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Viernes 7 diciembre.


En un salón atestado de gente, donde los flash de las cámaras se disparaban constantemente por doquier y donde los gritos conversiones sostenidas por lo alto hacían eco, Min Yoongi revolvía el cabello de su hermano menor con suavidad–. Lo lograste, al parecer nadie tendrá que vivir bajo un puente –bromeó–.

– No cualquier puente. Tenia que ser en el rio Han –replico el menor de los azabaches escapando de los brazos de su hermano–

– Disculpen... N-niños... ¿Que puente? ¿Por que habría alguien de vivir en el rio? –pregunto el hombre junto a ellos. Traje negro, corbata a rayas y los lentes circulares enmarcando aquellos ojos oscuros que paseaban de un lado a otro– Nadie va a vivir bajo un puente... ¿Todo esta bien?

– No te preocupes, papá. Todo esta bien –aseguro el menor. Jungkook le sonrío al hombre ampliamente antes de girar el rostro y ver atrás– Tengo que ir a tomarme las ultimas fotos con el diploma... Siguen las familiares. ¿Vamos?

El mayor se quedo con la mirada fija sobre el hombre que con mejillas sonrojadas miraba al menor lleno de asombro y orgullo. Dongrim tartamudeaba cada vez que Jungkook lo llamaba de a aquella manera y parecía que nunca iba a acostumbrarse– ¿Y-yo? ¿Quieres que yo también este en la foto?

– ¿Si? –pregunto/afirmo el menor mirando a su hermano– A menos de que no quieras, por que no habría proble—

– ¡NO! Digo... ¡SI! si, si quiero. Y-yo si, claro, claro que si. Por favor y gracias –respondió el hombre con rapidez agarrando al menor por los hombros con suavidad y con ello logrando arrancarle una carcajada a ambos–

– Kookie, con calma, vas a hacer que le de un infarto –susurro Yoongi empujándolos a ambos por la espalda– ¿Quieres ir a cenar después con nosotros? –le pregunto al mayor mirándolo de reojo sobre su hombro– ¿DongRim?

– Sobre eso –el hombre rasco su nuca bajo la mirada atenta de los hermanos–. Creo que me tome un pequeño atrevimiento, espero no sea mucha molestia...

– ¿Ah?

– O sea... ¿No vienes?

– Es mas algo como que... Yo los llevo a un lugar –Dongrim tenia las mejillas sonrojadas y jugaba nerviosamente con sus dedos– y cenamos todos juntos.

– ¿Todos juntos? –Yoongi ladeo el rostro y vio los ojos del menor brillar con fuerza–

– Es como una sorpresa –sonrió incomodo bajo la mirada atenta de sus hijos–. Solo... ¿pueden venir conmigo?

Los hermanos se miraron entre ellos y asintieron sin mas. No hicieron preguntas para el alivio de su nervioso y ansioso padre, quien consideraba cada pequeño detalle como un avance a pasos agigantados con los hijos que había creído perder y por fin había conseguido tener de vuelta.

No había sido o seria un proceso fácil, al menos no para el mayor de los azabaches que aun se sentía inquieto con la presencia del hombre en su vida. No era que Dongrim no le agradara o no estuviera feliz de haberlo encontrado, o mas bien, que él los encontrara; era que no estaba acostumbrado a tener a esa figura paterna cerciorándose de que todo fuera bien, que estuviera sano y nada le faltara, había sido Yoongi quien ocupo ese rol a lo largo de los años, así que el hecho de que ahora, alguien, tan de repente le diera una palmada en la espalda y le dijera que todo iba a estar bien, lo sacaba de su zona de confort y lo empujaba a otra, a una que Yoongi aún no estaba seguro de como definir.

Sailing ~Sope~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora