Capítulo 15: Lo mejor de mi vida.

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Hao seguía inmerso en ese sueño que parecía eterno, mientras que Anna velaba al chico día y noche, acariciaba su cabello haciendo que el chico apoyara su cabeza en las piernas de la rubia, mientras ella se apoyaba en la pared, hablando suavemente para que Hao pudiese escuchar su dulce voz.

-Sabes Hao…una vez me preguntaste que es lo mejor de mi vida y yo me quede sin saber que responderte, hoy creo saber bien la respuesta.

La rubia guardo silencio por un momento mientras acariciaba suavemente el rostro de Hao y con su otra mano secaba las lágrimas que corrían por sus mejillas.

-Después de todo lo que hemos pasado a lo largo de este tiempo, el haberte conocido, el enamorarme de ti como lo hice, el estar esperando a tus hijos… nuestros hijos, todo eso es parte de este hermoso sueño del que quiero que formes parte…

La voz de Anna comenzó a quebrarse sin que pudiera impedirlo, ella sabía que él probablemente ya ni la estuviera escuchando.

-Quiero que sepas que a pesar de todo, yo nunca deje de amarte, que tú siempre serás el amor de mi vida, y que nunca te dejaré de lado…

Anna sentía una gran opresión en el pecho, tenía muchas cosas que decirle a Hao, pero  no se atrevía a hacerlo en su totalidad.

-Cada momento que pasamos juntos, cada pelea, cada sonrisa, cada vez que hacíamos el amor, fue sin duda parte de lo mejor de mi vida, no me cabe la menor de las dudas que haber estado contigo, fue lo mejor de todo… te amo Hao, y siempre lo haré.

La Itako comenzó a llorar desconsoladamente, por más que quería mostrarse fuerte, cada vez que volteaba a ver a Hao sabía que el final era lo más cercano, su cuerpo estaba inerte, y cada vez más frío, su respiración era cada vez más y más pausada.

Aún que Hao se veía en un estado de completa tranquilidad, su alma estaba angustiada, el escuchar hablar así a Anna lo llenaba de una inmensa amargura, pero ya no tenía las fuerzas para salir, o al menos así lo sentía él.

De pronto se vio a si mismo detrás de esas enormes puertas, con el Hao de hace 1500 años, en su forma adulta, el joven sonrió tranquilamente y se acercó hasta ese hombre que de alguna manera lo llenaba de tranquilidad.

-Y bien? Hasta cuando estaré sufriendo aquí? No es más fácil morir de una buena vez?

-Eso depende completamente de ti.

-De mí?

-Así es, tú mismo decides cuando es el momento de partir.

-Entonces quiero irme ya, no soporto ver esto…

Hao bajo su cabeza llorando con gran amargura en su mirada.

-Y si ya te quieres ir, entonces por qué no te vas?

-Eso es lo que yo mismo quisiera saber…

-Es sencillo joven, no te has ido por que aún no quieres hacerlo, así que tu cuerpo se esfuerza al máximo para tratar de recuperarse, pero tu alma está dudando.

Hao volteo a ver hacia su propio cuerpo, se veía a sí mismo en un estado miserable, sin nada que ver con lo que fue en sus años de gloria, mientras que Anna de tanto llorar comenzó a quedarse dormida recargada en la pared, tomando la mano de Hao, entonces al pelilargo se le ocurrió una idea y entro a los pensamientos de Anna, ese lugar en el que sí podían verse y sentirse, aún que fuera solo un sueño.

Anna estaba sentada debajo de un inmenso árbol refugiándose del sol del mediodía, mientras que Hao caminaba lentamente hasta donde ella estaba, portaba un kimono rojo con flores en las mangas y su pelo se veía más lacio y largo de lo normal.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora