8.

41 6 0
                                    

Aarón, querido Aarón. Espero que tu baile sea tan bueno, como tus abdominales.

Estaba esperando que Aarón llegara, le deje muy claro que su puntualidad era muy importante y además el hecho de que lo que íbamos a hacer también era sumamente imprescindible. Llevaba diez minutos esperándolo y se me hacía una eternidad, por una parte siento que estoy siendo exagerada, pero por la otra esto es algo valioso para mí y él lo sabe.

Me dispuse a bailar de nuevo, pero lo hacía sola, sin sentido, con pasos suaves, tranquilos y aburridos, quizá esa sea mi esencia, lo frívolo, suave, lo pasivo, lo tranquilo. Buscar un compañero que quisiera seguir mi rutina era absurdo, buscar a alguien se me hacía un trabajo exhausto, encontrar quien decidiera seguirme el paso era un trabajo bastante complicado.

Me dispuse a continuar bailando, no sé cuantos minutos habían pasado, quizá diez o cinco, tomé mi teléfono y vi la hora, veinte minutos habían pasado y Aarón no había llegado.

La decepción no dudo en aparecer, tomé mis cosas y me marché.

Creer que Aarón haría una excepción fue un gran error.

-

Ya de nuevo en casa me dispuse a continuar mis pendientes, terminé algunos trabajos de la universidad, organicé el departamento y preparé mi comida para pasar una noche de soledad y tristeza profunda, vaya ¡Que interesante soy! (Por favor inserte un gran nivel de sarcasmo).

Subiendo a mi habitación me di cuenta de que había una bonita carta color rosa pastel asomándose en mis sábanas, la tomé en mis manos y vi como tenía una bonita caligrafía que subrayaba mi nombre, Lana Astori. Confundida ante la carta, la abrí para ver que contenía.

"No me des las gracias por ser un encanto,

Mejor dame tus orgasmos que yo dichoso los estaré provocando.

Posdata: Te espero a las diez en la entrada de tu departamento."

Con lujuria: Aiden.

Hecha un manojo de emociones, sonreí al ver su nota, este patán tiene elegancia, pero creo que me estoy volviendo loca por semejante atrocidad.

Eran las 9:50 pm. No tenía tiempo de cambiarme está pijama para usar algo más decente, supongo que seremos la pijama, el rímel y un labial, los que esperaremos a Aiden en la entrada.

Esperé que sonara el timbre ruidosamente, en vez de ello, me sorprendió tocando la puerta y mostrándome un ramo de girasoles y una sonrisa muy bella. Acepté las flores con cierta duda, me encantaban los girasoles, pero no entiendo como él lo sabía, era algo extraño, una coincidencia podría ser, dejare pasar el beneficio de la duda esta vez.

— ¿Cómo sabías que me encantan los girasoles? — Besó mi mejilla y entró con bastante confianza a mi hogar, vaya ¿Por qué estoy permitiendo que suceda esto?

Su seguridad apareció instantáneamente y evadió mi pregunta tranquilamente — Esperaba verte con algo más decente, pero tu pijama de osos concuerda con tu personalidad. Oh, ¿Tienes agua? — Me sonrojé rápidamente y me dirigí a la cocina.

No debo permitir actos como estos, acceder a él es como conocer el infierno, aunque debería preguntarme ¿Lucifer será apuesto?

Sentí unos brazos recorrer mi cintura de arriba abajo haciéndome soltar pequeños suspiros, creo que esto se me saldrá de las manos.

Sus labios se posaron en el lóbulo de mi oreja, comenzó a susurrarme mientras yo me concentraba en otras cosas. — No puedo creer que ese patán no quiso bailar contigo mi bolita de estambre, pero creo que es más que obvio con quien debes quedarte —. Mi rostro palideció un segundo.

— ¿Qué has dicho? ¿Cómo sabías que era lo que estaba haciendo? — Su sonrisa apareció rápidamente y un beso sonoro en mi mejilla fue el acto siguiente.

Creo que estoy cayendo en sus garras, estoy cediendo mis límites, mis cohibiciones, sólo para lograr adentrarme en el mundo de un ególatra siniestro, que tarde o temprano me abandonará y de mí no quedará nada. — ¡Querida Lana! ¿Ya te he dicho que eres muy predecible? Claramente sabía lo que estabas haciendo, preferí asegurar mis planes y deshacerme de Aarón, no creas que elegirme es algo complicado. Estaba seguro de que querías probarme, querías un compañero que pudiera seguirte el ritmo, y encender tu frívolo estilo —. Comencé a sudar y camine alrededor de la cocina, ahora es más claro porque Aarón me había dejado plantada.

— Oh, no te preocupes por Aarón querida, sólo le dije que alguien lo estaba buscando y que era sumamente importante que fuera —. Al menos eso me da un respiro de alivio, pero ¿Quién era esa persona para para que Aarón me haya abandonado?

Esto ya no estaba a mi alcancé, Aiden ya no era una opción sino una perdición, no podía hacer nada para escapar de él, dichosa que soy al cometer los mismos errores.

Miré fijamente a ese bonito azul cielo, acerque mis labios a los suyos y lo besé, podía lograr depender de él, pero no librarme en su totalidad, sabía que él me podía dañar, y yo le estaba dando el lujo sin protestar.

— Sabes lo que significa jugar con fuego Astori —. Dijo entre jadeos. — Pero después no te quejes cuándo lo único que quede de ti sean tus propias cenizas —. Asentí rápidamente y tragué saliva.

Sabía cuál era mi destino y estaba dispuesta a vivirlo, quizá él no me haga cenizas, lo más probable puede ser que él caiga y nos destruyamos mutuamente hasta que ya no quede nada.

Sus manos se colocaron debajo de mi blusa, podía sentir como mi cuerpo se volvía agua, como mis sentidos se iban descontrolando, como sus labios me iban devorando, quisiera decir que tengo el control, pero estaría mintiendo, y claramente no soy muy buena haciéndolo.

Lo lamento de todo corazón querido Aarón, espero puedas perdonarme porque sé que tú en algún momento me ofreciste divinidades, pero yo quise hundirme en la miseria, porque era allí donde pertenecía.

Espero algún día pueda perdonarme a mí misma, soy de las primeras que cree tener el control, cuando soy totalmente dominable y todos pueden controlarme. Lana Astori, el amor es destrucción y muy bien lo sabes, no eres la única que puede ser destruida, demuéstrale que tú tienes el fósforo y puedes hacer de él un incendio infernal.


El Infierno Tiene Tu Nombre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora