Capítulo 14. Un favor grande.

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La coreógrafa dio varios aplausos en su mismo sitio, sin poder evitar dar pequeños saltitos en donde estaba. Paró la música haciendo que Zack y yo nos detengamos.

-¿Hice algo mal?-pregunté dudoso, ya que no recordaba haber olvidado algún paso de la complicada coreografía.

-No, lo has hecho perfecto. ¿No te has dado cuenta? No le has pisado el pie a Zack ni una sola vez, Temo. Eso es perfecto.- técnicamente gritó.

Y entendía su emoción, miré a Zack y le pregunté con la mirada si era cierto. El sólo asintió con la cabeza, hice mi extraño baile de cinco segundos a mi alrededor, cosa que hacía únicamente cuando estaba feliz. Zack me miraba con una sonrisa de oreja a oreja.

-Eso es todo por hoy, chicos. Los veré el lunes.- Alice, la coreógrafa recogió su bolsa de lana del suelo y se fue del estudio llevándose su disco con ella.

-Lo has hecho genial hoy, Temo.- dijo Zack.- deberíamos celebrar.

-Me gustaría, pero no puedo.- dije haciendo una mueca, la emoción desapareció de su rostro.- No es que no quiera, lo que pasa es que... mañana tengo una prueba de literatura y aún no termino el libro asignado, lo siento.

-No te preocupes, otro día será. Nos vemos después.- se acercó para depositar un beso en mi mejilla pero me alejé. Él me miró extraño.

-Necesito pedirte algo. Muy importante.- empecé, y al instante me puse totalmente nervioso.

-¿Pasa algo? ¿Por qué estás tan nervioso?.- me interrogó. ¿Era tan obvio?

Demonios, tenía que decirle todo de una buena vez antes de que muera de la ansiedad. Me había quedado pensando lo mismo la noche anterior, y la única respuesta a todo esto era Zack.

-Necesito que me ayudes con una "entrada al paraíso".- dije tratando de sonar lo más alivianada posible.

Zack sonrió, sus hoyuelos en ambas mejillas se hicieron presentes.

-¿Piensas irte de fiesta sin mi, Temo? Me siento ofendido.- bromeó.

-No planeo ir a ningún club.- le aclaré.- Es para algo más importante.

-¿Para cuándo la quieres?

-Mañana temprano.- respondí, haciendo que el frunciera el ceño.

-Es algo rápido, Temo. Encontrar a un contacto es muy difícil, sobre todo cuando no hay mucho tiempo. No estoy seguro si voy a poder ayudar...

-Por favor, es de vida o muerte.

-¿Puedo saber para qué es por lo menos? Quiero saber en qué me estás metiendo, y saber por lo que me voy a esforzar tanto.

-Mi verdadero padre tiene una empresa, ayer llamé y me hice pasar por un chico. Se llama Antonio Miller, la única forma de entrar a hablar con "mi padre" es por esa entrevista, no hay otra forma.

Zack dio un largo suspiro y después asintió con la cabeza.

-Está bien, mañana temprano estará lista. ¿Antonio Miller, verdad?

Sólo asentí con la cabeza.

-Una cosa más, ni una palabra de esto a nadie, ¿vale?

-De acuerdo.- respondió.

{...}

-¿Ensayo? Es sábado, bubbles. No pueden obligarte a ir los sábados a la escuela a ensayar ese estúpido baile.- se quejó Ari mientras llevaba su cuchara llena de cereal a su boca.

-La maestra quiere repasar la coreografía, dice que casi lo tenemos- mentí.- Además, son sólo un par de horas, nada más. Volveré y podemos salir, podemos ir al cine esta vez.

-Está bien, tu ganas. Pero te tendré solo para mí el resto del día, ¿verdad?.- jaló mi mano, haciendo que cayera encima de sus piernas.

Depositó un beso en mi cuello, para después subir a mis labios. Nos besamos hasta que ambos quedamos sin nada de aire en nuestros pulmones, y siendo sincero, tenía ganas de mas. Quería más de él, pero ahora no era el momento adecuado. No cuando estoy a punto de fingir ser otra persona, y probablemente me lleven a la carcel si algo llega a salir mal. 

-¿Seguro que no quieres quedarte?.- preguntó entre jadeos.

-Desearía no irme.- le aseguré.

-Te estraé esperando, aquí.- dijo con una sonrisa coqueta.

Me apresuré en tomar mi mochila, y bajé las escaleras del edificio corriendo. Apenas llegué al Mc Donalds de la calle, pedí una hamburguesa, y entré al baño del establecimiento. Cambié la ropa deportiva que tenía, por un traje entallado negro, una camisa blanca y para terminar unos zapatos negros. Arreglé mi cabello, para que se viera más decente.

Recogí mi pedido y comencé a comer mi hamburguesa mientras caminaba por la calle, evitando que el aderezo se derramara sobre mi ropa. Sorprendentemente, conseguí tomar un taxi en menos de cinco minutos. Le indiqué al conductor la dirección y el asintió.

Esperaba no arrepentirme de lo que iba a hacer luego.



Promesas de amor (Aristemo)Where stories live. Discover now