Capítulo 4: "Oportunidades"

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¿Qué es eso? Observo que hay una alcantarilla abierta frente a mí, pero es demasiado tarde, no me pude detener

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¿Qué es eso? Observo que hay una alcantarilla abierta frente a mí, pero es demasiado tarde, no me pude detener. Caí en la alcantarilla, gracias a Dios la basura que hay en el fondo de la alcantarilla me ayudo. No me golpee mucho, pero si me duele el cuerpo, es un dolor leve. El olor es muy fuerte y nada agradable. Estoy a oscuras, la luna es mi única luz y compañía.

El cuerpo me ha empezado a doler más y cada vez más. Siento que el tiempo pasa muy lento. Quiero salir de aquí, pero no sé cómo. Entre hambre, sed y dolor, no creo que se pueda pensar.
El dolor aumenta, cada vez me siento peor, ¡Ya no aguanto! Empecé a aullar, el dolor está acabando conmigo.

Pensé, ojalá mis aullidos puedan ayudar a encontrarme, pero no, nadie respondió.

El dolor se hacía más presente, y en un momento me quede dormida.

Los ruidos de los carros me han levantado. Siento la mitad del cuerpo dormida; de la columna a mis patitas.
Con las pocas fuerzas que me quedaban, ladre y ladre, volviendo a esperar respuestas. Cada vez mis ladridos iban perdiendo fuerza, y con ello mis esperanzas de salir.

Escuche murmullos, volteo para arriba y veo que hay personas rodeando la alcantarilla. Mis esperanzas estaban regresando. Las personas se veían preocupadas, trate de ver sí se encontraban Mami o Alan, pero no, no estaban ahí.

Se escuchaba una sirena, cada vez más cerca. Cuando este se escuchó muy cerca de mí, un hombre con un traje y casco, bajaba hacia mí, mediante una cuerda. Quería acercarme a él, pero mi cuerpo no me dejaba. Me sentía impotente, de no poder moverme. El hombre llego y me tomo con una mano, y empezó a subir la cuerda, con una mano en la cuerda y otra conmigo. Poco a poco podía ver la salida y la luz del sol.

Por fin salimos y lo primero que hice fue lamer al hombre, como muestra de agradecimiento y este me acaricio.
Que bien se siente respirar aire limpio, el hombre, me llevo con un doctor. Lo sé, porque mi mami me llevaba de vez en cuando a un consultorio y a la persona que me atendía, le decían doctor.    
El doctor era gordito y portaba una bata, me cargo y me empezó a examinar, y cuando llego a la parte de la columna solté un ladrido.

—Tranquila perrita— dijo el hombre tocando mi columna con más delicadeza.

—Creo que ya halle el problema, tienes la columna muy inflamada, a causa de la caída. Eres una perrita muy fuerte, al parecer no hay fractura, solo es inflamación —comentó, mientras me ponía en una camilla y anotada algo en unas hojas.

Dejo de escribir y tomo su celular.

—Buen día, tengo a una perrita en la calle Olmo, se cayó a una alcantarilla, al parecer no hay fractura, solo inflamación —dijo el hombre.

—Está bien— dijo el Doctor, guardando su celular en la bolsa de su bata.

Tanta gente me ponía confundida. Unas personas se acercaron a mí y me dieron agua y comida. Comenzaba a agarrar fuerzas.

—¿A dónde se la llevaran? —preguntó una mujer, ya grande de edad, su voz era muy suave y dulce.

—Ya he llamado a la perrera, ellos se harán cargo de ella —respondió el doctor.

—¿Sabes lo que pasa en las perreras?—dijo la mujer, subiendo el tono de voz.

—Si, pero... No hay otras opciones, yo no puedo hacerme cargo de ella —respondió el hombre.

—Yo me la llevare— dijo la mujer tomando a Lya.

Una mujer grande de edad, me agarro, sus manos se sienten muy suavecitas, ero ¿qué quiere de mí?

¿Quién es esa mujer?  
   

 
  
 

A través de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora