Tradicional || Sesshinu ||

VII

Después de observar por largo rato aquel recipiente con papas, se decidió por empezar su práctica.

— Vamos InuYasha, tú puedes.

Tomó aire a más no poder y luego soltó un suspiro, chasqueó la lengua mientras cogió el cuchillo en una mano y una papa en la otra, comenzó a pelar lentamente mientras sus manos temblaban por los nervios.

La prueba realmente era muy complicada y no bastaban solo unos cuantos días, semanas o meses para hacerlo correctamente, algunos llevaban aprendiendo desde muy temprana edad para hacerlo perfecto, tenían que pelar finamente sin detenerse y sin causar algún daño al tubérculo, sin duda algo muy difícil de hacer, la patata debía conservar su forma original sin ningún solo rasguño que alterara su forma natural.

— ¡Joder!

Tan bien que iba, ya estaba terminando y falló. No había por qué alarmarse, tenía alrededor de veinte papas más.

Así el menor de los Taisho se pasó la tarde pelando o al menos intentando pelar aquellos tubérculos.

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— Querido — dijo la mujer acercándose a su esposo.

— Izayoi.

La mujer sonrió levemente y se dispuso a hablar, su esposo no demostraba su amor abiertamente pero sabía muy bien el enorme amor que este le tiene.

— Quería hablar... sobre un asunto que tiene que ver con nuestro hijo.

— Dime que no son malas noticias.

— Mmm, creo que eso lo decidirás tú cariño.

El hombre dió un suspiro y asintió.

— Bien, dime.

— Va a casarse con Kouga, o eso dijo que acordaron — observó como su esposo cerraba los ojos con una pequeña muestra de fastidio en el rostro — veo que no es algo de tu agrado.

— Una vez ya le dije que su aura no combina con la de Kouga.

— ¿A qué te refieres cariño?

— Hace unos años InuYasha apareció en la casa con un aura diferente al que debería tener, recibió la energía de Kouga. No me mires así mujer, le regañé pero no porque yo haya malentendido la situación, se perfectamente que no violarían las normas por capricho, nuestro hijo estaba en peligro, su aura era de un color café rojizo opaco— la mujer se sorprendió  al escuchar aquello.

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— ¡Me rindo! — dijo cayendo pesadamente en su cama —¿Realmente mi vida va a ser decidida por una estúpida papa pelada?—  Inuyasha se movía con desesperación de lado a lado en su habitación, ser omega es muy complicado. Bueno, a decir verdad ya lo tenía resuelto por así decirlo, Kouga le dió una solución y la tomaría. Era mejor estar con un amigo que con un desconocido.

Al paso que iba seguramente podría pelar bien un solo tubérculo y en su situación actual, eso bastaba para poder casarse con el Lobo, debido al gran esfuerzo mental poco a poco fue quedándose dormido.

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— Entiendo querido.

— Sesshomaru va a venir.

— Ya debe ser un hombre, hace mucho que no lo veo — dijo pensativa  recordando con una sonrisa a aquel pequeño y valiente Alfa — Querido...

— Va a casarse con InuYasha.

— Va a negarse, él es muy necio, si no le dices no va antender.

— Sabes que no es algo que deba decirse.

— Pero...

— Iza, InuYasha va a casarse con Sesshomaru, sus auras son más que compatibles, es lo último dicho.

— Permiteme decírselo.

— Si lo hago yo... va a negarse, convencelo.

— Bien.