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Aarón lograba posarse por los lugares más profundos de mi mente, me pregunto si él pensará en mí, con la misma intensidad que yo pienso en él.

Me sentía mal, sentía que Aarón era mi escape de una perdición, lo malo de ello, yo misma quería hundirme en mi propia perdición.

Formalizar algo con Aarón podría ser posible, aunque tener a Aiden bajo mis pies, no suena tan mal ahora que lo pienso. Podría decirse que me veo a mi misma como una emperatriz, que desea tener el dominio total, ya sea de algo o alguien. Somos seres humanos, no podemos ser perfectos.

Se supone que hoy me encontraría con Aarón, pero en la noche quedé con Aiden. Dos personas en un día, mejor no calcular las probabilidades de un desastre instantáneo.

Eran aproximadamente las tres, no lo sé realmente, no traigo un reloj a la mano, tampoco deseo mirar el teléfono y exagerar por la puntualidad, tenía claro que Aarón estaría aquí a las tres con quince minutos.

No hubo mucho que esperar realmente, cinco minutos después, y un hombre apuesto apareció frente a mis ojos.

Aarón podría ir a un evento fúnebre, y de todas formas, verse espléndido, espectacular, magnífico, digno para ser modelo de Calvin Klein. Exageró, pero es bellísimo este hombre.

Me brindó una sonrisa y tomó mi mano para dirigirnos a su auto.

-Te ves preciosa, bolita de estambre -. ¡Mis hormonas! Ese apodo podría ser muy vergonzoso, pero él hacía que sonara sencillo y dulce.

Giré para ver su rostro y noté que se había sonrojado. -Estás guapísimo, Aarón -. Logré notar que apartó su vista rápidamente y un leve color carmesí se podía distinguir fácilmente adornando sus mejillas.

He logrado intimidarlo.

- ¿Qué deseas hacer? -. Preguntó.

-Comerte a besos.

- ¿Qué?

¡Carajo! Pensé en voz alta.

-Comer besos, ¿Alguna vez los has probado? Son unos caramelos deliciosos que venden cerca de aquí, si quieres podemos ir para que los pruebes -. Dije con total tranquilidad.

Que buena mentirosa soy, aunque los caramelos llamados besos en realidad existen, así que solo un 2% fue mentira.

Fuimos de camino al lugar que le mencione anteriormente, en realidad no estaba tan lejos, podíamos ir caminando si quisiéramos, pero él optó por ir en auto, así que no me opuse.

Llegamos y vi como Aarón no despegaba su mirada de mi rostro, cada vez que volteaba, podía ver cómo me miraba, pero luego que él percibía que yo me había dado cuenta, y apartaba su mirada rápidamente, que sutil es.

Su cabellera rojiza, captaba la atención de todos en el lugar, las chicas le sonreían, otras le miraban con coquetería, y otras buscaban llamar su atención de forma absurda. Sentí un apretón leve en la palma de mi mano, +noté que había sido él, estaba nervioso, de alguna u otra forma no le gustaba llevarse la atención del lugar.

Para ser un chico, su comportamiento rompe los esquemas de género establecidos normalmente, eso me gustaba.

Él era como un poema de Shakespeare, romántico, trágico y dramático.

(.)

Después de pasar la tarde más romántica, digo romántica, porque Aarón se la pasó halagando cada cosa que veía en mi, complaciendo mis antojos y haciéndome reír toda la jornada, sin duda ese hombre es un bombón.

Ya eran las siete con cuarenta minutos, Aarón ya se había ido a su casa y yo estaba esperando a verme con Aiden, en veinte minutos se supone que estaría aquí, aunque lo único que espero de él es impuntualidad. Semejante ególatra solo debe preocuparse por su tiempo y no por el de los demás.

No entiendo porque estoy accediendo a él, a que me conozca o nos conozcamos, la distancia entre él y yo debería ser absolutamente clara, pero heme aquí, accediendo sin objeción que valga.

Oí el timbre sonar y revisé la hora en mi teléfono, vaya, vaya, que puntual.

-Pero mira que puntual eres -. Espeté.

-No podía esperar para verte -. ¿Esperar a verme? ¿O saborear mis labios? Sus intenciones estaban más claras que el agua.

-Claro, supondré que eso es una verdad absoluta -. Noté que quería interrumpirme, pero no lo dejaré. - Aiden, yo estoy rompiendo mis límites al estar contigo, temo decirte que me gusta alguien más y no eres tú -. Su rostro tomó una actitud graciosa, y pasó a reírse bastante fuerte.

- ¿Qué es tan gracioso? -. Pregunté molesta.

-Que eso en realidad no es de mi incumbencia, y en realidad no me interesa -. Concluyó.

-Entonces no sé qué estoy haciendo aquí -. Me hubiese ido, pero estaba en el marco de mi casa,  eso sonó vergonzoso.

-Pues, esta es tu casa, si quieres vamos a la mía -. Solté una pequeña risa y dejé que pasara.

-No entiendo porque cedo tan rápido contigo, es absurdo, yo debería estar con Aarón y no contigo -. Su rostro torno una expresión seria, y enarcó una ceja.

- ¿Aarón? -. Preguntó - ¿Kallager? -. Asentí.

- ¿Qué hay con él? -. ¿Acaso tenía algún problema con Aarón?

-Ese tipo es romántico solo para llevarte a la cama, yo te dejo mis intenciones son claras desde el principio, deberías agradecer eso -. Claro, le voy a creer inmediatamente.

-Lo que tú digas Aiden, ¿Quieres algo de beber? -. Intenté evitar el tema a toda costa, pero él estaba empeñado a hablar de lo mismo.

-Solo te haré una pregunta, cuando entraron a un lugar lleno de gente, y estaban chicas presentes... ¿Te tomaba de la mano y la apretaba sintiéndose intimidado? -. Me quedé en silencio y preferí no responder, ¿A qué se refería?

- ¿Agua o soda? -. Pregunté

-No trates de evitar lo que es verdad, Lana. -. Rodé los ojos y le serví una soda, ¿Era necesario hablar de ello?

- ¿Por qué estás aquí? -. Pregunté.

- ¿A qué te refieres?

-Aiden, tienes la posibilidad de andar con cualquier sublime ciervo que te plazca, puedes estar con una mujer más bonita que yo, no lo sé, ¿Por qué me escogiste a mi? -. No esperaba que su respuesta fuera porque eres especial o algún elogio similar, quería una verdad, una verdad que por más fuerte que fuese, respondiesen mis dudas.

Acarició mi mejilla con dulzura y con su pulgar rozó mis labios causando una sensación indescriptible. -Yo también quisiera una respuesta, pero no la hay Lana. Hay mujeres mucho mejores que tú, pero heme aquí, deleitándome con tu pleno existir.

-Eres un narcisista. -. Me acerqué a su rostro lentamente y comencé a rozar nuestros labios, provocando que él se sintiese desesperado por no poder besarme.

-El amor es narcisista, cariño. Tu buscas que yo te brinde afecto y nos denominemos con el adjetivo de novio y novia, pero sólo estás buscando alguien que te amé más de lo que tú te amas a ti misma, el amor es narcisista, porque pensamos en quién nos puede hacer feliz, pensamos siempre en nuestra felicidad, encima de lo que desea el otro. El amor es el acto más bello de autodestrucción, ¿Tú crees que eso no es narcisista? -. Estampó sus labios con los míos y deje que me llevara a un éxtasis embriagador

Entonces, pasaremos de ser una tragedia a una historia de cultura gótica, que dejará claro desde un principio que nunca estaríamos hechos el uno para el otro, porque nuestra misión era destruirnos el uno al otro.


El Infierno Tiene Tu Nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora