—¿Crees que vayan? — pregunta mientras volvemos a casa.
—Sí. Por lo menos la mayoría, no creo que ninguno desaproveche la oportunidad de volver.
Ambos entramos en silencio, pues todo se ve apagado y ya es bastante tarde.
Subimos las escaleras sin decir nada y nos metemos a mi habitación.
Ninguno vuelve a decir nada, ambos comenzamos a quitarnos la ropa. Yo busco algo para ponerme y las cosas que antes me quedaban gigantes, ahora con trabajos me quedan un poco holgadas.
Me acuesto en la cama y espero a Luzbel.
A diferencia de mí, él ni siquiera hace el intento por buscar algo que ponerse, y se mete a la cama semidesnudo.
Me pega a su cuerpo y me abraza, igual a como lo hacíamos antes.
Mi falta de costumbre a hacer tantas cosas me mantiene bastante cansada. Por lo que no me siento capaz de estar mucho más tiempo despierta.
Un ligero ruido en la entrada nos hace voltear al instante a ambos.
La puerta se abre lentamente, y luego de unos segundos veo un par de ojos azules asomarse.
—Ven, pequeño — le llama Luzbel recargándose sobre su codo —, ¿quieres dormir con nosotros esta noche?
Angelus se apresura a entrar y cerrar de nuevo la puerta, llega rápidamente a la cama y gatea hasta llegar a donde estamos.
El pequeño se recuesta sobre mí y le siento abrazarme, sin embargo no se ha metido bajo las cobijas aún, y siento que en especial en esta noche hace algo de frío.
—Ven aquí — Luzbel toma a Angelus y lo acuesta entre ambos. Me doy la vuelta y le abrazo, dejando que su espalda esté contra mi pecho y ambos quedemos frente a frente con Luz.
—¿Qué se siente hacerte madre de un segundo a otro? — pregunta en voz baja mientras nos mira.
—Creo que es más aterrador que tener un hijo propio. Por lo menos siendo así tienes tiempo de asimilarlo.
Le acaricio el cabello a Angelus suavemente, veo como cierra los ojos y poco a poco su respiración se hace lenta.
—¿Y tú? — pregunto.
—Es divertido — contesta mirándonos con una sonrisa —, no es como lo imaginé realmente, pensé que tener un hijo sería horrible, y... Angelus me parece un buen niño, me agrada ser su padre.
(...)
—Lía, por favor — ruega con ojos suplicantes y no hago más que reírme de eso.
—Los veré afuera.
—No se me va a olvidar que me dejaste solo en esto.
—Mira, cabeza dura, si se me olvidaran todas las cosas en las que me has dejado sola...
—No sé como se hace esto.
—Aprende — termino la plática cerrando la puerta del baño y dejándolo dentro.
Salgo de mi habitación sin hacer otra cosa. Bajo tranquila por las escaleras y escucho todo con atención.
Oigo la voz de mi abuela y me pongo feliz al instante.
—Buenos días — saludo.
Mi abuela me mira y se queda un momento pasmada.
—¿Qué te ocurrió? ¿No medias menos la última vez que nos vimos?
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Edén
Paranormal|Quinta parte de la obra "Luzbel"| La victoria del Apocalipsis fue justa, la guerra se ganó, pero, ¿cuánto se perdió a cambio? Un nueva era inicia, el mundo vuelve a levantarse, recuperando su inicial equilibrio. El cielo castiga a los culpables. T...