PRISIONERA DEL LORD [Drinny]

Capítulo VI: Epifanía

N/A: ¡Buenas tardes! ¿Cómo habéis pasado la cuarentena mis queridos lectores? Espero que tanto vosotros como vuestras familias estéis bien, y que podáis estar aquí leyéndome una vez más.
Este capítulo comienza con la perspectiva de Ginny, que si recordamos acababa de besar a Draco antes de que éste se marchase a Londres. Dicho esto, ¡espero que disfrutéis de la lectura! ;)

CAPÍTULO VI- EPIFANÍA

Como el director de orquesta al poner fin a la sinfonía, Draco cerró la puerta de un portazo, sellando la partitura. El silencio volvió a retar a la prisionera quien, con el corazón hinchado por el llanto contenido, tuvo la necesidad de encender la radio de su antiguo comedor. Su permanente lucha interna emergió a la superficie una vez más, pero esta vez no podía permitirse escucharla. Subió el volumen de la frecuencia para silenciar sus demonios, había tomado una decisión irrevocable: vengaría la muerte de Harry, y nada la haría flaquear ahora.

Cuando logró detener la hemorragia y las lágrimas cambiaron su cauce, la pelirroja comenzó a buscar a tientas en el suelo un trozo de guijarro suelto. Cuando lo encontró, su camisón blanco había adoptado un color sucio, estaba tan polvoriento como su cuerpo tras ser reducida en el campo de batalla. El polvo que respiraba le devolvió a aquella tarde gris, de principios de febrero. Tanto Kingsley como McGonagall habían decidido que lo más conveniente para la menor de los Weasley, dada su tragedia familiar, era dejarla al margen de las maniobras de guerra. La trinchera no estaba hecha para los soldados heridos, y Ginevra era quien más sangre había perdido. Hermione, Neville y Luna divergían en opiniones, pues la conocían lo suficiente para saber que retenerla no era una opción. Pese a todo, fue recluida y las visitas de sus amigos se hicieron cada vez más periódicas, dejando que se consumiese lentamente. Aquella tarde el cielo estaba encapotado, lo cual no representaba un cambio sustancial en aquella estación del año. Lo que marcó la diferencia fue la llegada de Hermione al piso franco. Hacía meses que Ginny no tenían contacto directo con el exterior, pues ante todo primaba mantener la localización de la pelirroja en completo secreto, y las visitas suponían un problema; la red Flu ya no era segura y nadie podía aparecerse en el interior del piso.

<<—¡Ginny, nos vamos! —le exhortó su amiga cuando dio con ella. La pelirroja entreabrió los labios, era difícil discernir entre si debía sentir alivio o alarma. Al percibir la confusión de la pelirroja, Hermione volvió a insistir—. Debemos irnos, ¡ya! Coge tu varita y la mochila de emergencia, saben dónde estás, Charlie... ha muerto.>>

Charlie había sido asesinado. Ginny no tuvo tiempo para digerirlo, ni siquiera para sentir tristeza pues, al abrir la puerta del piso para aparecerse, Draco y sus secuaces las esperaban. La pelirroja recordaba haber vuelto a sentirse viva en aquel instante, cuando su mirada se cruzó con la de Malfoy y -pese a no reconocerle entonces- tuvo la certeza de que sería capaz de reclamar venganza. Más miembros de la orden se aparecieron a su lado y ella blandió su varita, sintiéndose poderosa de nuevo.

Al emerger de los recuerdos un nudo se formó en su garganta. Tal vez haber abandonado la seguridad del piso franco era lo único que la mantenía con vida; un mes más, y no hubiese podido resistir el encierro impuesto. Las personas, como las flores, se marchitan o crecen con fuerza ante la soledad. Ginevra, acostumbrada a la compañía de su numerosa familia, se había marchitado.

Tras mover con esfuerzo la cama, cogió el guijarro y comenzó a trazar un mapa del castillo en las losas del suelo. Lo completaría a medida que la sacaran de su celda, logrando con tiempo idear un plan de fuga. Cuando terminó, volvió a colocar la cama en su sitio meticulosamente, cubriendo su obra. El resto del día lo pasó tumbada sobre el colchón, soñando despierta.