Children of the Spider and the Tiger [#5]

La furia de Nat

Morgan Stark, en la sala de la cabaña de sus padres, jadeó fuertemente y dejó caer la taza que sostenía entre sus manos al ver a la periodista en la televisión anunciar emocionadamente que había un nuevo Spider-Man en Nueva York.

—¡Papás!—Chilló.—¡papá Steve, Papá Tony, vengan rápido!

Los dos hombres fueron hacia la sala y vieron a su hija preocupados.

—Morgan, ¿qué pasa?—Preguntó Steve.—¿por qué gritas tanto?

—¡Miren!—Exclamó apuntando a la televisión. Ambos hombres jadearon fuertemente de sorpresa y Steve tuvo que atrapar a Tony cuando éste casi se desmaya.

Reacciones similares ocurrieron en la casa de los Osborn-Keener, cuando Harry, Harley y Vincent observaron las noticias. También en la mansión Xavier, la casa Barnes-Wilson, y el hogar de los Odinson-Danvers. En conclusión, todo aquel que había sido un Avenger o qué había tenido relación con los Avengers ahora sabía que Spider-Man había vuelto.

En la torre Osborn, Norman bebió de su vaso de ron observado la enorme televisión en la que hablaban del regreso de Spider-Man.

—Norman.—Ophelia miró a su esposo.—¿qué deberíamos hacer sobre esto? Éste Spider-Man de seguro es muy inexperto. Un niño estúpido que no sabe lo que está haciendo. De seguro no será problema para nosotros.

—Lo mismo pensé yo del primer Spider-Man, y aún así él logró causarme problemas durante más de veinte años.—Norman apretó el vaso tan fuertemente que Ophelia temió que se rompiera en su mano.—Ophelia—miró a la mujer de verde.—: ordénale a Sable que lo mantengan vigilado. Y si resulta ser un problema para nosotros, que pongan un precio por su cabeza.

Ophelia sonrió ampliamente.

—Como digas, amado mío. Creo que ya sé a cuáles de nuestros soldados podríamos enviar por él...

•••

AJ había sacado a pasear a Mentita aprovechando que Natasha lo había mandado a comprar unas cosas. Cuando salieron del supermercado—Mentita había esperado pacientemente por AJ afuera.—estaba nublando y parecía que iba a llover.

Puso la bolsa de compras en la canasta de su bicicleta y se subió a ésta, pedaleó no muy rápidamente mientras que Mentita lo seguía.

Justo cuando llegaban al edificio en el que vivían Mentita paró de repente y AJ presionó los frenos de su bicicleta y volteó a ver a la gata, ésta miraba en todas las direcciones con sus ojos verdes, asustada y con las orejas bien arriba. Jamás había visto a Mentita así.

—¿Qué pasa, chica?—preguntó a pesar de saber que Mentita no le entendía. En respuesta, la gata empezó a maullar fuertemente en todas las direcciones, como si estuviera buscando a alguien.—¿Mentita?

La minina dejó de maullar y de mirar en todas las direcciones y corrió hacia el otro lado de la calle. AJ jadeó. Mentita nunca se escapaba, ni se distraía cuando la sacaban de paseo.

—¡Mentita!—Chilló mientras que pedaleaba para alcanzar a la flerken. Tras cruzar la calle y llegar a la acera Mentita paró en frente de una persona utilizando una sudadera con la capucha cubriéndole el rostro. Mentita empezó a maullar fuertemente en dirección a esa persona hasta que la persona miró a la gata y se agachó, acariciando la barbilla de la gatita. AJ se bajó de su bicicleta y corrió hacia Mentita, y la tomó en sus manos, mirando apenado a la persona.—disculpe, es mi gata... lamento si la molestó...

Mentita volvió a maullar fuertemente mientras que esa persona se levantaba y miró a AJ. El chico se estremeció al ver unos ojos cafés que se le volvieron muy familiares, aquella persona tenía un largo cabello castaño y rizado y una máscara de boca le cubría el rostro. Su mirada pasaba de AJ a Mentita.