Tradicional || Sesshinu ||

VI

— Pequeño desgraciado.

— Como sea, igual tengo que apelar una estúpida ley, estúpida sociedad, ¡Estúpidos todos! — dió una maldición pateando al aire.

— Cálmate cachorro, solo es una.

— ¡Solo es una pesadilla! Yo no soy delicado, debí aprender algo de mamá en todo este tiempo ¡Pero realmente no es algo que me nazca!

— Pero ya tenemos un acuerdo, solo una Inu. Sabes que es por tu bien, nadie quiere que mueras.

— No es como que ahora no puedas darme de tu energía, me alimento de la de mi padre por eso estoy más que saludable, pero ya va siendo hora según ellos que me case ¡Es mucha presión, no quiero casarme! - cogió su cabeza con desesperación.

— Es parte de la ceremonia... el matrimonio. Si fuera cosa de solo darte de mi energía sabes que lo hago gustoso, pero ya ves lo que pasó hace tiempo cuando tu padre malentendió aquello.

— Padre es así, realmente estaba molesto cuando sintió mi energía Taisho mezclada con la tuya. Dijo que no era compatible el aura.

— Para mi era un bonito color.

— Yo lo sentí todo igual, no entiendo a que se refieren tú y mi padre.

— Lo entenderás más adelante.

— Uffh —dió un suspiro después de resoplar, vió a su madre a la distancia— bueno Kouga tengo que practicar —señaló disimuladamente a su madre— mamá va a regañarme si no lo hago —dijo con una sonrisa mientras corría hacia ella, dejando atrás al Alfa.

— Querido hijo mío —elevó sus brazos separados en espera de su hijo. Inuyasha le dió un abrazo al llegar a ella.

— Mamá, haré la prueba. Me esforzaré por hacerlo bien.

Aquello dicho por el menor sorprendió a la mujer.

— ¿Y ese cambio, mi cielo?

— Hablé con Kouga y acordamos algo, Mamá. — la mujer sospechaba el tema de aquella conversación que menciona su hijo tuvo con el joven Alfa.

— ¿Qué planeas InuYasha?

— Nada mamá, al menos nada malo. No causará molestias — besó su frente y emprendieron camino a hogar. Al llegar el menor se dirigió rápidamente a la cocina dejando a su madre aún más sorprendida, realmente no se esperaba aquello, esperó pacientemente a su hijo.

— InuYasha — llamó al verle.

— Mamá, dime.

— ¿Por qué el entusiasmo?

— bueno — dijo el menor dando un suspiro, su madre podría ser realmente una piedra en el zapato cuando se lo proponía — Kouga y Yo hicimos un trato. Me casaré con él, dijo que me elegirá, y yo solo tengo que pelar una.

La mujer miró atentamente a su hijo, esperaba encontrar un pequeño destello de amor o gusto, pero solo podía observar el alivio de su hijo.

— Mi niño, no está bien que hagan eso, consúltalo con tu padre por favor, InuYasha. No me mires así hijo, tú no sientes mariposas cuando ves a Kouga, no serás feliz mi amor, por favor, solo consúltalo con tu padre ¿Si? — el menor negó levemente haciendo que su mamá de un suspiro — al menos déjame a mi decírselo, hijo.

El menor asintió no muy convencido, algo le daba muy mala espina y no quería enterarse de aquello que le hacía sospechar.

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