Mark es un agente de Provie, una poderosa organización presente en el campo interestelar que busca lograr la paz y el orden en el universo conocido, él lleva cuatro años al servicio de la misma haciendo uso de su experiencia como un cazarrecompensas...
Era uno de los momentos más estresantes con los que Sarah había lidiado hasta el momento, no sabía si sería el más intenso de ellos, pero era lo más probable; estaba allí en un sitio desconocido del espacio exterior con un traje que le acaban de entregar. Ya tenía puesto su casco y la puerta de ingreso estaba abierta para que pudiese salir e intentar traerlo de regreso. Se puso a toda velocidad para intentar salvarle la vida a aquel que la había liberado hace no mucho tiempo. El cable que le sujetaría para no terminar a la deriva en el cosmos era un pequeño alivio que le daba la IA, eso si nada lo cortaba, pero era mejor no pensar en eso; tenía todo el derecho a estar asustada, aunque no deseaba estarlo.
—Ve de inmediato Sarah, los veinticinco minutos de Mark se están agotando, y la temperatura actual del traje no es la recomendable —le apresuró la inteligencia artificial, ante aquellas palabras Sarah rezando mentalmente tomó el impuso suficiente para salir.
Debía mantener el control, y no solo de sus emociones, era difícil para ella manejar la dirección haciendo uso de aquel aparatejo que tenía en su espalda. Aunque la temperatura que le informaba aquel traje se supone que era de 25° C sudaba frío. Cuando logró dirigirse hacia la nave E alcanzó a ver a Mark, por fortuna estaba entre ambas naves las cuales no habían dejado que se apartara lo suficiente como para ser imposible recuperarlo. Fue un pequeño alivio, pero seguía alerta, con su corazón latiendo a millón. Una vez logró acercarse lo suficiente como para poder tomarlo le abrazó y se las arregló para poder ajustarle una correa tan fuerte como le resultó posible.
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Una vez logró acercarse lo suficiente como para poder tomarlo le abrazó y e hizo lo posible para poder ajustarle una correa con fuerza.
—¡Lo tengo! ¡Por favor jala! — le gritó a Cemitono ya que sus nervios no habían disminuido.
—Entendido, sujeta con fuerza Sarah.
Mientras eran llevados de regreso a la nave ella se quedó contemplando el casco de Mark, tenía una abolladura de un tamaño considerable, y por lo oscuro que era ese visor no podía contemplar el rostro del cemaran para echar un vistazo de sus lesiones. Se encontraba preocupada, pero no había nada que pudiera hacer al respecto aparte de desearle lo mejor. Finalmente pudieron ingresar, ella lo dejó en el suelo y siguiendo las instrucciones de Cemitono pudo retirarle el casco para que pudiera respirar con normalidad. Se sorprendió al ver que no había sangre o herida visible, hasta parecía estar dormido, pero podía ser una lesión interna, por lo que no debían perder tiempo.
—Disminuiré la gravedad para que puedas llevarlo hasta la enfermería para una revisión.
—Entendido Cemitono.
Dicho eso le sostuvo y se aceleró a llevarlo hasta esa zona que ya conocía. Esos momentos le recordaban cuando iba a la piscina junto a sus padres, el poder cargar a alguien más grande sin dificultad le parecía entretenido, aunque en este caso no servía de nada para disminuir su estrés. De no ser por esa modificación en la gravedad artificial hubiese tardado demasiado o no habría podido, y eso sería lo más probable, ya que no es que el cuerpo de Sarah destacara por su robustez, era una mujer promedio. Le asustaba la idea de estar cargando un cadáver por lo que a propósito le tocaba el cuello de vez en cuando para asegurarse que tuviera pulso, le sería para mantener la calma y así poder continuar.