Capítulo 1

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—¿Qué haces aquí? — una voz me hace sobresaltarme donde estoy.

—¿Ara?

—Claro, pero, ¿qué haces aquí? — repite tomándome de la muñeca.

—No lo sé, supongo que me aburrí de estar encerrada y decidí salir.

—Aún no — niega pero no entiendo a lo que se refiere.

—¿No que?

—No debes estar aquí afuera como si nada. Técnicamente no eres absolutamente nada, debes quedarte donde Luzbel te deje.

—¿No soy nada?

—Eres... un alma — explica y me quedo pensándolo un momento.

—¿Un alma?

—Así es, cariño, aunque te miremos, realmente no tienes una forma física, así que tienes que esperar hasta que solucionen eso.

—¿Cómo van a solucionarlo?

—Te van a dar un cuerpo, claramente.

—¿Un cuerpo? — cuestiono algo impresionada por la simpleza con la que lo dice. Algo muy común. "Buenas tardes, ¿puede darme un cuerpo? De uno setenta está bien".

—Así es, no vas a quedarte de esta forma para siempre.

—Espera, ¿cómo será? Digo, yo... no quiero ser diferente, no me gustaría tener un cuerpo diferente al de antes...

—Va a existir una clara diferencia si quieres quedarte aquí arriba.

—¿Pero que cuerpo será? Me refiero, ¿puedo pedir ser rubia de una vez?

—Investigaré como lo harán, ¿bien? Pero mientras quédate donde Luzbel te dejó.

—Está bien... — acepto subiendo el primer escalón a la habitación de Luz —, oye — le llamo antes de que se marche.

—Dime.

—¿Puedo pedirte un favor?

Ara me mira con los ojos ligeramente entrecerrados.

—Por supuesto.

—¿Sigues siendo mi potestad?

—Pues... ya estás aquí, pero técnicamente aún sigues siendo un poco humana, así que supongo que podría ser.

—Tengo un bebé — digo y frunce el ceño al instante —, no es mío, pero lo es al mismo tiempo. No es mi hijo biológico, pero le prometí a su madre hacerme cargo de él... y creo que no puedo hacerlo por el momento.

—¿Quieres que lo cuide por ti?

—Está con mi familia — explico —, pero ellos son humanos y... él no lo es del todo.

—¿Cómo es eso?

—Es un nefilim... pero las cosas con él son bastante complicadas, ahora más que nunca está en peligro y no siento que mi familia pueda hacer algo para protegerlo...

—Me encargaré de ello.

—Muchas gracias, espero poder hacerme cargo pronto.

—No te preocupes, estará bien.

Asiento y le sonrío antes de seguir subiendo.

No lo sé, pero creo que las cosas aquí arriba me parecen aburridas luego de haber sido humana.

No hay teléfono, televisión, Xbox, libros que ahora me parezcan interesantes... ¿cómo voy a divertirme aquí? Tal vez ya entienda porqué los demonios decidieron hacer su rebelión, con ese aburrimiento la mente crea cosas inimaginables.

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