C.I.N.C.U.E.N.T.A

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Aidan

–Eso no es cierto, ella está perdida y debemos encontrarla... ¡¿Qué esperamos?! Vamos a buscarla—le dije

Seguía sin creer que Lucía esté muerta, ella no podía estar muerta.

Estaba seguro que ella se encontraba en algún lugar, sola y asustada, o al menos eso quería creer.

–Aidan... Sé que no es fácil recibir una noticia así en estos momentos, pero ella está muerta, se ha ido.

– ¡No!, ella está viva Jim y seguro no está muy lejos.

– Pasa, te explicaré—entre casi corriendo, tenía la esperanza de que todo sea una broma de su parte y que Lucía estaba dentro partiéndose de risa por creerme algo así.

– Aidan...—habló Jim que se encontraba sentada en un sofá viendo la pared.—No me esperaba tu visita. ¿Qué te trae por acá?

– ¿Es cierto?

– ¿Qué cosa?

–Lucía... Dime que es una broma...—dije conteniendo las lágrimas que inconscientemente empezaban a caer.

– Creí que lo sabías...

– Lo siento...—dijo

Sentía que el mundo se venía abajo, Lucía ya no estaba conmigo. No volvería a verla, escuchar su risa, sentir su aroma, ni podría volver a abrazarla y decirle cuanto la amo.

Todo lo que alguna vez había imaginado se había esfumado.

Ahora los momentos que pasamos juntos se convertían en recuerdos dolorosos, aunque quisiera recordarlo por cómo era, una persona feliz y que siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás.

No quería saber cómo sucedió, solo quería volver a verla. Aunque eso era imposible.

Ella ya no existe.

Cortes Que UnenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora