Capítulo 29 (Muestra)

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Capítulo 29

Aurora Flecher

Había pasado tanto tiempo de no haber comido algodón de azúcar que había olvidado lo bien que sabe, lo rico en su sabor. La mañana en compañía de Evans era simplemente agradable pero las palabras salidas de la boca de Alexander seguían ahí repitiéndose en mi mente.

—¿Quieres subir al tobogán? —preguntó Evans con la boca llena de malvaviscos. Al ver que no le respondía volvió a dirigirse a mi — He visto que has estado un poco seria desde que nos encontramos ¿sucede algo? — pregunto

—¿Por qué las personas mienten? — Pregunte mirando el paisaje —

­ Evans sonrió y luego respondió — No lo sé Aurora, yo también quisiera saberlo

—¿Entonces mientes y no sabes porque lo haces? – Lo mire

Una enorme sombra oscureció su rostro — ¿Qué? – Frunció el ceño — ¿A qué te refieres?

—No te preocupes, no tienes que fingir nada — Dije — Usted ha finalizado su misión exitosamente — Solté una sonrisa amarga

Evans parecía no saber que decir

—¿Por qué lo hiciste? — Necesitaba saberlo, necesitaba entender — ¿Cuáles eran las razones?

—Dinero Aurora

¿Dinero?

—¿Destruiste mis sentimientos, acabaste con la confianza que te tenía por algo tan simple y común como lo es el dinero? — La rabia me carcomía el alma

—Lo hice — Susurro — No me siento orgulloso de lo que he hecho, pero... — Prefirió callar

Lo mire.

—Intenté renunciar, decirte la verdad, explicarte las cosas, pero nada salió como pensé — Explico

—Muchas de las cosas no suelen salir como las planeamos — Exprese

—Después de lo de anoche, después de escucharte, compartir contigo, escuchar tus pensamientos y emociones fue lo más bello que pude presenciar. No miento, sos lo más lindo que me he podido encontrar. Lamento hacerte daño de la forma en la que lo hice, sé que esto es imperdonable, pero créeme iba a renunciar, pero él no me dejo, Alexander me lo impidió — Lagrimas se derramaban por sus mejillas

Y ahí estaba, el nombre de la serpiente que había provocado todo este caos y dolor, Alexander Walton.

—Mi familia necesitaba ayuda económica, yo no tenía de donde sacar el dinero, me habían despedido del trabajo, me había cansado de buscar trabajo y mis dibujos se vendían, pero no era suficiente lo que conseguía. Mi madre ya no podía trabajar se encontraba enferma — Explico con un visible dolor filtrándose en su voz — No mentí por mentir, no hice daño por hacer daño, pero necesitaba el dinero que me ofrecían.

¿Cómo podía saber si estaba siendo sincero o era una de sus asquerosas mentiras?

¿Cómo saber si todo lo que hemos hablado y me ha contado con respecto a él, es cierto? ¿Cómo lo hago?

—¿Por qué no seguiste con lo que Alexander te encargo? — Volví a preguntar

—La culpa me estaba matando, no podía seguir viendo tu rostro mientras te mentía de la forma más cobarde posible — Se limpio las lágrimas — He llegado a sentir sentimientos por ti, me lo advirtieron, pero pensé que sería sencillo y no, no lo fue.

Mire el césped como quien busca respuestas a preguntas que se van acumulando una tras otra.

Estar con Evans era como ser yo misma, sin capas, sin intentar ser otra persona o cambiar mi modo de hablar o de comportarme; solo podía ser yo. Algo que no podía ser en compañía de Alexander. Con él yo debía ser la esposa o chica modelo, ocultarme de los paparazzi, vestir ropa de grandes y lujosas marcas. Pero con este chico, Evans, no era así, él era más sano para mí. Podía verlo y sentirlo.

Pero tal parece que todo eso fue una mentira, fue un maldito engaño.

—¿Y si vienes conmigo? — Pregunto — Podemos hacer una nueva vida lejos de todo esto, tú me quieres y yo también — Lo interrumpí

—Querer y amar no es lo mismo — Aclare — Necesito a alguien que me ame, no que me quiera — Susurre — Lo que sucedió anoche no fue un acto de amor, fueron las consecuencias del descontrol que hay en mi matrimonio — No creo que se le pueda llamar así a lo que Alexander y yo tenemos — Consecuencias del dolor y las mentiras que me rodean. No confundas lo que sucedió con amor, porque no lo es — Concluí y me fui caminando hacia la salida del lugar mientras ignoraba los gritos de Evans.

—¡Aurora no te vayas! ¡Por favor no lo hagas! — Escuche a lo lejos

Siempre he sabido que los pensamientos son uno de los mayores enemigos del ser humano y en mi caso no es la excepción.

Tras ver los rayos de sol a plena 11:00 a.m., el rostro de Sanya y todo lo que me dijo llegó a mi mente: «Alexander está enamorado de ti, aunque te trate como mierda. Él es así, frío, pedante, arrogante. Un maldito troglodita»

¿Cómo puede ser cierto lo que me dijo? Se supone que quien de ti está enamorado no te trata como lo hace Alexander. El amor es extraño y por más que intente entenderlo, no voy a hacerlo, no lo llegare a entender. El amor es parecido a las matemáticas: sumas, restas, multiplicaciones, divisiones, se cruza con todo el mundo, pero no con todo el mundo concuerda.

Tomo el primer taxi que encuentro y este me lleva directamente a la empresa Walton.

El gran edificio de Walton Holding Enterprise se presentó frente a mis ojos. Bajé del auto, pagué por el servicio y luego entré al edificio. Pasé por recepción y luego subí al elevador, que me llevó directamente a la oficina del señor miento todos los días. Con mis nudillos, toqué dos veces la puerta, hasta escuchar una ronca voz decir «Adelante». No esperé y entré.

Y ahí estaba él, detrás de su escritorio, bien vestido, bien arreglado, guapo, hermoso como siempre.

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¡Muchas gracias por leer !

Me Casaré Con El Magnate  [1] (YA A LA VENTA EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora