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Dos semanas llenas de paz y tranquilidad. Dos semanas en las que logré evitar a Aiden, dos semanas donde mi cordura se estaba marchando, dos semanas llenas de estrés, dos semanas en las que he estado ansiosa pensando en él. 

Hoy era mi día libre, sábado. Hoy era de esos clásicos días donde te quedas a ver Netflix, duermes, comes, y no haces nada más.

Pero hoy quería hacer algo diferente, supongo que llamar a mamá para los preparativos de mi cumpleaños no es una mala idea.

Tomé el teléfono, marqué su número. Un pitido, dos pitidos, y fue hasta el cuarto pitido que mamá contestó.

—¿Aló?

—Hola mamá, soy yo. Lana.

—¡Ay! Mi bolita de estambre, te extraño—. Reí al escuchar ese apodo, mamá adoraba hacer bromas con mi nombre. — Estaba por llamarte corazón, me preguntaba si querías venir a pasar la tarde con tu vieja madre, Anthony también estará aquí.

Lo dude por un segundo, pero accedí, pasar tiempo con la familia no sonaba nada mal. —Claro mamá. 

—Nos vemos bolita de estambre, adiós —. No me dio tiempo de despedirme, y colgó.

Bien, un día en familia, un día de relajación.

-
Me encontraba en frente al porche de la casa, quería entrar pero a la vez estaba indecisa. Quiero a mamá con toda mi alma, pero con Anthony al lado, aveces se complica la situación.

Creo que dejaré de ser tan paranoica y solo pasaré un buen rato. Al fin de todo, Anthony era mi hermano y lo quería pese a su sobreprotección y las estupideces que una que otra vez hacía.

Golpeé la puerta dos veces esperando que alguien me abriera, y mi sorpresa fue mucho más grande cuando vi a Jessi parada en el marco de la puerta.

—¿Lana? —. Preguntó.

—Hola —. Saludé algo confundida.—¿Que haces en casa de mi madre?

—Oh... —. Hubo un pequeño silencio incómodo entre nosotras, creo que puedo ver lo que sucede.

—¿Anthony? —. Pregunté, vi como dudo unos segundos, antes de asentir lentamente.

—Tranquila Jess, solo tengamos una tarde agradable, ¿sí? Luego me contarás los detalles —. Mis palabras fueron como música para sus oídos, porque soltó el aire que contenía y volvió a ser la típica Jessi.

La dulce y parlanchina Jessi.

Ingresé a la casa con total naturalidad, hoy era un día de familia y no quería causar revueltos.

Gomitolo di lana, sei arrivato! —. Mi medio hermano con él que compartía descendencia Italiana por parte de mi madre, estaba en casa.

Quiero al pequeño Anthony, es un hombre encantador en toda su extensión, sin embargo sus desastres, su reputación, y alguna de las cosas que traen consigo su existencia son despreciables. Pero, lo quiero.

Camine hasta él y lo abrace, besó mi sien y se quedó unos segundos más a mi lado dándome un cálido abrazo, luego me soltó para hacerse paso en el sillón junto con Jess.

—Lana, Lana, Lana. Te he extrañado, pero no te has dignado a llamarme para saber como estoy ¿huh? —. Claro que no me digne, escuchar sus clásicos chistes malos, sus experiencias sexuales con chicas, no era algo que en realidad quisiera escuchar.

Además por su vida virtual, imaginé que estaba bien.

—Los trabajos de la universidad me han consumido, lo lamento —. La mejor excusa de la vida.

—Y también pensar en él —. Dijo Jessi.

¡Oh por Dios! Ya huelo un interrogatorio vergonzoso.

Mamá y Anthony miraron confusa a Jessi, para luego posar sus miradas en mí. Tragué fuerte y pensé en una buena mentira.

—¿Lana? —. Preguntó mamá. —¿Estás saliendo con alguien y no me has dicho?

Si para mamá y para el sobreprotector de mi medio hermano, no es algo formal, debían dirigirse directamente al sujeto y obligarlo a que decidiera que quería. Vergonzoso, pero tengo veintidós años, como para seguir escuchando sus clásicos quejidos y aguantar sus retrógradas costumbres.

—No, no tengo ninguna relación. Amablemente les pido que no se involucren, son mis asuntos personales y eso no le compete a nadie más que a mi —. Ambos sonrieron y me miraron alegres.

¿Qué?

—Ay, amore. No nos angustiamos por eso, es que queríamos presentarte a alguien. Últimamente no te veo con nadie y me tomé la molestia de invitar a el hijo de una amiga mía, pensé que no te molestaría —. Quería protestar pero mamá continuó hablando. —Hablé con Anthony y le agradó la idea, tanto, que quiso venir a visitarme. Por eso me angustie al pensar que tenías alguna novio por ahí, pero como no lo tienes, es mucho mejor para que conozcas a Aarón Kallager —. Esto tiene que ser una broma.

Volteé a ver a Jessi y pude ver cómo reía divertida frente a la situación, traidora.

Mamá ordenó que nos debíamos sentar en el comedor, que pronto estaría lista la cena y que luego nos dedicaremos a hablar de los preparativos de mi cumpleaños.

Anthony y Jess se hicieron uno al lado del otro, mientras que yo me hice al frente de ambos, supongo que a mi lado se sentaría mamá.

Oí que tocaron el timbre, no me dispuse a abrirlo porque en realidad no quería, así que Thony (ese era su apodo de cariño) abrió la puerta.

Distraída observando unas cosas en mi teléfono, alcé la mirada y me centré en aquel hombre.

Era lindo, bastante lindo. Era alto y vestía formal pero al mismo tiempo no. Llevaba una camisa con los dos primeros botones sueltos, un pantalón de color negro y unos tenis que le hacían ver formal e informal al mismo tiempo. Dirigí mi mirada a su rostro y contemplé unos lindos hoyuelos y unas facciones poco marcadas pero atractivas, unos ojos marrón profundo y una cabellera rojiza que hacía que luciera aún más lindo.

Este hombre era belleza en su total significado.

—¿Quién es Ant? —. Preguntó mamá.

—Creo que es Aarón —. Respondió.

Anthony volvió y miró al chico y le preguntó. —¿Tu eres Aarón?

A lo que el chico solo alzó sus hombros y asintió en forma de respuesta, ¿Era mudo o qué?

—¿Si es Aarón? —. Preguntó mamá gritando desde la cocina.

—Si —. Afirmó Anthony lo suficientemente fuerte para que mamá pudiera escucharlo.

Aarón se sentó a mi lado y sonrió dejándome ver sus bonitos hoyuelos y sus bonitos dientes.

—Creo que debemos conocernos, bolita de estambre —. Reí por lo bajo y sentí que mis mejillas tomaron color.

Al parecer ya tenía un nuevo apodo por parte de Aarón, y sonaba perfecto cuando él lo decía.

Antes un recordatorio, recuerden que en la dedicatoria de Lana no hay ningún nombre, ninguna descripción de algún sujeto en particular. 

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El Infierno Tiene Tu Nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora