Capítulo 8: Gracias

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La mujer me tomo con sus manos, las cuales estaban suavecitas y calentitas a causa de los guantes que traía y me pego a la parte de su pecho, sin importar que yo estuviera toda empapada de agua, era un abrazo muy cálido, por un momento cerré mis o...

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La mujer me tomo con sus manos, las cuales estaban suavecitas y calentitas a causa de los guantes que traía y me pego a la parte de su pecho, sin importar que yo estuviera toda empapada de agua, era un abrazo muy cálido, por un momento cerré mis ojos y me imagine que Mami era la que me estaba abrazando, mi imaginación se fue cuando la mujer hablo.

—Me tenías preocupada pequeña, ¡No vuelvas a hacer eso otra vez por
favor!

Al escuchar su voz de cerca, me di cuenta que era la mujer que me llevo a su casa. Me volvió a dar un abrazo, mi corazón volvió a sentir una emoción muy grande y me pregunte, ¿Cómo era posible que una mujer que apenas acabo de conocer me buscara en medio de esta tormenta y me abrace sin importar mi aspecto? Mis amos me hubieran llevado al veterinario para que este me bañara y ya después me darían su cariño. ¿Y si no les importo a mis amos? Esta pregunta estuvo por unos segundos en mi mente ¡No! Ellos me aman así como yo los amo a ellos.

La mujer empezó a caminar, camino por unos minutos y llegamos a una tiendita de artesanías, no sé como le hizo para ver, al entra a la tiendita sentí como el frío empezaba a desaparecer. Era un lugar pequeño, tenía muchos estantes con figuras y muchas cosas.

—Sra. Green, ¿Qué hace aqui, si la lluvia esta horrible? —preguntó la cajera, al verla toda mojada.

—Mi perrita se escapo y no la dejaría sola y más con esta tormenta —respondió la Sra. Green.

Ahora sé como se llama la mujer que me salvo, no sé que me hubiera pasado si ella no me hubiera rescatado, debo darle las gracias de alguna manera, así que la empecé a lamer.

—Se ve que la quiere mucho —comentó la cajera, al ver el acto de amor.

—¡Si! Es una gran perrita, ha pasado por mucho y yo solo quiero que ya no sufra más, creo que todos merecemos tener amor y cariño —dijo la Sra. Green
—¿Me deja usar su celular? Es que al ver que mi pequeña se escapo, fui rápido a ponerme unas chamarras y me olvide de tomar mi celular —añadió.

—Claro —dijo la cajera, mientras empezaba a buscarlo en su bolso.

—Aquí esta —dijo la cajera, dándole el celular a la Sra. Green.

La Sra. Green paso a Lya al lado izquierdo, seco su mano derecha con su  chamarra y luego tomo el celular.
Empezó a marcar.

—Hija, necesito que vengas por mi, por favor —dijo la Sra. Green.

Esperando la respuesta de su hija 

—Estoy en la Tiendita de artesanías —dijo

Esperando la respuesta de su hija

—¿Qué porqué me salí? Me salí porque mi pequeña estaba en peligro —dijo.

Esperando la respuesta de su hija

—Yo acá te explicó, pero ven por mi —comentó.

Colgó la llamada, y le devolvió el celular a la cajera.

—Muchas gracias —comentó la Sra. Green.

—No hay de que —respondió la cajera, dijo tomando el celular.

—¿Ya viene su hija por usted? —preguntó la cajera

—¡Si! —exclamó la Sra. Green.

Siento que el nombre de Sra. Green es muy formal y largo, así que yo le dire Abuelita. Ahora sé que tiene una hija, ¿Cómo sera? Estoy muy segura que debe ser muy amable y cariñosa como mi abuelita, ya quiero conocerla.

Después de unos minutos se escucho el claxon de un auto afuera de la tienda.

Ya la voy a poder conocer, ¡Que emoción!

¿Sera buena o mala la hija de la Sra. Green?

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