11.

22 4 0
                                    

Entré con algo de nerviosismo a aquel lugar, no sabía qué era lo que me esperaba allí dentro, pero mi curiosidad me quemaba por dentro.

Me dispuse a entrar a aquella casa neutra, que traía consigo diversos lujos, pero que aún preservaba su toque sencillo y cálido.

—Literalmente pensé que vivías en el infierno —. Dije risueña, nunca se me pasó por la cabeza que este hombre tuviese tan buen gusto, me refiero, puede que se vista muy bien, sea encantador, un hombre petulante e impotente,  pero nada más que eso.

—Quizá vayamos un día de estos —. Dijo siguiéndome el juego, giré mi cabeza en donde se encontraba, y me di cuenta que estaba en la cocina.

Me acerque lentamente y noté que estaba sacando algo de su refrigerador, ¿qué era esa caja que estaba ahora en sus manos?

Percibí que tenía escrito mi nombre, ¿un regalo era lo que veía?

— ¿Qué es eso que tienes allí? —. Siempre tan directa Lana.

—Sorpresa, Mon Amour —. Me entregó aquella caja de color marrón, acepte un poco temerosa, las sorpresas no siempre podían ser algo bueno, aunque eso depende de quién vengan.

Me dispuse a abrir la caja que contenía mi nombre en una preciosa caligrafía cursiva. No sé por qué decidió guardar la caja en un refrigerador, ni tampoco le encuentro significado a las llaves que me regaló.

—Antes de que me interrumpas y respondas, quiero saber dos cosas —. Objeté —Número uno, ¿por qué una caja tan grande para un conjunto de llaves? Y número dos, ¿por qué habrías de guardarlas en un refrigerador? —. Aiden sonrió como siempre lo hacía, arrogante y prepotente, pero siempre preparado para responder mis preguntas.

—Verás pequeño cordero, cuando haces algo debes hacerlo en grande, y mi ingenio no quería que descifrarás tan fácil que tenía una sorpresa para ti —. Reí y dejé que continuara —. Ahora, respondiendo a la pregunta de ¿por qué te regalé unas llaves?, debes saber que no te he regalado un auto, no malgastaría mi dinero comprándote algo tan caro.

Mi sonrisa desapareció tan pronto mencionó aquello, no tenía que ser tan duro.

— ¿Entonces para qué las llaves? —. Pregunté.

Aiden me tomo de la mano y me dirigió de nuevo a la entrada de su casa, ¿acaso me quería echar? —Bienvenida al juego, Astori. Todas esas llaves que tienes en tus manos, son la entrada a alguno de los cuartos de esta casa, hay aproximadamente seis, sin contar los dos baños que tengo. Tienes  solo dos oportunidades de abrir un cuarto, en cada uno de ellos te espera una sorpresa —. Se fue acercando lentamente a mi oído, y sin mirarlo a los ojos pude escucharlo susurrar —Escoge bien corderito, quiero ver que hay más allá de ese vestido.

Tragué fuerte y me apresuré a preguntar lo siguiente, —Dime por favor que no tienes un cuarto rojo como el de Christian Grey, porque si es así, no quiero tu sorpresa —. Aiden esbozó una sonrisa y negó con su cabeza.

—Por supuesto que no, para ser honesto, no me apetece ni me satisface el dolor ajeno —. Boté el aire que estaba conteniendo.

Menos mal.

Vamos a ver que nos trae esta aventura.

Por lo que pude notar, la casa constaba de dos plantas, no sabía cuántas habitaciones había en la planta baja, ni tampoco la cantidad que había en la planta alta.

Bueno, lo único que puedo hacer es descubrirlo.

Decidí comenzar por la planta alta, quería ver qué secretos escondía Aiden en su habitación.

El Infierno Tiene Tu Nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora