Tradicional || Sesshinu ||

XVI

— ¡Amo Sesshomaru! — el pequeño hombre viejo, se encontraba corriendo, estaba ya muy agotado, apenas y podía respirar —. Amo bonito. Espereme...

— Apresurate, Jacken.

— Es que... Amo. — se detuvo a tomar un poco de aire — No entiendo... ¿Para qué van usted e InuYasha al festival, si ya están comprometidos?

— Formalismos.

— Pero amo...

Sesshomaru aceleró su paso, su estoico porte era perfecto, se mantuvo con el rostro firme mientras caminaba elegantemente hacia el dichoso festival.

Tiempo después llegó al lugar.

Apreció con aparente indiferencia lo grande, espacioso e iluminado que era todo.

Vió con una ceja en alto un puesto con una gran letrero:

• [Se rematan Alfas, pague 1 y pruebe 2, se lleva el que más le convenza]•

Podría parecer un simple e indefenso juego que aparentemente solo hacía la velada divertida, pero Sesshomaru sabía que no era así. De hecho, estaban en un lugar donde lo omegas tienen el poder así parezca que no. Las leyes favorecían mucho a los Omegas, pero estos parecían no darse cuenta, y si lo hacían, ocultaban muy bien que lo sabían.

Todo era muy complicado, hasta cierto punto, sino fuera porque hay otra prueba hecha para Alfas, serían realmente esclavos absolutos de los Omegas.

Padre sabe lo que hace.

Y en efecto, su padre sabía lo que hacía, por eso es que ideó una red de leyes para proteger a los Omegas; dándoles así múltiples beneficios; pero no tantos como para sobreprotegerlos, pues él sabía perfectamente que tan retorcidos llegaban a ser estos si se les daba el poder absoluto.

No son tan indefensos como aparentan.

Los alfas estan para servir a los Omegas.

Según recuerda, años atrás, leyó en un enorme la compleja Gran historia  de Alfas y Omegas.

Sesshomaru no logra entender el porqué de las cosas, piensa para si.

Al principio de los tiempos todo era muy Pacífico, ni siquiera existía una diferencia de género, y mucho menos ellos mismos como tal.

Todo pasa por una razón.

Quizá, pero considera aún, que todo estaba mejor tal y como era en el inicio de todo. Porque después de algunos siglos todo se distorsionó.

Y llegó el momento del colapso.

Los Omegas eran asesinados y violados cruelmente por los Alfas, hasta que el más  poderoso y dominante de estos se enamoró perdidamente de un hermoso y delicado omega, luchó por ser el líder; consiguiendolo; y logrando ponerle mano dura a todos aquellos Alfas que se aprovechaban de su condición para hacer de las suyas, logrando así darle bienestar, seguridad y confianza a los Omegas, pero la romantica historia no acabaría ahí.

Fuera de lo previsto, esa no resultó ser una historia de amor, hasta podría compararse con una de terror.

Este omega quería demasiado a su Alfa, pero no podía perdonar a todos aquellos que en algún momento intentaron violarlo, sabiendo que era un secreto a voces el hecho de que de no ser por su Alfa, quizá sería muchas veces violado, para finalmente acabar muerto, muerto junto a todos los otros omegas. Fue tanto su afán por vengarse, que arriesgó su amor y manipuló a quién; después de su reflexión; era solo un estupido Alfa que sino fuera por el hecho de que se enamoró de él, le hubiera hecho lo mismo a cualquier omega.

— ¡Amo bonito!... — escuchó al anciano que  lo sacó de sus pensamientos. Afortunadamente terminó en una reflexión con respecto a esa parte de La Gran Historia de los Alfas y Omegas, sin duda alguna...

Los Omegas son peligrosos.

Ya reflexionará sobre La Gran Historia, en otro momento —... ¿Buscará a InuYasha?

Dió un asentimiento y empezó nuevamente su caminata.

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— ¡Mira, mi amor! ahí está Sesshomaru — señaló la mujer en dirección al Alfa. Inuyasha no se molestó en girar, sabía que su madre le iba a... — ¡Vamos! — sí,  era eso lo que haría la mujer. Ella tiró fuertemente del brazo de su hijo y lo llevó casi arrastrado hasta el Alfa.

— No sé ni para qué me lo señala, si igual me va a arrastrar — murmuró el menor a regañadientes mientras era arrastrado por su progenitora.

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