Capítulo 20

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Sigo estática a pesar del tiempo que ha transcurrido.

No he despegado la vista de las notas viejas de Luzbel aún cuando ni siquiera les estoy poniendo atención.

Veo una sombra frente a mí y al instante oigo un ruido cerca.

—Te he estado buscando — dice recargando los brazos sobre la ventana —, desde antier para ser exactos.

—Lo siento — respondo y alzo la vista al fin.

—No vine por una disculpa.

—¿Entonces?

—Lógicamente venía a encontrarte.

—Me has encontrado, ¿ahora qué?

—Siento que sea difícil esto, pero no vas a lograr nada huyendo de todos y manteniéndote escondida. Créeme que también está siendo difícil para mí, pero no puedo buscar a mi hijo y a ti al mismo tiempo.

—¿Entonces por qué no sólo lo buscas a él?

—Porque si lo encuentro sé que no podría entender que su madre no está. Y yo tampoco.

—Sabes que estoy bien, no me voy a matar ni nada parecido.

—No. Sé que estás viva, sin embargo sé que no estás bien. Si estuvieras bien estarías conmigo, no aquí.

—Bueno, tal vez necesitaba mi espacio.

—¿Y por qué no decirlo desde un principio?

—Creo que me gusta hacer las cosas mal.

—No te gusta, pero normalmente lo haces de esa forma.

—Así es.

—Cariño, en verdad sé que quieres traer ahora mismo a Angelus, pero entre tus poderes no está traer las cosas sentada. Así que por favor, quítame un peso de encima y vuelve al palacio conmigo. No te pido que salgas a buscarlo, yo lo haré, pero quiero volver y verte ahí, no tener que salir y esperar encontrarte. Solo nos estás haciendo más difícil las cosas a ambos. Dime, ¿qué planeas conseguir aquí?

—Solo intento no volverme loca con la realidad que estoy viviendo.

—Tienes que enfrentarte a ella, no puedes ocultarte. La realidad sigue ahí, esperando. Es más, ni siquiera te espera, ella sigue avanzando mientras tú te ocultas. No puedes darle tanto poder, tienes que cambiar tu realidad, y no vas a cambiarla sentada, lo sabes.

—Tengo miedo de no poder lidiar con salir y no encontrarlo.

—Yo también temo no encontrarlo, pero si me quedo encerrado no tengo posibilidades de recuperarlo y sólo me enfrento a no encontrarlo. Lo que estás haciendo es que estás fortaleciendo tu miedo, es todo.

—No sé qué hacer.

—Es fácil. Sal y haz las cosas. Lía, si yo no hubiera salido a continuar con mi vida nunca te hubiera vuelto a encontrar. ¿Entiendes? Tú no decides cuando recuperar las cosas, pero si no sigues nunca llegarán. Angelus... él está bien, no tienes que preocuparte por eso, sólo debemos abocarnos a encontrarlo.

—¿Cómo puedes estar seguro de ello?

—Aunque no me guste admitirlo, Uriel tiene razón, es su hijo queramos o no, le dio la vida, y de una u otra forma la sangre llama. Él no va a hacerle daño a lo único real que tiene. Sabe que sus padres no lo quieren de verdad, y lo único de verdad que tiene en la vida es ese niño. Y si su paternidad no es suficiente para convencerte, entonces recuerda el significado de Angelus para sus planes. Uriel nunca acabaría con algo que represente una oportunidad a su favor. Así que puedes estar segura de que él está bien.

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