XIII

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— Byaku.

— Naraku... — el tono rojo en sus mejillas hizo juego con el carmesí de sus labios.

— Esto es ridículo ¿No crees? — observó atentamente la reacción del omega.

Byakuya ladeó la cabeza, estaba confundido.

— ¿Qué es ridículo?

— No respondas una pregunta con otra.

— Pero no sé a qué te refieres — hizo un puchero, causando así que el otro sonría levemente.

— Venir a este festival a encontrar pareja, siendo que lo somos.

— ¿Lo somos? — preguntó con los ojos y boca abiertos.

— No.

La respuesta hizo estallar en risas suaves al de labios rojos, cubrió su boca con la manga de su kimono y miró pícaro a su Alfa.

— Solo bromeo — Naraku le dió la espalda, esto hizo que Byakuya se acerque por detrás y se apoye en su espalda.

— Me estas negando.

— Claro que no lo hago — empezó a masajear suavemente uno de los brazos del de ojos carmesí.

— Es ridículo.

— Lo es, pero ya bésame.

Tal y como su omega ordenó, Naraku giró su cuerpo de maresa suave, cogió con un brazo la espalda baja del otro y con el otro acercó su cabeza para juntar sus labios.

Más allá otro omega que se encontraba siguiendo al Alfa observó la escena de principio a fin, con el corazón hecho pedazos y la vista nublada, se cubrió la boca evitando que salgan sollozos y corrió lejos. Al no ver claramente, chocó con alguien, se disculpó y siguió corriendo.

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— Hermana, tengo que irme — gritó kohaku al observar a lo lejos al omega de prendas violáceas.

— Espera... ¡Kohaku! — al llevar un traje tan ceñido al cuerpo, la omega no pudo seguirle el paso y lo perdió de vista — ¿A dónde irá este niño?

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— ¡Miroku! — fue corriendo a darle un abrazo — ¿Por qué lloras?

— ¿Eh? — observó al menor con los ojos nublados, rápidamente usó sus manos para aclarar su visión — Kohaku... nada, solo... un corazón roto, je... — la tranquilidad con la que lo dijo era muy típico de él, para el más joven no era algo de lo cual sorprenderse, Miroku podría estar destrozado o enojado, pero al hablar su rostro no perdería la gracia, aunque por lo vistoso de lo rojizo en sus ojos, y el cómo lo vió correr sin rumbo fijo hasta hace unos minutos, era más que claro que no era un Nada.

— Necesito un abrazo ¿Me lo das? — pidió el hermano de Sango al mayor.

— Claro, pequeño.

Kohaku no era tonto, y Miroku muy orgulloso, lo mejor que podía hacer el menor por que lloraba, es darle un brazo de apoyo pero fingiendo que era para él mismo. El omega mayor, muy consciente de ello, le recibió el abrazo muy agradecido.

— Ya estoy mejor, gracias. Por cierto, mi hermana te estuvo buscando — dijo al separarse.

— Sango aún no encuentra un Alfa.

— Es más que obvio — empezó a reír.

Su hermana, Sango, estaba enamorada del omega siento ella también una. Para Miroku y el mismo, era muy extraño pero le daban como excusa el hecho de que Miroku los protegía mucho y no tenía la apariencia de un omega común.

— Uhm — Asintió.

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— Oye hermanito ¿Ese no es Kohaku?

El mencionado dirigió una mirada mordaz a la dirección que le apuntaban, abrió mucho los ojos al verificar que lo era.

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Tradicional    || Sesshinu ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora