T.R.E.I.N.T.A. .Y. .O.C.H.O

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Aidan

¿Enserio acepté? Lucía siempre consigue lo que quiere, solo espero que esta "amiga" no me haga preguntas tan personales.

Es un psicólogo, Aidan, obviamente te hará preguntas personales.

Cierto, pero no pienso responderlas.

Ella me acompañó hasta el consultorio del doctor y después... Simplemente me dejó con esa extraña.

-Hola—saludó

-...Hola—respondí

-Ven, siéntate—señaló una silla que estaba al frente suyo, me senté y observé cómo me miraba, estábamos en silencio, solo se escuchaba el ruido del ventilador—. Bien... Me presento, soy la doctora Josephine, pero puedes decirme Jo, con confianza

-Yo soy Aidan

-Dime Aidan—respondió—. ¿Por qué vienes?

-Yo no quise venir, Lucía me obligó.

-¿Te apuntó con una pistola y te dijo "ve o te mato"?—preguntó

-¿Qué?—creo que esta tipa es quien necesita ayuda—No

-Entonces viniste por tu cuenta.

-¿Ve?—puse lo ojos en blanco—Por eso odio los psicólogos...

-Veo que no te caigo bien

-No es nada personal, solo que no me gusta decirle mis problemas a una extraña

-Escúchame, no quiero que me veas como una doctora, quiero ser tu amiga.

Qué mierda le pasa al mundo que ahora todos quieren ser cercanos a mí.

-Recién te conozco, no puedo confiar en ti tan fácilmente.

-Lo que hablemos aquí, se quedará aquí, no le diré a nadie si es lo que te molesta—dijo

-Ok—respondí cortante

-Empecemos por... —se quedó callada

Que le pasa a esta, acaso tengo una araña en mi... MIERDA, mi brazo.

-¿Te cortas, no es cierto?

-Si

-¿Cuál es la necesidad?—pregunta

-No lo sé, no encuentro palabras para explicarlo

-¿Has sufrido mucho, verdad?

-Si

-Cuéntame todo, recuerda que no diré nada—lo repite tanto que parece que miente

-...Está bien... —Sabía que después me iba arrepentir de contarle algo a un extraño, pero bueno. Igual a la única persona que le diría es a Lucía.

Días después...

-Y... después volvimos—dije riendo

En el poco tiempo que llevo hablando con Jo, me ha escuchado, no solo hablar, también llorar, creo que los psicólogos no son tan malos después de todo.

Me recetó unas pastillas, al principio pensé que era algo que me iba a hacer depender de eso, pero no, ya me acostumbré a tomarlas. Además son solo para dormir.

Me siento mejor, hace días que no me corto.

-Veo que se la pasaron bien—decía Jo entre risas

-Sí, pero creo que ya me debo ir, Josephine

-Ok, recuerda que me puedes llamar a cualquier hora. —decía con una gran sonrisa en el rostro. —¡Hasta luego!

-Chao

Cortes Que UnenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora