|CAPÍTULO OCHO|
Perspectiva; escorpio: Esther Porcaroli (multimedia)
Cerré con fuerza la casilla en un impulso, más éste solo volvió a abrirse.
Maldito colegio público.
Solté un bufido y retuve la grosería que estaba por soltar.
Intenté cerrar de nuevo en vano ya que la cerradura de ésta parecía estar dañada; lo que me faltaba.— ¿Problemas?—volteé hacia el dueño de aquella voz y solo me encontré con aquel alto castaño. Mordí mi labio nerviosamente y asentí.
Se acercó luego de dirigirme una última mirada. Su loción inundó mi olfato, disfruté aquel dulce olor cerrando mis ojos aprovechando el que estuviese de espaldas, sin siquiera percatarse de lo que me provocaba.
Toda la resaca ocasionada por mi trabajo del día de ayer había sido olímpicamente curada con su sola presencia.
—Listo—luego de unos minutos forcejeando en los que yo simplemente lo observaba encantada, él volteó y me dedicó una amable sonrisa.
—Gracias Aarón—le agradecí y el silencio nos inundó. Para mí fue algo sumamente incómodo pero él simplemente se quedó de pie frente a mi observándome sin decir una sola palabra.
—De nada... ¿esther, cierto?—rapidamente asentí en respuesta.
Su sonrisa era hermosa.
Toda su atención se desvió cuando cierta pelinegra pasó a nuestro lado.
Medio colegio sabía que Aarón estaba tras la falda de Tara Orlend. Nunca entendería el interés de un chico tan guapo como Aarón por una simple ordinaria como Tara; la cual para rematar no hacía más que ignorarlo e insultarlo cada vez que tenía oportunidad.
Era cierto que cientos de rumores acerca de la vida amorosa del castaño recorrían los pasillos, pero cualquiera notaría lo colado que estaba por Tara, quién sabe y lograba cambiar.
Seguí con la mirada a Tara y su amiga, Cassie Lanford, aquel dúo era considerado como las chicas mas lindas del colegio y aún no lograba entender el porqué; su belleza era simple y no tienen en lo absoluto modales, solo sabía que ambas eran hijas de dos famosas "damas de compañía" del pueblo, lo cual no hizo más que se ganarán la atracción por parte del sector masculino y el desprecio por parte de las chicas. A mí simplemente me daban igual.
—¿Vas a química?—la voz de Aarón me sacó de mis pensamientos, dije un vago sí en respuesta—Perfecto, yo igual, ¿vamos?
Hoy era un buen día.
Aarón es el único chico de este mugroso colegio que ha logrado acaparar mi atención, sin embargo, soy realista, desde el punto en que a él no le intereso en ese sentido, hasta donde sé que merezco un chico que pueda cumplir con todos mis deseos; Aarón podría ser un dios griego pero era un simple pobre más con un futuro indeciso.
Ambos caminamos por los acaparados pasillos. Hice una mueca de asco cuando todos sus cuerpos se rozaban con el mío, odiaba este tipo de contacto, no soportaba la aglomeración y este colegio parecía tenerla todos los putos días del año.
El castaño a mi lado notó mi acción y no hizo más que reír.
¿Quién se creía? Podía gustarme pero no permitiría que me tomara de burla.
Avancé más rápido dejándolo atrás.
Sabía la causa de su risa, todos tenían claro que solo era una niña rica en un ambiente diferente al suyo por el estúpido error de su padre. Me costó acostumbrarme a este lugar con todas las miradas sobre mi como si yo tuviese un tercer ojo pero ya había llegado un punto donde todo me daba exactamente igual.
—Esther—asuavicé mi expresión cuando su tacto se hizo presente en mi muñeca.
Joder no seas tan blanda.
—¿Te has molestado?—lo miré con incredulidad—Bien, bien, sea lo que sea, lo lamento. No quería hacerte sentir incómoda—es tan lindo, solté un suspiro y sonreí agradecida, mi sonrisa fue eliminada cuando el cuerpo de un robusto alumno chocó con el mío, aquel tipo ni siquiera se digno en disculparse—¿Aún no te acostumbras?
—En lo absoluto—ambos reímos.
Seguimos con el trayecto hasta el laboratorio de química. Al menos el laboratorio si estaba vacío.
Me despedí de Aarón que tomó asiento con sus amigos y caminé hacia Sarah la cual se encontraba sola en una de las esquinas del salón.Le sonreí al sentarme a su lado. Ella tímidamente me correspondió la sonrisa.
Sarah era demasiado tímida, tanto que a veces llegaba a frustrarme que fuese tan tímida para absolutamente todo. A pesar de ello era una de las pocas chicas de este colegio que me agradaba ya que no presumía de una vida que realmente no tenía, algo realmente irónico, ya que yo quería una vida que había probablemente no volvería a tener, no obstante no pensaba rendirme así por así, volvería a vivir en la ciudad justo como antes, aún tengo la esperanza.
—Esther...—volteé ante el llamado de mi compañera—quisiera preguntarte algo, espero y no te enojes.
La miré con curiosidad, Sarah nunca me hacía preguntas.
—Adelante.
—Se que antes tenía esa vida de chica millonaria, imagino que salias a divertirte, a fiestas, a lugares lujosos..—sus ojos iban iluminandose con esperanza a medida que hablaba—¿cierto?
—Asi es, pero eso era antes; ahora las cosas cambiaron—dije con la mirada gacha. Me avergonzaba hablar de cómo pasé de ser de familia acomodada a ser... esto.
—Lo se, ya me lo has contado pero... ¿aún sabes de esos lugares?—asentí, como podría olvidar todos los lugares que me habían brindado tantos momentos inolvidables—yo... quisiera conocerlos.
En aquel instante solo pude hacer una expresión anonadada.
—¿Te refieres a los restaurantes y cosas de ese estilo? o...
—A lugares de adolescentes,—interrumpió—quiero salir a fiestas, quiero divertirme; no ser tan correcta y aburrida
Al parecer no era tan tímida como pensaba.
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Aarón es un personaje SECUNDARIO que pertenece al signo géminis.
Sarah es el personaje PRINCIPAL: sagitario.
Quiero aclarar que el colegio donde esta Esther no es el mismo donde está Leska, Arianne y las otras que pertenecen a la clase alta. Con esto quiero decir que chicas "pobres" estarán en un colegio y las millonarias en otro de más calidad obviamente.