C.I.N.C.U.E.N.T.A. .Y. .T.R.E.S

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Aidan

– Déjennos solos—ordenó un hombre alto y canoso.

Todos los hombres que estaban a mi alrededor se fueron dejándome con aquel extraño.

– ¿No entiendes nada, verdad? ¿Me recuerdas al menos?—eso fue suficiente para que mi mente recordara todo lo que pasó ese día, era él. El que me había secuestrado y soltado, ese maldito que mató al ser que más amaba en el mundo.

– ¿Por qué la mataste?—dije conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir

– ¿Quieres que te explique todo?—Jaló una silla y se sentó.

– Sí

– Muy pronto te darás cuenta de la verdad o alguien te la dirá, pero ahora no, ni yo.

– ¿Qué?—¿Qué tendría que ver con un hombre tan sucio como él?.

–Tú siendo un adolescente suicida, absolutamente todo salió bien. Pero claro, tenía que llegar ella y malograr mis planes.

–¿Qué tengo yo que ver? ¡Ni sé por qué quieras vengarte!

– Tu novia y tú son lo que me quedan—gritó pero no mostré debilidad

– Entonces. ¿Por qué me soltaste aquella vez?, ¡¿Por qué me soltaste y mataste a Lucía?!

– Tú no valoras tu vida, fácilmente te podías suicidar si la dejaba libre, pero si te dejaba libre a ti lo suficiente para sufrir y la mataba, todo sería mucho mejor. Tú tienes que pagar por todo.

Si tan solo no hubiera conocido a Lucía. Tal vez ella seguiría viva y feliz con otra persona.

Todo esto es mi culpa. Me lamenté con lágrimas en los ojos.

Cortes Que UnenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora