me darás lo que quiero, Mathew? ¿Los lujos? ¿El hogar cálido?—pregunté irónica acercándome a él—oh, claro, con el dinero sucio que hace toda tu familia. Tú muy bien sabes a qué se dedican, asesinan inocentes, se aprovechan de la ignorancia de este pueblo a su antojo.
Él guardó silencio y noté como apretaba fuertemente su mandíbula.
—No sabes nada—musitó.
—Sé lo necesario para no querer estar contigo en ningún sentido.
Me voltee dejándolo solo en su lugar.
Él volvió a seguirme.Este chico está agotando mi paciencia.
Tomó nuevamente mi brazo esta vez apegando su cuerpo al mío.
—Siempre consigo lo que quiero Cassie—su carcajada resonó justo en mi oído, tan cerca que me causó un escalofrío—tienes razón, mi familia es despiadada, supongo que eso tú misma deberías tomarlo como una advertencia, ¿no es así?
Maldición Cassie que has hecho.
Su familia era más que despiadada, y para mí mala suerte Mathew se había obsesionado conmigo desde el instante en que cruzamos mirada, siempre lo ignoraba ya que no quería meterme en problemas, sin embargo hoy no lo hice. Había explotado justo con un Rizzo, aquello era como firmar una sentencia a muerte.
Rogué a mis adentros que aquel amor que decía sentir por mí no le permitiera hacerme daño a mi o a mi familia, pero no lo conocía y a leguas se notaba que haría lo que fuera por tenerme.
Noté como aspiró el olor de mi perfume y esta vez no tuve la valentía de separarlo.
—Nos vemos amore mio—me quedé estática en mi lugar mientras lo veía alejarse.
Mathew pertenecía a la familia Rizzo, una familia muy conocida en este pueblo y no precisamente por cosas buenas. Su descendencia italiana hace que tenga un atrayente acento combinado con el aspecto físico característico de su familia. Era un hombre guapo de veintidós años y aunque varias veces me había replanteando su propuesta, de mi boca siempre terminaba saliendo un rotundo no.
No quería terminar como mi madre, siendo únicamente un objeto carnal. Por ello procuraba mantenerme alejada de la tentación que implicaba aquella propuesta y sobretodo la tentación de tenerlo cerca.Yo apenas tenía diesisiete y no era ciega como para no notar que Mathew podría darme todo lo que deseaba en todos los aspectos. Tanto físico como económico.
Pero no todo podía ser tan bueno. Prefiero conseguir por cuenta propia lo que deseo.
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Mathew es un personaje SECUNDARIO y pertenece al signo sagitario. La sagitario principal aparecerá más adelante.