Capítulo XIII: Vértigo

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N/A: Es increíble lo rápido que pasa el tiempo. Siento el retraso del capítulo, pero este mes ha sido un verdadero infierno entre exámenes y entregas (seguro que muchas me entenderéis). Como no quiero aburriros contándoos mis penas, aquí os dejo el capítulo;)

Aviso: De aquí en adelante todos los capis van a ser intensitos. Ya me conocéis, me gusta el drama ^^

Pss. No os olvidéis de votar y comentar, lo aprecio en el alma. Nos leemos en un rato!


CAPÍTULO XIII- VÉRTIGO

Treinta días. Había pasado un mes desde que presenció la muerte de Harry. Aun así, el dolor seguía siendo reciente, se le agolpaba en los ojos en forma de lágrimas y en el pecho acelerando su respiración. Se negaba a vestir el negro y a soportar en soledad el luto porque, en el fondo, no se atrevía a afrontar la pérdida. La sola mención de un nombre bastaba para destruirla.

Un repiqueteo en la puerta la hizo incorporarse de la butaca. Estaba pálida, extremadamente pálida, como una marca de agua desvaída.

—Ginny, me he escapado para ver cómo estás —dijo Percy cuando estuvo en el interior del piso franco. Sus nervios eran palpables, más aún cuando vio el estado en el que se hallaba su hermana—. No tienes buena cara, Ginn. ¿Has comido algo hoy?

—¿Desde cuándo te interesas por mí? —Replicó ella sin demasiado entusiasmo. Estaba cansada, muy cansada, no quería ver a nadie—. No soy idiota, Percy. Sé lo que todos pensáis, lo que murmuráis cuando no estoy.

—¿De qué estás hablando? Estamos preocupados por ti —negó él sin comprender. Su hermana ni siquiera hizo el amago de abrazarlo o darle la bienvenida.

—Desearíais que hubiese muerto yo en su lugar, tal vez la guerra ya se habría acabado y...

—Para, no eres consciente de lo que estás diciendo —la detuvo su hermano cogiéndola con fuerza de la mano—. Nadie te culpabiliza de lo que pasó. Harry murió luchando, y por una buena razón, en mi opinión.

Harry. Ginny no pudo evitarlo, las lágrimas se escaparon de sus ojos formando dos regueros brillantes.

—Me siento idiota. —Percy se acercó enseguida a ella y la estrechó contra su pecho. La pelirroja sollozó con más fuerza sin posibilidad de evitar el chaparrón—. Soy una inútil. No pude hacer nada. No pude. N-no...

—Yo también me siento inútil, yendo y viniendo del ministerio sin escuchar nada. Mientras tanto, Audrey está encerrada todo el día... pero no pienses en eso, tendrás la oportunidad de cambiar las cosas, créeme.


Los recuerdos se esfumaron de golpe. Era demasiado temprano para seguir recordando y los porrazos en la puerta eran un murmullo creciente imposible de eludir.

—Ginny abre, maldita sea, soy yo.

La irritante voz de Daphne en el exterior se hizo más insistente hasta que, finalmente, la pelirroja se puso en pie y entreabrió la puerta con enfado.

—Vete a tomar por culo, Greengrass.

Las dos mujeres se retaron con miradas felinas. Por su rostro, Ginny dedujo que la rubia no estaba teniendo su mejor día, pero no se podía decir que le importara.

—Entiendo que estés enfadada, ¿sí? Pero yo también lo estoy. Esto no es un juego, no puedes cambiar las reglas cuando te de la maldita gana —inquirió muy seria, y Ginny se cruzó de brazos sin ceder terreno—. Vengo a traerte el desayuno.

PRISIONERA DEL LORD [Drinny]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora